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A la velocidad de la luz

A la velocidad de la luz

Detrás de un deporte de apariencia unidireccional -coches y pilotos siempre por la misma trazada-, de la santificación de la tabla de tiempos, de los secretos aerodinámicos y las cargas de gasolina medidas en litros y vueltas, detrás de todo lo que no se ve, está la preparación física de los pilotos. Horas de bicicleta y gimnasio, capacidades aeróbicas y umbrales anaeróbicos. Y también un artilugio que se ha popularizado entre las escuderías, sobre todo en la preparación de la temporada. El Batak, la máquina de los reflejos.

El artefacto es un cuadrado de dos por dos metros y su funcionamiento es simple: enciende un punto de luz, de uno en uno y de forma aleatoria, para que el piloto lo apague con la mano en el menor tiempo posible. Una persona sin entrenamiento puede dar entre sesenta y setenta toques. Alguien con práctica, llega a 75 o 80. Un piloto de F-1, habituado a este entrenamiento, alcanza sin problema los 105-110 impactos. Y en Renault, el récord lo tiene Fernando Alonso con 138.

El Batak incide en la velocidad gestual de los pilotos. Activa el componente muscular y la coordinación visual frente a un estímulo: una curva, otro bólido, un frenazo, un adelantamiento. Supone encadenar movimientos a la máxima rapidez. Es de cajón: realizar un gesto técnico en el menor tiempo posible es síntoma de una gran eficacia deportiva.

La máquina llegó a España hace tres años proveniente de Gran Bretaña. Y a toda velocidad fue captada por los servicios físicos de los pilotos como un elemento indispensable para la capacidad de reacción. «En la Fórmula 1, un factor determinante es la anticipación. El piloto no actúa por reflejos, sino por anticipación. Es decir, percibir una variable y adelantarse a la misma para resolverla», cuenta David Pérez, preparador de Pedro Martínez de la Rosa y Juan Pablo Montoya, entre otros.

En Inglaterra impuso la moda un innovador del fútbol. El francés Arsene Wenger, siempre a la última para cultivar el buen gusto que destila su equipo, trabaja desde hace años con el Batak. Y en la Fórmula 1, siempre a la vanguardia tecnológica, funciona desde hace más de un lustro.

Las intervenciones del piloto deben resultar un compendio de buena coordinación, gestos precisos, rápidos, que preceden permanentemente las reacciones del monoplaza y los elementos de la pista. «Con la máquina se fomenta la resistencia en la concentración. La alta competición consiste en dar respuestas automáticas. Un flash, ya. Si tu mente piensa, no das respuestas rápidas», explica David Pérez.

El preparador de Pedro De la Rosa no idealiza a los pilotos por sus marcas en el Batak. «Si cualquiera se entrena tres semanas seguidas, consigue dar 120 toques, seguro». Y no todos son iguales. «Con un piloto se programan entrenamientos de calidad y hay que plantearlo como un juego. Muchos pilotos son individualistas natos y con algunos se puede profundizar, pero con otros, no».

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