La belleza de los siete faros que vigilan las costas de Menorca
Desde el de Punta Nati, que ofrece una puesta de sol mágica, hasta el más famoso, el de Faváritx, estas torres vigías son un imprescindible más del patrimonio histórico de esta isla
Siete faros convertidos en hoteles para disfrutar de la vida y del mar
Imagen del faro Cap d'Artrutx, Menorca
La costa de Menorca, repleta de playas paradisíacas, paisajes escarpados y pueblos con sabor marinero que atraen cada año a miles de turistas, lleva años custodiada por siete espectaculares faros. Diseñadas para evitar naufragios y hacer la navegación más segura, estas torres vigías levantadas, muchas de ellas, junto a abruptos acantilados regalan increíbles panorámicas, postales de ensueño e inolvidables atardeceres.
Faro de Cavalleria
Situado entre acantilados de más de 40 metros de altitud en el punto más septentrional de la isla, a pocos kilómetros de Fornells, está el faro de Cavalleria. Este edificio de 15 metros de altura, cuya luz es visible desde 22 millas náuticas, fue construido en 1857 debido a los constantes naufragios que se producían en la zona –entre los siglos XIV y XIX se registraron más de 700–. Proyectado por Antonio López y Montalvo, el faro se mantuvo con petróleo hasta los años 80, momento en el que se cambió el alumbrado a un sistema eléctrico. En la actualidad, la planta baja acoge un centro de interpretación de materias náuticas y medioambientales, así como un pequeño restaurante. Al lado hay una pequeña cueva en la que es posible adentrarse para obtener unas deliciosas vistas de l'Illa des Porros.
Imagen del faro de Cavalleria
Faro de Faváritx
A poco más de 17 kilómetros de Mahón, dentro del Parque Natural de S'Albufera des Grau (creado en 1995), está Faváritx, el primer faro de Baleares construido con torre de hormigón y el más famoso y visitado de Menorca. Rodeado de acantilados de pizarra negra y grisácea, esta construcción se levanta 28 metros de altura, en lo que parece un paisaje lunar, con una torre blanca con una banda negra en espiral.
Imagen del faro de Faváritx
Las obras comenzaron en julio de 1917 y se prolongaron hasta 1922 debido a la falta de fondos y a problemas con la propiedad del terreno en el que se ubica. Se electrificó en 1917 y su luz, que ilumina la costa más agreste de la isla en el extremo noroeste, se puede ver desde 16 millas náuticas. En su interior hay una exposición de señales marítimas. Este mágico lugar que regala unos bellos atardeceres tiene también su propia leyenda. Dicen que en las noches de luna llena si se anda sobre los charcos que se forman en su entorno se recibe energía, fuerza y fertilidad. Aquellos que lo visiten pueden aprovechar la escapada para darse un baño en las calas vírgenes cercanas de Presili y Tortuga.
Faro de la isla del Aire
Ubicado en la isla del Aire, un islote de unas 34 hectáreas situado a 1,2 kilómetros de la playa de Punta Prima, en el municipio de San Luis, se encuentra este faro al que solo se puede acceder por mar. Con una escalera de caracol de 165 peldaños y una altura de 38 metros fue el más alto de Baleares hasta que en 1977 se levantó el de Moscarter en Ibiza.
Obra de Emili Pou, su construcción empezó en 1856 y fue inaugurado cuatro años después. A lo largo de los años fue sufriendo varias modificaciones, como las relacionadas con los sistemas de iluminación, que fueron cambiando conforme se iban produciendo avances. Así, comenzó con una lámpara de aceite que fue sustituida en 1911 por una de petróleo. En 1957 se cambió la linterna por una aeromarítima más moderna y ocho años más tarde se modificó, también, la instalación óptico-luminosa. Hoy en día tiene un sistema de alimentación fotovoltaica y motores que accionan la óptica para su correcto funcionamiento. Presenta una torre de bandas blancas y negras horizontales y una casa en la que antiguamente convivían las tres familias de los encargados del faro. Tiene un alcance de 18 millas náuticas.
