El investigador que quiso «identificar a todo bicho viviente» pasó a la historia por salvar el paraíso del confín de Europa

Francisco Bernís y José Antonio Valverde durante su expedición ornitológica a Doñana en 1952
En la España de la década de 1950 el lince y el águila imperial eran considerados alimañas; por lo tanto, susceptibles de ser tiroteadas en el monte. Y un humedal era visto como un terreno baldío: lo mejor que podía hacerse con él era desecarlo para cultivar fresas o plantar árboles de crecimiento rápido (por ejemplo, eucaliptos) y tratar de sacar provecho económico. En este contexto llegó a las marismas del Guadalquivir, a la despreciada patria del lince y del águila, el joven investigador José Antonio Valverde (Valladolid, 1926). Le acompañaba Francisco Bernis, considerado el padre de la ornitología española, a la sazón profesor de ciencias naturales en Lugo. Playas prístinas, dunas móviles, bosque mediterráneo, marisma eterna... Y la vida bullendo como nunca había imaginado. El flechazo fue inmediato. Valverde se encontraba con «la gran fauna, en un territorio absolutamente perdido e ignorado por la ciencia».
Los dos naturalistas aprovecharon su visita a Doñana para realizar el primer anillamiento de aves de la historia de España; pero a Valverde, más que el conteo, le interesaba el complejo armazón de aquel ecosistema único, las complejas relaciones entre las diversas especies animales, organizadas en microcomunidades que actuaban «como verdaderos grupos económicos cerrados». Es fácil imaginarlo saltando de asombro en asombro, gastando lápices en sus cuadernos de campo —semilla de una afición fotográfica que también cultivó—. Su «Estructura de una comunidad mediterránea de vertebrados terrestres» (1967), uno de los clásicos de la literatura científica, se basó en aquel paraíso del confín de Europa que él salvó de los planes desarrollistas.
Redes sociales
Rebobinemos de nuevo. Hace medio siglo el ecologismo apenas balbuceaba y no existían las redes sociales para cosechar adhesiones. Además, las posibilidades de doblar el pulso al régimen franquista eran remotas; la ofensiva para frenar el plan del Ministerio de Agricultura, que buscaba desecar y «poner en valor» las marismas del Guadalquivir, debía sacudirse el componente político y abundar en el científico. Valverde apostó por ese perfil y encontró apoyos en el Fondo Mundial para la Protección de la Naturaleza (WWF), nacido en 1961, y la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), de cuyo equipo directivo formaba parte el propio biólogo. La idea original era recaudar dinero en Europa para comprar una de las fincas amenazadas y paliar, en parte, el desaguisado previsto; la postrera intervención del príncipe Bernardo de Holanda, convenciendo a Franco de que la operación le proporcionaría buena imagen en el exterior, resultó decisiva. En agosto de 1969 el Consejo de Ministros aprobó la creación del Parque Nacional de Doñana. Valverde fue nombrado director. El resto es historia.
Pero sobre el resto de la particular historia de José Antonio Valverde el gran público conoce poco. La obsesión de este biólogo por «identificar todo bicho viviente» —según sus propias palabras— y, lo que es más importante, establecer el papel de cada uno de esos bichos en su ecosistema, le llevó a matizar a Darwin. ¿Solo sobreviven los más aptos? En realidad, «solo sobreviven los que mejor aprovechan la energía». Un predador persigue a una presa con una intensidad que es proporcional a la energía que obtiene e inversamente proporcional a la energía que consume. Es decir, un cazador no quema sus naves para comer lo que rinde poco o cuesta mucho conseguir. Como consecuencia, las estrategias de supervivencia que adoptan las presas se basan en hacerse poco rentables energéticamente. Valverde también desarrolló importante estudios sobre el Sahara que recogió en su libro «Aves del Sahara español: un estudio ecológico del desierto» (1957). Fundador de la Sociedad Española de Ornitología, el gran pionero de la protección medioambiental en nuestro país murió en Sevilla en 2003.