Propiedad intelectual y derechos fundamentales
De una manera interesada se nos ha inmerso en un debate falso y simplificado: quienes defienden la propiedad intelectual y quienes la rechazan.
La propiedad intelectual es un derecho legĂtimo pero no es un derecho de la personalidad y no es un derecho fundamental. Sin embargo algunas empresas y entidades de gestiĂłn nos cuentan otra cosa, especialmente desde el aspecto patrimonial de la propiedad intelectual, que ha conseguido parasitar sobre derechos más importantes e instrumentalizarlos hasta casi sustituirlos, me refiero al derecho a la creaciĂłn y al derecho al acceso a la cultura y a la informaciĂłn reconocidos en el artĂculo 20 de nuestra ConstituciĂłn y en la DeclaraciĂłn Universal de los Derechos Humanos en su artĂculo 27. Son derechos de libertad, derechos fundamentales del que gozan por igual todos los ciudadanos y que les protegen frente a cualquier ingerencia de los poderes pĂşblicos que no estĂ© apoyada en la ley e incluso frente a la propia ley si Ă©sta pretende fijar otros lĂmites distintos de los de la ConstituciĂłn.
La cadena trófica de la propiedad intelectual no ha hecho más que extenderse en los últimos años, ha conseguido disfrazar como una amenaza la explosión cultural nacida de una sociedad de la información y ha conseguido transformar el derecho hasta lograr que básicamente sea el derecho de propiedad quien articule el derecho de autor, el derecho a crear y el derecho a participar de la cultura y acceder a ella.
La idea horizontal y estática de esta propuesta es evidente y se enfrenta esencialmente a una idea de progreso cultural y avance cientĂfico. Porque el mensaje jurĂdico básico de las entidades de gestiĂłn es que cualquier nueva invenciĂłn o avance supone una nueva forma de explotaciĂłn de las obras intelectuales que están bajo su repertorio y eso es interpretar toda el suceso cultural de nuestro paĂs: desde un correo electrĂłnico hasta la sentencia de un juez como una obra derivada de las que existen ya en su repertorio, y eso es absurdo y un presupuesto intelectual falso. Nunca ha habido una industria cultural como la que hay ahora, ni ha representado un margen en el PIB mundial similar, un autĂ©ntico hipersector de la economĂa como corroboran los datos de Eurostat. La propuesta del control de la informaciĂłn que se intercambia por internet con programas P2P es una de las mayores amenazas actuales a nuestro actual sistema de derecho.
ÂżSe imaginan que la SGAE pudiera pedir que se abrieran las cartas de la correspondencia privada para comprobar que nuestras cartas incumplen el derecho de autor? ÂżSe imaginan que esa inspecciĂłn de nuestra correspondencia se hiciera con el pretexto de poder saber el precio del sello que tenĂamos que pagar? ÂżSe imaginan que pudieran con ese pretexto interrumpir nuestras comunicaciones?
Esta hipĂłtesis sĂłlo puede hacer felices a Gobiernos despĂłticos y a entidades nacidas en el contexto de dictaduras. La propuesta es un suicidio social: el control jurĂdico de la cultura.
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