Imagen del faro de la isla del Aire
Faro de Punta Nati
Levantado en un paraje árido a seis kilómetros de Ciudadela, en el noroeste de la isla, está el mítico faro de Punta Nati, de obligada visita si se quiere disfrutar de uno de los atardeceres más mágicos de Menorca.
El naufragio en estas aguas del barco de vapor francés 'Général Chanzy' en su ruta hacia Argel, del que solo sobrevivió un chico de 23 años de las 157 personas que iban a bordo, impulsó la construcción de esta torre en 1912. Su altura de 11,5 metros y sus parpadeos de luz se distinguen a más de 16 millas de distancia. Para llegar hasta él hay una carretera estrecha con carril bici flanqueada por paredes hechas de piedra conocidas como 'paret seca'. En las cercanías del faro se pueden encontrar, también, barracas de piedra donde solía refugiarse el ganado ante el mal tiempo.
Imagen del faro de Punta Nati
Faro de Sa Farola
En una zona de casas diseminadas, en la punta norte de la bocana del antiguo puerto de Ciutadella, está Sa Farola, el faro más urbanita de la isla.
Esta torre se empezó a construir en el año 1861 y fue inaugurado dos años después, aunque la exposición a los temporales de poniente obligó a reforzar la estructura del edificio y a construir un muro de protección frente al acantilado posteriormente. Con 13 metros de altura, este faro pintado con franjas verticales negras y blancas fue uno de los primeros de las baleares en inaugurar el sistema de alumbrado eléctrico, en el año 1918. Su luz se puede ver desde 14 millas náuticas y su posición sobre un peñón ofrece unas gratas vistas del castillo de Sant Nicolau, ubicado al otro lado del puerto. Junto a él hay una pequeña ermita y una cala en la que refrescarse durante los meses de verano.
Imagen del faro de Sa Farola
Faro Cap d'Artrutx
A diferencia de otros faros de la isla, el de Cap d'Artrutx está situado en un entorno urbanizado, a unos 10 kilómetros al sur de Ciudadela, marcando el límite oriental del canal de Menorca.
Imagen del faro Cap d' Artrutx
Obra del arquitecto Emili Pou, fue construido en 1858, pero a lo largo de los años ha sufrido varias modificaciones. Por ejemplo, en 1969 se aumentó su altura de 17 metros hasta los 34 actuales con el fin de cumplir con los alcances requeridos en el Plan de Mejora del Alumbrado. Además, se le añadieron unos contrafuertes para reforzar la consistencia de la torre, la cual muestra un fondo blanco con franjas azul marino. Dicha altura le permite tener una visibilidad de hasta 19 millas náuticas. Las antiguas viviendas de los fareros acogen hoy día un afamado restaurante en el que disfrutar de un cóctel en una de sus hamacas o degustar su oferta gastronómica con productos locales y de Km0.
Faro de San Carlos
Dentro de las instalaciones militares que acogen los restos del castillo de Sant Felipe (siglo XVI), en el lado sur de la bocana del puerto de Mahón, está el faro de San Carlos. La estructura original fue construida en 1852 por Antonio López Montalvo, pero debido a que su ubicación entraba en conflicto con las prácticas de tiro de la batería militar que había instalada a su alrededor fue apagado en 1912, sustituido por un gran faro móvil que estaba sujeto a un pescante metálico instalado en las inmediaciones y derribado en 1917, aunque siempre se ha mantenido en el lugar la primera luz instalada en la isla para proteger a los navegantes. Parte de su material se reutilizó para la construcción del faro de Favàritx. Posteriormente, se levantó una torre de hormigón de 12 metros de altura –cuya luz se puede ver desde 12 millas náuticas–, así como unas viviendas para los encargados del mismo y sus familias.
Aunque el acceso a la estructura está restringido merece la pena acercarse a la zona para disfrutar de las vistas privilegiadas que ofrece de la fortaleza de La Mola. También se puede aprovechar la excursión para visitar la Cala de Sant Esteve.
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