Palestinazo
Al concejal de Izquierda Unida lo hicieron rey mago y se colgó un pañuelo palestino para ir en la carroza del Alfalfal, entendiendo por Alfalfal ese campo de alfalfa progre que es la extravagante empresa municipal de Arte y Cultura. «¡Fenómeno nuevo! -exclamó Nietzsche, descojonándose, en 1871-. El Estado como estrella para guiar la cultura». En Madrid, donde no llega el Estado, que es la izquierda, llega el Ayuntamiento, que en el reparto de alfalfa cultural también es la izquierda, aunque luego venga el marido de Susan Sarandon, que es lo que parece, a hacerle feos a Gallardón. ¿Qué hace el concejal de Izquierda Unida con un pañuelo palestino en la Cabalgata? Para los inteligentes, el payaso. Y para los de su clase, pegar el palestinazo. ¿Fue ocurrencia suya o de los comisarios del Alfalfal? El Alfalfal, como se sabe, es cosa de Alicia Moreno, el Malraux de Gallardón, que cada día, animado por las encuestas interesadas, se las echa más de De Gaulle. Entre «Marca» y «Marca», ¿habrá leído Rajoy el «Chacal» de Frederic Forsyth? Para el ramo de cabalgatas, Alicia Moreno, cuyo lema profesional es «todo es cultura, menos los toros», tiene a su amiga Delia, la Piccirilli, que explicó así su idea de cabalgata: «Reuniremos todos los elementos en torno al cielo, porque eso nos permite hacer muchas propuestas plásticas aéreas, la gente mirará al cielo, a las estrellas, a las nubes, lo que nos recordará el famoso dicho: «De Madrid al cielo»». Ciertamente, de la Piccirilli nadie podrá decir lo que Pemán dijo del Nebrija, al que acusara de «pedantería erudita» por decir de los tres Reyes Magos que «ni eran tres ni eran Reyes ni eran Magos». Lo bueno de mirar al cielo siguiendo al dedo de la Piccirilli es que no vemos el pañuelo palestino del Gaspar de Izquierda Unida, esa ideología derrotada que juega su última carta: la cultura. ¿Qué hubieran dicho en el Alfalfal si se aparecen Melchor con una estrella de David en la pechera o Baltasar cantando «Una mamá yiddish»? Tan hasta los testes de alfalfa progre estamos, que ya no sabemos si la «Parade de trois elephants» sería, aparte de un homenaje a Al Gore, un barrito del elefante viajero de Sara Mago.
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