Llega la dieta de colores

Los platos de colores no son un juego (aunque bien pudiera parecérselo a los niños desganados), sino una necesidad dietética, según un estudio de James Joseph, director del Centro de Investigación de Nutrición de Agricultura de EE.UU. y asesor de la Casa Blanca en materia nutricional, que puso de moda la dieta de colores.
Esa relación de los vegetales y sus propiedades nutricionales llega ahora a España avalada por la Asociación de Dietistas y Nutricionistas que, en colaboración con Unilever, ha impulsado el primer estudio de los colores de nuestra dieta y crear así el «mapa» de colores de la alimentación española en frutas y verduras, que incluye curiosas tendencias dependiendo de la región.
Y por si esto fuera poco, en Barcelona ya hay restaurantes que dan menús de colores. Uno de ellos, «Semproniana», está a cargo de la gastrónoma Ada Parellada, que ha experimentado con los alimentos y ha creado menús cromáticos, porque considera que, intuitivamente, la variación de colores en la alimentación resulta más atractiva para el apetito.
Comer con la vista
«Siempre se ha dicho que muchos «comen por los ojos» y los niños y las verduras no suelen llevarse bien, por lo que la mejor forma de que se acostumbren a tomarlas es jugando con los colores, haciendo menús divertidos y placenteros. Yo lo que he intentado en mi restaurante es crear platos combinando ingredientes del mismo tono sin que organolécticamente el gusto se resienta. Es una forma de despertar los sentidos», asegura la chef Ada Parellada, quien insiste en que ella hace menús lúdicos, pero lo importante es no saltarse en casa la pirámide alimenticia.
Platos en blanco, amarillo, verde, rojo, naranja y negro (el más complicado, pues sólo admite trufa, chocolate y calamares en su tinta) es una forma de disfrutar y experimentar con los alimentos. Pero una dieta de frutas y verduras rica en colores es sinónimo de variedad.
Los alimentos en blanco son ricos en alicina y potasio; los naranja, en betacaroteno, vitamina C, potasio y ácido fólico; los verde, en luteína, potasio, ácido fólico y vitaminas C y K; los rojos mejoran la salud cardiovascular y reducen el riesgo de enfermedades del sistema urinario; el violeta (arándanos, ciruela, berenjena, lombarda...) es un potente antioxidante.
Resulta curioso que, según el estudio de Unilever, la dieta de los españoles sea, en su mayoría, verde porque el 20, 56 por ciento de nuestras comidas tienen ese color. Le sigue el blanco (19,53 por ciento de nuestra alimentación diaria), el rojo (17,26), el amarillo (16 ) y el naranja (15,42 por ciento). La estrella de la alimentación española es la lechuga, pues algo más del 80 por ciento de la gente la consume «muy a menudo». El 50 por ciento reconocen su «pasión» por las judías verdes y un 42 por ciento consume melón como postre habitualmente o manzanas (un 37,3 por ciento).
Tonalidad regional
Curiosamente el País Vasco es la única zona de España en la que el color blanco predomina sobre el verde en la comida, aunque sólo le separen dos décimas de diferencia de otras Comunidades. Aquí hay un consumo habitual de champiñones y espárragos blancos. Por el contrario, en Andalucía es donde menos verde se come y donde más se alimentan en rojo (un 86 por ciento elige el tomate con mucha asiduidad y un 53 por ciento consume sandía habitualmente). La berenjena, además, tiene un abrumador consumo (40,5 por ciento dicen tomarla a diario). frente a la media nacional que no llega al 30 por ciento. Es la comunidad que tiene una dieta con mayor riqueza cromática.
En Cataluña el porcentaje de naranja en la dieta es el más alto de España. Los catalanes son los que más disfrutan de la lechuga (un 86 por ciento).
Madrid en verde y blanco
En Madrid se come, sobre todo, en verde y en blanco con preferencia por hortalizas como el ajo (8 por ciento más que en el resto del país), la cebolla y los espárragos trigueros (doblan las tasas de preferencia habituales). Una peculiaridad de Madrid es que las frutas exóticas registran menos consumo que en otros lugares de España, quizás esto también influya para que la capital del reino tengo al menor tasa de consumo de alimentos violetas (sólo un 10,7 por ciento).
Abuso de proteínas y refinados
«La preocupación por una alimentación correcta crece cada día , pero aún hay un sector importantísimo que desconoce la importancia de comer de forma variada y equilibrada.Comer por colores es una filosofía de la alimentación, pero lo importante es el número de colores pues cuanto más variados sean más garantizamos los requerimientos mínimos de vitaminas y minerales», asegura Giuseppe Russolillo, presidente de la Asociación Española de Dietistas y Nutricionistas, quien añade que la ensalada de tomate y lechuga está bien, pero habría que añadirle otros vegetales de colores que le darían nuevos nutrientes.
El fallo de los españoles según Russolillo es que abusamos de alimentos proteicos, de los refinados y que nos falta una mayor actividad física, Para hacerlo más fácil la firma Knorr será la primera en llevar a los súper una línea completa de cremas de colores.
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