«No se han explicado bien las cosas», se lamenta el artista
No evade respuestas, pero tampoco responde abiertamente Miquel Barceló cuando abordamos la inevitable polémica sobre la financiación de su cúpula. Aclara que «no se han explicado bien las cosas. Lo más costoso del proyecto (habla de un 80 por ciento, aunque parece excesivo) es la parte técnica y de ingeniería, la remodelación y amueblamiento de la sala: «Me alegro al menos de que se haya puesto más énfasis en la cúpula que en las sillas», bromea. En los 20 millones de euros de presupuesto, una buena partida ha ido destinada a la tecnología y el diseño de la sala, la iluminación, el sistema audiovisual, las 700 mesas con sus correspondientes sillas, las medidas de seguridad y medioambientales, accesos para discapacitados... Dice que todo lo ocurrido no le ha afectado demasiado: «No he leído lo que se ha publicado, pero me perturba tener que hablar de cosas que no me corresponden a mí. Se han dado y estoy seguro de que se darán todas las explicaciones». Sobre los 20 millones que ha costado todo el proyecto («no sólo una obra de arte», recalca), subraya que «es estupendo que las empresas españolas y el país inviertan en arte. Sé que hay cosas más urgentes. Vivo en África y lo sé. Pero es muy fácil hacer demagogia». ¿Cuál fue su presupuesto inicial? «Nunca me pasé de presupuesto. No dije nunca «se me ha acabado el dinero»». Vale más por lo que calla que por lo que dice, pero entre líneas advertimos cierto malestar por cómo se ha llevado desde Exteriores y desde Onuart todo este asunto.
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