Lunes, 17-11-08
LA semana próxima recorrerá algunas Universidades españolas un congreso destinado a jóvenes que lleva como título, «lo que de verdad importa», en el que participarán como invitados cuatro ponentes que al leer sus trayectorias tienen un denominador común que es el de lucha, la dedicación y entrega a los demás. El primero es William Rodríguez, el cual trabajaba y fue uno de los superviviente de un de las Torres Gemelas de New York, y que colaboró en el desalojo del edificio poniendo en riesgo su propia vida, entrando y saliendo en repetidas ocasiones mientras el fuego de la explosión se extendía por todas las plantas. El segundo es Jaime Sanllorente, el fundador de «sonrisas de Bombay» la cual presta ayuda a más de dos mil quinientos niños , un joven al que un viaje a la India le cambió la vida. Otro de los ponentes es un deportista de elite, campeón de waterpolo y medalla de oro en las Olimpiadas de Atlanta, que posteriormente estuvo inmerso en el alcohol y las drogas, hoy está completamente recuperado y con ganas de disfrutar de su familia y su trabajo. Y por último el productor y actor de Hollywood Eduardo Verástegui, el cual acaba de estrenar su última película «Bella» considerada como un fuerte alegato por la vida y la familia . Un cartel de lujo para mostrar a los jóvenes todo un elenco de valores por lo que vale la pena luchar, para debatir acerca del esfuerzo, del sufrimiento y del valor de las pequeñas cosas de la vida.
El último de los ponentes está de plena actualidad pues hace apenas quince días que se estrenó «Bella», como decíamos una producción del actor protagonista de la misma, Eduardo Verástegui , que hace gala a su titulo por la belleza no tanto de superproducción de Hollywood, sino por representar a la belleza que emana de lo más profundo de nuestro interior y que , en este caso, es más que palpable. «Bella» es una película totalmente recomendable si uno quiere salir de la sala con la esperanza recuperada en el ser humano y con ganas de querer disfrutar poco a poco las pequeñas cosas que dan sentido a la vida, y valorar lo que de verdad importa. Se trata de un precioso canto a la vida, un canto a lo que la vida tiene de valor supremo aún cuando nos acechan las dificultades, los dramas y las tragedias, que están presente en la trama de la película , y que pueden inducir a caer o pensar en el sinsentido de la existencia humana. Pero nada más lejos de la realidad de lo que esta producción pretende. Los dos protagonistas comparten la experiencia de descubrir que, a veces, en la vida es necesario de perderlo todo para caer en la cuenta de que lo que realmente importa es la vida misma.
Pero la película también destaca otros valores como la amistad o la familia, así navega a través de la amistad como aquel lugar donde compartir con los demás confidencias, tristezas, esperanzas o alegrías. Y la familia, donde uno siempre puede encontrar un espacio donde uno siempre es acogido, abrazado, consolado e impulsado a no tirar nunca la toalla que seca las amarguras de la vida, a permanecer cabal y con sentido cuando el camino se tuerce y uno puede tener la tranquilidad de encontrar el consuelo, de tener las puertas abiertas para volver a entrar sin preguntas y sin reproches. Por otro lado la protagonista, con una difícil y complicada vida a las espaldas, sin recursos y sin familia, se plantea la decisión de abortar, es ayudada por la amistad del protagonista y se llega al final de la cinta con unas escenas que, sinceramente, emocionan profundamente. Una emoción que vale la pena compartir y del todo recomendable a los demás para que puedan también disfrutar durante dos cortas horas del placer de descubrir la belleza que todos los seres humanos encierra en lo más profundo de su existencia cuando el porvenir se nubla y el futuro lo pintan bastos, en definitiva un auténtico canto a la vida.