Solbes reconoce que España roza la recesión mientras el déficit del Estado se dispara
La economía española roza ya la recesión y el Gobierno nos va preparando para asumir esa realidad hasta hace poco descartada. El vicepresidente económico, Pedro Solbes, se mostró ayer preocupado ante la gravedad de la crisis económica -«es la peor desde que tengo conocimiento, desde que tengo uso de razón, y tengo 66 años»-, dijo en declaraciones a Antena 3, y en cuanto a cifras concretas auguró que el PIB español crecerá en los dos últimos trimestres del año entre el 0,1 y el -0,1%.
Según esta estimación, por tanto, la posibilidad de dos trimestres consecutivos de crecimientos negativos está ya dentro de los escenarios que maneja el Ejecutivo, aunque de nuevo y de cara a la galería, el Ministerio de Economía insiste en que la recesión no es la hipótesis con la que trabaja.
Con estos augurios sobre el crecimiento económico no es de extrañar que los números rojos de las cuentas públicas crezcan a pasos agigantados mes tras mes. Ayer, el secretario de Estado de Hacienda, Carlos Ocaña, presentó la ejecución del presupuesto estatal hasta el mes de agosto y las cifras no pueden ser más desalentadoras. En el último año, el Estado ha pasado de tener un excedente de 11.816 millones de euros, un 1,12% del PIB -entre enero y agosto de 2007-, a arrojar unos números rojos de 14.638 millones, un 1,31% del PIB, en el mismo periodo de este año, según cifras de Contabilidad Nacional.
Estos datos se explican por qué mientras los ingresos del Estado han caído un 17,7%, los gastos han aumentado un 9,4%.
La crisis económica ha hecho mella en la recaudación estatal y además ha aumentado los gastos de las prestaciones por desempleo. La unión de ambos factores, menos ingresos y más gastos, lo que los economistas llaman estabilizadores automáticos, explicarían, por sí solos la desaparición del superávit de las cuentas públicas. Pero además, el Estado ha tenido que hacer frente este año a unas medidas fiscales extraordinarias, la mayoría promesas electorales de Rodríguez Zapatero, como el cheque bebé, la deflactación de tarifas y mínimos del IRPF, los 400 euros, la renta de emancipación, o la segunda parte de la rebaja del Impuesto de Sociedades, que en su conjunto suponen un coste para el erario público de unos 11.500 millones de euros. El Gobierno asegura que se trata de una inyección de liquidez para familias y empresas «en una situación de fuerte desaceleración económica». El problema es que la evolución de las cifras en estos meses muestran que las medidas no están teniendo el impacto esperado y el frenazo del consumo de los hogares en los últimos meses no sólo no se ha parado, sino que se acentúa a medida que avanzan los meses.
Hacienda asegura, además, que la Administración está haciendo un esfuerzo en adelantar el ritmo de devoluciones tanto del IVA como del IRPF, que se estima, respecto a años anteriores, en unos 2.100 millones de euros. La inyección total de liquidez, argumenta el departamento que dirige Pedro Solbes, ascendería a 13.250 millones de euros. El secretario de Estado de Hacienda, Carlos Ocaña, no descartó ayer tomar nuevas medidas para inyectar liquidez aunque, por el momento, cree que lo que se ha hecho es suficiente.
Los datos de caja, es decir teniendo en cuenta los ingresos y los gastos en el momento en el que se hacen efectivos, los números rojos del Estado son incluso superiores, 15.037 millones.
Al analizar estas cifras, Hacienda explica que la recaudación total, antes de descontar los impuestos cedidos a ayuntamientos y comunidades, descendió un 10,2%. El impuesto que mejor resiste, de momento, el impacto de la crisis es el IRPF, que se redujo un mínimo 0,5% pese a los más de 2.000 millones de euros que ha costado ya la deducción de los 400 euros. Por el contrario, la pérdida recaudatoria mayor, casi un 30%, corresponde al tributo que grava los beneficios empresariales. En esta caída influye, por un lado, la reducción del tipo general del Impuesto sobre Sociedades, que ha pasado en este 2008 del 32,5% al 30%; pero también la fuerte desaceleración de los resultados empresariales.
De igual forma los ingresos por IVA registraron una fuerte merma, con un descenso de casi el 16%, que Hacienda justifica por la contracción de la actividad en las pymes, el nuevo régimen para grupos de entidades y el esfuerzo por agilizar las devoluciones.
La Seguridad Social, por su parte, obtuvo en el periodo enero agosto un excedente de 15.971,38 millones de euros, lo que supone un aumento del 4% respecto al año anterior. Pero un mes más, los ingresos crecieron por debajo de los gastos.
El responsable de Economía del PP, Cristóbal Montoro, culpó «al despilfarro» del Gobierno de esta situación y advirtió que este saldo negativo «de gran envergadura» se extenderá pronto a la Seguridad Social. Por ello defendió propuestas de contención del gasto público ligadas a una reforma fiscal para bajar el Impuesto de Sociedades al 25%.
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