El 8-M de Pamela
COSAS MÍAS
Más o menos al mismo tiempo que Bibiana Aído, Zapatero y el viejo feminismo nos arengaban a las españolas sobre la conspiración machista y conservadora mundial que nos impide lograr la igualdad, algunas mujeres saludaban el 8-M, el día de nuestra revolución, a su particular manera. Mujeres poderosas, por su inteligencia, por su dinero, por sus oportunidades, o por todo a la vez.
Pamela Anderson recibía el día enseñando una teta en no sé qué Semana de la Moda, de esas que luego llaman de creatividad y de autor. Tan singular actividad la ha hecho millonaria y ella la ha convertido en su profesión, ajena a las alertas sobre la discriminación sexual y los estereotipos machistas que le cuentan las feministas. Rihanna, por su parte, ídolo musical de tantas y tantas jóvenes, celebraba la semana de la revolución femenina casándose con ese otro ídolo juvenil llamado Chris Brown, también conocido por haber enviado a Rihanna al hospital tras una brutal paliza.
Más cerca de nosotros, Ibtissame Bouazzaoui, una estudiante musulmana ganadora del Premio Extraordinario de Bachillerato de Almería, afirmaba su deseo de ponerse el hiyab. Con un 9,73 de media dentro de su cabecita. Y un poco más lejos, la esposa del nauseabundo presidente de la FIA aceptaba las orgías sadomaso de estética nazi de su marido putero como parte de sus cotidianas y legítimas diversiones.
No voy a negar yo a la ministra Aído y a Zapatero que los hombres sean malísimos, explotadores y machistas, como ellos denuncian. Pero quizá deberían organizar un 8-m alternativo para Pamela, para Rihanna, para Ibtissame y para la mujer del putero sadomaso. Que falta les hace.
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