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EE.UU. estudia una ruta por Irán para abastecer a sus tropas en Afganistán

EE.UU. estudia una ruta por Irán para abastecer a sus tropas en Afganistán

La guerra en Afganistán entra en su octavo año y a los problemas derivados de las acciones de la cada vez más indomable insurgencia hay que añadir las dificultades que encuentra la comunidad internacional para abastecer a sus tropas. Los mandos militares de la ISAF (misión de la OTAN) se ven obligados a buscar alternativas a las rutas de suministro habituales por tierra desde Pakistán y por aire desde Kirguistán -la primera por falta de seguridad, y la segunda por el fin de la concesión de la base de Manás-, y la diplomacia se ha puesto manos a la obra para diseñar nuevas vías de aprovisionamiento.

Según han publicado varios medios, expertos del Pentágono y de la OTAN apuntan a una posible ruta iraní como «la más corta y segura». Fuentes militares citadas ayer por «The New York Times» se fijan el puerto de Chabahar, en el Golfo de Omán, como el mejor lugar para desembarco de la mercancía, que posteriormente conectaría por tierra con la ciudad afgana de Zaranj, después de haber cruzado el Baluchistán iraní. «Esto indica que la ruta que pasa por Rusia y Asia Central es contemplada como poco fiable», afirmaba el pasado día 5 el analista Gareth Porter.

Se trata de un camino no exento de dificultades, ya que es una de las provincias más sensibles de la República islámica debido a la lucha contra el narcotráfico y a la presencia del grupo fundamentalista suní Jondolah (El Ejército de Dios), que en los últimos años ha atacado de forma sistemática a las fuerzas del orden. Desde Zaranj, los camiones tendrían acceso tanto a Herat -donde se encuentra desplegado gran parte del contingente español-, como a Kandahar, gracias a la carretera que se ha ido construyendo en los últimos años. Para usar este camino, los aliados de la misión de la OTAN deberían pactar de forma bilateral con Teherán. En ningún caso serviría para el transporte de material bélico, detalla «The New York Times».

Rusia, en la sombra

A los problemas de seguridad -que para los expertos internacionales son menores que los que se afrontan en Pakistán- hay que añadir la necesidad de que Teherán dé su visto bueno. Después de 30 años sin relaciones diplomáticas, Barack Obama mostró desde su llegada su disposición al diálogo con Teherán y su secretaria de Estado, Hillary Clinton, ha invitado a representantes iraníes a la reunión del 31 de marzo en La Haya para abordar la situación en Afganistán. Irán, por su parte, ha aceptado la invitación porque «compartimos una larga frontera y su seguridad nos afecta», señaló el portavoz de Exteriores, Hassan Qashqavi.

Como ya ocurrió en la guerra de Irak, Washington vuelve a tocar la puerta de Teherán para intentar buscar una salida a la situación de inestabilidad en un país fronterizo con la República islámica. No es la primera vez que ambas potencias hablarán sobre el caso afgano ya que en 2001, tras el 11-S, la República islámica colaboró en un primer momento en la lucha contra los talibanes. Hasta que cuatro meses después de la toma de Kabul, George Bush incluyó al entonces Gobierno del reformista Jatami en la lista de países del «Eje del Mal».

Junto a la vía iraní, los mandos de la fuerza internacional barajan otras tres opciones que recorrerían las repúblicas ex soviéticas fronterizas con Afganistán. La primera de ellas, que ya está en funcionamiento de forma experimental, tiene la georgiana ciudad de Poti, en el mar Negro, como lugar de desembarco y continuaría hasta el puerto de Bakú (Azerbaiyán) por tierra, para cruzar el Caspio con destino a Aktau, en Kazajistán, desde donde llegaría por tierra hasta suelo afgano cruzando antes todo Uzbekistán. Un largo camino a través del Cáucaso y Asia Central con dos desembarcos y fronteras complicadas que cruzar. La OTAN también explora las posibilidades de buscar pactos con Turkmenistán y Tayikistán, pactos que consistirían en la apertura de rutas de paso, no de bases permanentes.

La gran influencia de Rusia en las ex repúblicas soviéticas es una forma de presión importante de Moscú sobre una OTAN necesitada de nuevas vías para suministrar a la misión de mayor envergadura de su historia. Tras varios años en la sombra, Rusia e Irán recuperan protagonismo en la guerra afgana.

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