Irán exige a Obama «hechos y no palabras» para reiniciar las relaciones
“Si cambian de actitud, nosotros también cambiaremos”. El Líder Supremo, Alí Jamenei, contestó al mensaje de año nuevo enviado la víspera por Barack Obama al pueblo iraní y sentó las bases para ese “nuevo inicio” en las relaciones bilaterales del que habló el dirigente demócrata. La persona más importante y decisiva en la república islámica, la única con capacidad de dirigirse de igual a igual a Obama, dedicó buena parte de su tradicional discurso de Newroz (año nuevo persa) para dejar claro a los suyos que, de momento, desde Washington “nos felicitan las fiestas al mismo tiempo que nos acusan de respaldar a grupos terroristas y perseguir la fabricación de armas atómicas”.
En la ciudad santa de Mashad, al este del país y muy cerca de la frontera afgana, Ali Jamenei pidió “hechos y no sólo palabras” y puso de manifiesto la política esquizofrénica del que el ayatolá Jomeini bautizara como "Gran Satán" hacia Teherán en los últimos meses. Treinta años sin relaciones diplomáticas han convertido al enfrentamiento con Estados Unidos en uno de los ejes sobre los que gira el sistema islámico y para poder superarlo será necesario algo más que “el cambio de tono”, según Jamenei, de la nueva administración americana.
Tres fueron los ejemplos que puso el Líder Supremo para calibrar la nueva estrategia de Obama: “retirar las sanciones” económicas y diplomáticas que sufre Irán debido a su programa nuclear, “dejar de apoyar al régimen sionista” y “reconocer errores del pasado” como el derribo de un avión comercial en 1988 que costó la vida a 290 personas. Como han demostrado en las negociaciones por el contencioso nuclear, los iraníes tienen clara la línea que se debe seguir y desde que Obama tendió su mano a Teherán en su discurso de investidura, han insistido en estas tres ideas como punto de partida para las nuevas relaciones bilaterales.
Modelo de consumo
Irán entra en el año 1388 de su calendario y Jamenei lo bautizó como “el año de la reforma del modelo de consumo en todas las áreas y campos”, un mensaje claro a la necesidad de solventar la grave crisis económica que atraviesa el país y que el Presidente Ahmadineyad no ha sido capaz de reconducir en los últimos meses. Con unas elecciones presidenciales a la vuelta de la esquina y la primera central nuclear del país a punto de abrir sus puertas de manera definitiva, el Líder de la república islámica envió la pelota al tejado de unos estadounidenses que pese al mensaje conciliador de su Presidente, la semana pasada decidieron renovar por un año las sanciones impuestas contra Teherán desde el año 1995.
En las calles de Teherán se habla de diálogo. El Ejecutivo de Ahmadineyad ha roto un tabú que duraba tres décadas y lo que hasta hace unos meses parecía imposible, ahora es cuestión de debate entre las facciones reformista y fundamentalista. El primer encuentro directo podría producirse la próxima semana si Irán acepta finalmente participar en la cumbre internacional para la seguridad de Afganistán. En 2001, tras los atentados del 11S, el entonces Gobierno de Mohamed Jatami aceptó colaborar con la administración Bush tras la caída de los talibanes y a los pocos meses el país fue incluido en la lista del "eje del mal", un gesto que los más radicales siempre echaron en cara al clérigo reformista. La exclusión de la república islámica de este grupo, según los analistas, podría ser un buen punto de partida para el nuevo escenario diseñado por Obama para la región.
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