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Inocentadas del presidente Zapatero

Zapatero se lanza cada año por estas fechas a formular deseos y convertirlos en presagios. Erró con la T-4, con el crecimiento económico y con la ley de aborto. Ahora vuelve a intentarlo con la crisis

Cuando se acerca el día de los Santos Inocentes ya es toda una tradición que el presidente del Gobierno haga su peculiar balance del año en el Palacio de la Moncloa. Queda por confirmar si José Luis Rodríguez Zapatero es amigo de las inocentadas y le gusta introducir algún gazapo en su discurso festivo de fin de año, mientras se dice con regocijo en sus adentros: «¡inocentes!». A Zapatero se le ve inspirado cuando en estas fechas se dirige a los españoles y expresa sus pronósticos con el mismo rigor que si hiciera la quiniela. Luego se equivoca, siempre se equivoca en sus augurios, pero por buenos deseos que no falte.

Zapatero se estrenó en los balances de fin de año en 2006. El 29 de diciembre convocó a la prensa al Palacio de la Moncloa. En su alocución inicial, sin pregunta previa, aseguró: «En lo que afecta a la lucha por el final de la violencia, estamos, por supuesto, mejor que antes de cinco años, pero también estamos mejor que hace un año y hoy les expreso una convicción: dentro de un año estaremos mejor que hoy. Y, desde luego, el Gobierno seguirá trabajando por el fin de la violencia». Zapatero hablaba entonces de los «accidentes mortales» de ETA: «¿Se está mejor que hace cuatro o cinco años, cuando además teníamos trágicos accidentes mortales? Sin duda».

Apenas 24 horas después, ETA hacía estallar una furgoneta-bomba en el aparcamiento de la Terminal 4 del aeropuerto de Barajas, y asesinaba a dos personas. Zapatero comparecía poco después de nuevo para anunciar que había ordenado «suspender» todas las iniciativas para el diálogo con la banda. «Dije desde un principio que el Gobierno sabía que este proceso sería largo, duro y difícil. Hoy ha sido un día difícil; ha sido un día duro, muy duro», se justificó.

La primera pregunta al presidente del Gobierno fue para recordarle su pronóstico fallido del día anterior. Zapatero se resistió a admitir su equivocación: «Es evidente que hoy estamos peor, mucho peor, que ayer y la determinación del Gobierno, el empeño y el trabajo del Gobierno y de todas las instituciones del Estado de Derecho es que en el futuro estemos mejor». Sólo reconocería su «claro error» dos semanas después, en un Pleno extraordinario en el Congreso.

Alarmas de crisis

Ése ha sido posiblemente el error más clamoroso en los pronósticos del presidente Zapatero, pero desde luego no ha sido el único. La crisis y la situación económica han brindado incontables oportunidades para comprobar que los presagios de Zapatero suelen valer lo mismo que el papel mojado.

El 28 de diciembre de 2007, en vísperas de las elecciones generales, el jefe del Ejecutivo hizo un alarde de híperoptimismo en su balance de fin de legislatura, cuando las alarmas de la crisis no dejaban de sonar desde el verano anterior. «España es hoy una economía mucho más potente. En estos años hemos sentado las bases para el futuro, bases firmes y rumbo acertado. Es un futuro en que España debe estar entre los mejores», proclamó. Eran los tiempos en que Zapatero aseguraba que España estaba en la «Liga de Campeones» de la economía mundial.

El derroche de optimismo monclovita no quedó ahí: «España ha mejorado y tiene muy buenas perspectivas para su futuro. Somos más fuertes como país y ello nos permite afrontar el futuro con confianza». Y luego coló su promesa gurú: «España seguirá creciendo económicamente, seguirá creando empleo, seguirá fortaleciendo lo que representa su capacidad innovadora».

En esa misma comparecencia, Zapatero calificó de «notable» su error antes del atentado de la T-4: «Es sano y justo que cuando ha habido un error por parte del Gobierno se reconozca, se pidan disculpan y se tenga la voluntad de que no vuelva a pasar». Sin embargo, aún no ha reconocido su otro gran error, el de negar la crisis.

Nueva ley del aborto

Fallos de pronóstico ha habido para todos los gustos. A poco más de dos meses de las elecciones generales, Zapatero dijo esto sobre una posible reforma de la ley del aborto: «No hay ninguna previsión de modificación legislativa en lo que afecta a la interrupción voluntaria del embarazo. No hay razones suficientes que avalen una reforma en esa dirección (ley de plazos)». Un año después el Gobierno se dispone a presentar una ley de plazos.

El último balance ha sido el pasado 26 de diciembre. Pese a sus errores anteriores, Zapatero se lanzó de nuevo a hacer pronósticos. Esta vez, retrasó a la segunda mitad de 2009 el fin de la destrucción de empleo e incluso aseguró que el Gobierno va a pelear por el «pleno empleo», una promesa electoral que redujo a «objetivo político». Ayer, en TV-PSOE afinó un poco más: España saldrá de la crisis a finales de 2009. ¿Otra «inocentada» más?

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