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Alzhéimer, un paso adelante

Tras años de decepciones, de investigaciones prometedoras que terminaban en fracaso, la posibilidad de encontrar una terapia contra el alzhéimer vuelve a ser algo más que un sueño. Dos grupos de investigación -de la Universidad de Aberdeen (Escocia) y del Consejo Superior de Investigaciones Científicas y Centro de Biología Molecular (España) han presentado su experiencia con dos compuestos que detienen la muerte neuronal y el deterioro de la capacidad cognitiva en las primeras fases del mal. Son los primeros compuestos que paralizan la pérdida progresiva de la memoria y la degeneración del cerebro. Los tratamientos que se administran ahora a los pacientes sólo son paliativos, no afectan al curso de la enfermedad. Es, con todas las cautelas que se merece una noticia de este tipo, un primer paso para controlar el alzhéimer. Con retrasar unos años la evolución, muchos enfermos fallecerían por edad sin haber llegado a desarrollar demencia.

Las nuevas investigaciones se dieron a conocer esta semana en la Conferencia Internacional sobre alzhéimer, en Chicago (EE.UU.). El trabajo escocés está más avanzado que el español, pero ambos se dirigen a la misma diana: los ovillos neurofibrilares y la proteína Tau.

El alzhéimer desencadena placas seniles que invaden el cerebro con la intervención de una proteína que se estudia desde hace décadas, la beta-amiloide. Pero existe otro proceso clave en el desarrollo de la enfermedad que es la formación de ovillos en el interior de la célula nerviosa. Estos ovillos terminan por destruir la neurona y la proteína TAU es quien los fabrica. Los nuevos fármacos evitan la formación de estos ovillos. La clave está en utilizar el medicamento antes de que la neurona muera, cuando el proceso degenerativo se encuentra en un estadio inicial o moderado.

El ensayo de los científicos escoceses demostró que en este tipo de enfermos, la pérdida progresiva de memoria fue un 80% menor que en el grupo de pacientes control que no lo tomaron. Este frenazo lo lograron con un fármaco, el azul de metileno (bautizado como «Rember»), que ya se utiliza contra otros trastornos y como contraste en pruebas de laboratorio y de diagnóstico.

Retrasa, no regenera

Los investigadores españoles han optado por atacar a la proteína Tau con un nuevo compuesto, el NP-12, descubierto por el equipo del CSIC, Se ha probado con ratones transgénicos, que reproducen fielmente la enfermedad humana, y en voluntarios sanos para comprobar su seguridad. «En el modelo animal ha demostrado que se puede detener o retrasar la progesión de la muerte neuronal, pero no regenerar», matiza Ana Martínez, investigadora del CSIC y responsable del trabajo español. Por eso el tratamiento sólo sería eficaz en pacientes en los que el mal aún no ha causado estragos.

El siguiente paso es comprobar si el nuevo compuesto funciona en enfermos reales. La fase II de la investigación, donde se probará con un pequeño grupo de pacientes como han hecho los escoceses, empezará en España antes de fin de año con un centenar de enfermos. A los científicos españoles, los buenos resultados obtenidos por la Universidad de Aberdeen supone una buena noticia. «Avalan nuestra hipótesis. Aunque pensamos que nuestro compuesto puede interferir un paso antes del proceso patológico», apunta Martínez.

A los investigadores escoceses también les queda camino por recorrer para demostrar que la nueva promesa contra el alzheimer no se transforma en otra decepción. Aunque los «padres» del fármaco creen que en 2012 tendrán autorización para comercializarlo, el compuesto aún debe pasar por el banco de pruebas de grupos más numerosos de enfermos. En el congreso de Chicago, junto a descubrimientos tan esperanzadores se tiraron por la borda investigaciones que habían concentrado casi la misma expectación. Ese es el caso del Flurizan, un tratamiento que limpia las placas generadas por la proteína beta amiloide. Los primeros estudios, con un número de pacientes similar al de «Rember» fueron muy positivos. Al ampliar la muestra a más de un millar de enfermos, aparecieron los problemas. Los resultados fueron muy moderados y los efectos secundarios importantes. La misma suerte han corrido otros productos que prometían, como una vacuna que busca también limpiar las placas seniles.

Un tratamiento combinado

«Los tratamientos dirigidos hacia la proteína Tau están dando mejores resultados que los que se dirigen a la beta amiloide. Aunque puede que al final lleguemos a la conclusión de que el tratamiento ideal es una terapia combinada», explica Jesús Ávila, investigador del Centro de Biología Molecular. En ese cóctel de fármacos también estarían, probablemente, los antioxidantes o los antiinflamatorios.

Ávila, que ha colaborado con algunas de las investigaciones presentadas en Chicago, se asoma con optimismo y también con cautela a estos resultados. «Debemos esperar para saber si en más pacientes es tan bueno como se supone». Las cautelas de un experto como Ávila coinciden con las desilusiones que han sufrido muchos enfermos. La asociación de enfermos de alzhéimer, Ceafa, ha pedido prudencia por el eco que han tenido los nuevos avances. «No podemos dar por hecho que el fármaco vaya a funcionar y puede ser una nueva decepción», decía su presidente, Emilio Marmaneu.

«El alzhéimer es una enfermedad terrible -afirma Ávila- y tenemos que estar muy atentos a cualquier cosa por si funciona. Sería un triunfo para todos. Ahora debemos ser muy rigurosos para saber si realmente funciona».

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