Un perturbado acuchilla a dos bebés y a una cuidadora en una guardería belga

Bélgica, un país especialmente traumatizado por las agresiones a los niños tras el triste «caso Dutroux» de los años 90 y el asesinato de cinco niños en 2007 a manos de su madre, volvió a sobrecogerse ayer con el acuchillamiento de dos bebés y una cuidadora en una guardería de la localidad belga de Termonde, 30 kilómetros al norte de Bruselas.

Los hechos ocurrieron alrededor de las 10 de la mañana, cuando el asesino -de unos 20 años, según la prensa local- llamó al timbre del centro infantil supuestamente para hacer una pregunta. Una vez dentro de la guardería, en la que se encontraban 18 niños menores de 3 años y 6 cuidadoras, se lanzó armado con un cuchillo sobre las cunas de los bebés, que estaban durmiendo, y asesinó a dos de ellos. Las cuidadoras se interpusieron entre el agresor y los bebés y una de ellas murió como consecuencia de las cuchilladas que recibió en la refriega. Otros diez niños y tres adultos resultaron también heridos y tuvieron que ser hospitalizados aunque, tras ser operados, los médicos aseguraron que sus vidas no corren peligro.

Tras los hechos, el homicida -que llevaba la cara pintada a rayas blancas y negras- salió tranquilamente de la guardería y se marchó del lugar en bicicleta, según relató un vecino del centro. La policía le detuvo a los pocos minutos. Algunos medios de comunicación belgas aseguraron ayer que el presunto autor de los homicidios estaba internado en un centro psiquiátrico cercano a la guardería, hipótesis negada por otras fuentes.

Theo Janssens, adjunto a la alcaldía de Termonde, aseguró ayer que «había sangre por todas partes, ha sido una auténtica carnicería». El primer ministro belga, Herman Van Rompuy, afirmó ayer que «una vez más el país está bajo el impacto y el duelo por este condenable acto de violencia pertetrado en una sociedad que aspira a vivir en paz y en armonía». El príncipe Felipe, heredero al trono, se desplazó hasta el lugar de los hechos junto con su esposa Matilde.