Lunes, 27-04-09
COSAS MÍAS
Deben de ser los perversos efectos del multiculturalismo, pero estos días costaba enterarse en los medios de comunicación europeos de la poligamia del nuevo presidente surafricano, Jacob Zuma. Muchos medios ni siquiera han mencionado las seis esposas. ¿Para qué? Una diferencia cultural como otra cualquiera, el folclore, la gastronomía, la lengua o la poligamia. Todo perfectamente natural y compatible con los valores democráticos y liberales.
El premio especial al idiotismo multicultural se lo ha llevado esta vez The Economist, muy respetuoso con la poligamia, apenas una línea meramente descriptiva y aséptica, y que titulaba su último número con «El próximo Gran Hombre de África». Si Zuma hace las cosas bien, afirma este referente de las élites europeas, podría constituir un modelo para todo el continente. O sea, el polígamo. Además de presunto violador, presunto corrupto, decenas de denuncias judiciales, y defensor del consejo de que el sida se evita con una ducha después del sexo.
Me pregunto si en esas Jornadas sobre los Derechos Sexuales y Reproductivos de los Jóvenes en África y América Latina que se van a celebrar el miércoles en el Congreso, bajo iniciativa de IU, tratarán el asunto del Gran Polígamo y su modelo sexual y reproductivo para los jóvenes africanos. O más bien, es mi apuesta, lo van a obviar, como ha hecho The Economist. Y es que el multiculturalismo hace extraños compañeros de cama, la izquierda española, en este caso, y un referente periodístico del centro-derecha europeo.