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La CAM rescata el legado del fotógrafo valenciano Vicente Gómez Novella

La CAM rescata el legado del fotógrafo valenciano Vicente Gómez Novella

M. MOREIRA

VALENCIA. La Comunidad Valenciana ha sido siempre tierra de buenos fotógrafos, desde fotorreporteros como Agustí Centelles hasta retratistas de prestigio como Antonio García. Este último, suegro de Joaquín Sorolla, fue precisamente el mentor de Novella, a quien la sala La Llotgeta de Valencia dedica desde ayer una amplia exposición, nutrida con fondos de la Biblioteca Valenciana y distintas colecciones privadas y públicas.

Vicente Gómez Novella (1871-1956) quiso siempre ser pintor, pero la necesidad de mantener a su familia con un sueldo estable le llevó a aprender el oficio de fotógrafo con Antonio García, por cuyo estudio pasaban jóvenes artistas de su generación como Muñoz Degraín, los hermanos Benlliure o el propio Sorolla.

La aportación de Novella a esta disciplina fue la traslación de la estética y el espíritu modernista al lenguaje fotográfico. La relajación y manierismo de sus retratados -sobre todo las mujeres, lánguidas y, según de quien se tratase, misteriosas- se interpretan en nuestros días como un testimonio de la sensibilidad plástica de una época en la que el pictorialismo se imponía sobre la búsqueda de fidelidad realista y el academicismo del siglo XIX.

El dominio de la luz -conquistado probablemente durante sus años de estudiante en la Academia de Bellas Artes de San Carlos- y el detallismo de sus composiciones formaban también parte de su sello profesional.

La destreza de Novella se esparció rápidamente por los círculos intelectuales y aristocráticos españoles, hasta el punto de que «no había famoso que viniese a Valencia y no pasase por su estudio», según explica a ABC la comisaria de la muestra, Concha Baeza. Además de la capital del Turia, Granada, Madrid y París también reconocieron el talento de este artista de la imagen, que sin embargo aprovechó la comodidad económica que le habían granjeado los retratos para dedicarse en cuerpo y alma, a partir de los 25 años, a sus otras pasiones, entre las que destaca la pintura y la arqueología.

La bailarina Tórtola Valencia, el escritor Miguel de Unamuno, el pintor Santiago Rusiñol y el pianista polaco Arthur Rubinstein son sólo algunos de los ilustres personajes que posaron para el fotógrafo valenciano. La exposición que puede visitarse hasta el próximo 19 de noviembre en la sala de exposiciones de la CAM contiene un centenar de instantáneas en las que también puede reconocerse el rostro de la reina Victoria Eugenia (en pose majestuosa), algunos de los mejores pianistas del momento -José Iturbi, Raoul Pugno y Wanda Landowska- o los toreros Guerrita y Pau Casals.

De entre todas ellas, Concha Baeza siente predilección por las tituladas «Dama ibérica» y «Magdalena penitente», dos obras de 1917 que se custodian en el Museo de Artes Decorativas de Madrid y que por motivos de conservación sólo se podrán ver en Valencia en forma de copia.

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