La escena no sabe de crisis
Quizás porque el teatro vive desde hace décadas en una permanente y endémica crisis, la que vive actualmente el planeta no parece haber afectado a la línea de flotación del mundo de la escena madrileña. El creador de Els Joglars, Albert Boadella, aseguraba ayer que «el teatro en España goza de buena salud, mucho mejor que cuando yo empezaba. Tenemos una enorme ventaja que antes no existía, y es la saturación de los medios que yo llamo «enlatados»; el público necesita el ritual, el riesgo del directo, y eso lo debemos aprovechar. En nuestro sector la crisis se ha notado poco».
Y es que el teatro es en realidad un enfermo imaginario, ya que tiene una mala salud de hierro que resiste las crisis y las malas rachas. No hay todavía datos oficiales sobre la asistencia a los teatros madrileños esta temporada, pero todos los empresarios -incluidos los habitualmente más pesimistas- coinciden en señalar las buenas cifras generales; en el caso de algunas funciones determinadas (alguna de ellas ya fuera de cartel por necesidades de programación), como «39 escalones», «Un dios salvaje», «Dos menos», «Días de vino y rosas», «Arte», «¿Estás ahí?» o «Urtáin», con el cartel de «No hay billetes» puesto en prácticamente todas las representaciones. En 2008, los beneficios del teatro madrileño crecieron más de un 5 por ciento con respecto al año anterior.
Según cifras del Instituto Nacional de las Artes Escénicas y la Música, que recoge los datos de la SGAE, el número de espectadores en los teatros madrileños en 2008 ascendió a 2.406.966. Faltan por contabilizar las producciones que no cotizan en la SGAE, como los musicales «Jesucristo Superstar» o «La bella y la bestia», de cuya taquilla no hay datos oficiales, pero que han sido, especialme esta última, uno de los motores de la escena madrileña.
Aunque no todo son luces, ya que hay motivos para la preocupación; por ejemplo, el recorte en los presupuestos públicos, que dificultará las giras de las compañías privadas. Aun así, en la SGAE se asegura que «el sector teatral resiste con firmeza la crisis económica. Los espectadores se decantan por el teatro, entre sus hábitos de ocio preferidos en un momento en que las malas noticias económicas acaparan la actualidad del día a día y el teatro se conforma como un género que resiste a la piratería digital, dado que las obras no pueden descargarse por la red».
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