La sonrisa de la quiebra
La sonrisa de Hernández Moltó me recordó a la de Bernard Madoff en su primera fotografía en las calles de Nueva York tras el descubrimiento de su monumental estafa. Era la estampa de un hombre sonriente, tranquilo y hasta retador. Muy parecida a la de Moltó en su primera imagen tras el descalabro de su Caja. Sonriente, tranquilo y hasta retador.
Seguramente porque escuchó a Blanco decir que CCM es ahora la entidad financiera más segura de España. O más segura hoy que ayer, en palabras de Solbes. Con esa seguridad que dan 9.000 millones de todos los españoles. Además, asegura Solbes, no hay problema de solvencia, ni mucho menos un agujero, aunque los 9.000 millones puedan parecer una cantidad para rellenar un socavón más que un agujero. Y la culpa de la debacle, sentencia Barreda, no es de los gestores sino de rumores malintencionados. Y del PP, añade Blanco.
Establecida de esta forma la inocencia de Moltó y de los gestores de CCM, Zapatero va a aconsejar al G-20 las fórmulas para evitar la codicia y los abusos, las dos razones, dice, por las que los capitalistas sin escrúpulos han hundido el sistema financiero mundial. Y que nada tienen que ver con la gestión de los socialistas, aunque se hundan sus Cajas.
Y todo lo anterior es solamente la cara estética de este asunto. La conversión del hundimiento de una Caja en un asuntillo menor, en un mero trámite, que dice el ministro de Economía. En un motivo para la sonrisa de Moltó.
En cuanto a la ética, y hasta que sepamos, investigación mediante, de las andanzas bancarias del gestor socialista, queda un grave asunto en el que apenas se ha reparado en el estrépito del escándalo. La injerencia política desde el Gobierno en otra Caja, Caja Madrid, con un recurso de inconstitucionalidad, con el único objetivo de desviar la atención del escándalo CCM. Y que Moltó pueda sonreír.
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