Cerdos voladores
Parecía tan extraordinario como lo expresó Josu Erkoreka. Nunca se habían visto cerdos voladores en el País Vasco. Costaba imaginarlos. Y resulta que sí llegaron, que existen. En forma de cerdos voladores constitucionalistas del PSE, del PP y de UPyD. Porque la nueva victoria del PNV no sirve absolutamente de nada, como tampoco habría servido una del PP sin mayoría absoluta en Galicia.
El PNV ha cosechado una parte del voto útil nacionalista, el de EA, pero el voto etarra no ha acudido esta vez a salvar los muebles del poder nacionalista. A falta de un análisis postelectoral que nos clarifique qué ha pasado exactamente con el voto etarra, parece claro que una parte de esos votos se ha ido a Aralar. Y que esa suavización durante la campaña electoral del mensaje independentista con la que el PNV quiso retener a sus votantes centristas le ha despojado del auxilio del voto etarra de otras ocasiones.
Si a eso añadimos el inevitable desgaste de tantos años de poder y el creciente cuestionamiento de un líder como Ibarretxe tanto en el propio seno del partido como entre los votantes nos encontramos con esta derrota histórica del nacionalismo. Porque, al fin y al cabo, quien perdió ayer no fue el PNV que, de hecho, ganó, sino el nacionalismo. En las autonómicas vascas se vota en clave de nacionalismo-constitucionalismo y todo lo demás es accesorio. Y el de ayer es el gran fracaso del nacionalismo.
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