La familia y ¿ni uno más?

Damian, el hijo, llenó el Bernabéu de sonrisas. Correteaba detrás de un balón con el desparpajo y la vitalidad propias de sus dos primaveras. Sus abuelos, recién llegados desde Chiclana, observaban conmocionados la pintoresca escena que les rodeaba. Su madre le vigilaba desde la banda y su padre, aclamado por cientos de aficionados en una esquina del estadio, lucía por primera vez la vestimenta merengue.
Eran una familia feliz, los Van der Vaart, un nuevo clan para la casa blanca. Tenían un anfitrión de lujo, Ramón Calderón, que les arropó en todo momento. Pero, en un ambiente rebosante de emotividad, el presidente blanco fue el único que destacó por querer mantener las formas. En la presentación de Rafael van der Vaart, el máximo mandatario del Real Madrid mostró, quizá obligado por las circunstancias, su lado más políticamente correcto y anunció que el holandés sería «seguramente el único fichaje» para la próxima campaña.
Van der Vaart pisó por primera vez el Bernabéu como jugador madridista en un acto algo alejado de lo convencional. Primero porque la bella Sylvie, su mujer, modelo y presentadora de televisión, le arrebató por momentos el protagonismo ante las cámaras. Y segundo, porque el fichaje de Cristiano Ronaldo planeó en el ambiente desde el momento en que Calderón, ceñido a las exigencias del guión, dejó entrever que la plantilla estaba cerrada. «Tenemos un grupo muy completo, de mucha calidad y que, sobre todo, es una familia unida», aseguró. Rafael tampoco se metió en camisas de once varas al hablar de la llegada del luso: «No puedo decir mucho sobre él. Es uno de los mejores jugadores», se limitó a contar.
Hablará español en dos meses
Era un día para festejos, no para resbalones. «Estoy muy contento de estar en el mejor equipo del mundo. Quiero ganar muchos títulos», balbuceaba el holandés en un limitado castellano. «Culpa de su madre -lamentaba el abuelo Rafael- que no le enseñó español». Él y su mujer eran dos focos de felicidad únicos. Su nieto les había llamado de madrugada para darles la noticia y, desde entonces, no habían pegado ojo.
Con ayuda de su familia, el nuevo astro blanco espera hablar español en dos meses. También tendrá el apoyo de los otros cuatro holandeses. Sobre todo de su amigo Sneijder. «Él me ha hablado muy positivamente del Madrid. Estamos muy contentos de que su lesión no sea tan grave», cuenta Rafa.
La baja de su compatriota le abre las puertas para empezar a gozar de minutos. De hecho, Rafa cree que, como mediapunta, extremo o mediocentro, se puede adaptar muy bien al equipo. «No será un problema. Aquí hay jugadores muy buenos. La decisión de dónde juegue cada uno la tomará el técnico», asegura. Con ellos espera conquistar la «Champions», un objetivo «mío y del club».
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