Lunes, 27-04-09
LAS autoridades sanitarias españolas mantenían ayer bajo control a casi una decena de personas ante la posibilidad de que estén infectadas por el virus de la gripe porcina. También Francia reconoce la eventual existencia de varios casos, mientras que en México sigue creciendo el número de víctimas ante la parálisis provocada por el temor a una potencial pandemia y en Estados Unidos se decretó anoche una «emergencia de salud pública». El Ministerio de Sanidad y las comunidades autónomas han reaccionado con rapidez para coordinar actuaciones y Aena ha puesto en marcha un protocolo de seguridad en los aeropuertos cuya activación se saldó ayer con algunos incidentes en el aeropuerto de Barajas. No sobra ninguna medida tendente a combatir con rigor cualquier mínimo riesgo de contagio de esta gripe, que ha sido calificada por la Organización Mundial de la Salud de «imprevisible» y «muy grave». En cualquier caso, también conviene evitar la alarma social que genera comportamientos de pánico muy difíciles de controlar, para lo cual es imprescindible que los ciudadanos sean conscientes de que las autoridades actúan con eficacia y dejan trabajar a los profesionales de la sanidad. Los sistemas sanitarios en un país desarrollado tienen capacidad suficiente para hacer frente a estas emergencias, lo que debe introducir un factor de tranquilidad en contraste con el caos de otras pandemias históricas.
El Ministerio de Sanidad está informando a tiempo sobre los casos surgidos en España, relativos a personas que han viajado recientemente por las zonas afectadas. Se trata así de evitar las consecuencias que la falta de información y los rumores más o menos fundados pueden provocar en circunstancias donde la realidad se confunde con la sospecha. También los medios de comunicación tienen el deber de colaborar con una información veraz y rigurosa. Las imágenes procedentes de México producen un lógico impacto: colegios, bares y estadios cerrados, miles de ciudadanos con mascarillas y una vida social casi paralizada. En el era global, es fácil que cualquier virus se extienda por otros países, lo que exige medidas preventivas e información suficiente para mantener la salud pública bajo control. De momento, carecen de justificación excesos alarmistas que normalmente no ayudan en nada a combatir la crisis. En estas circunstancias, lo lógico es confiar en los responsables sanitarios y vigilar con atención el desarrollo de los acontecimientos para minimizar los riesgos de que España se vea afectada. Es tiempo de rigor y cautela.

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