A 70 KM DE PALMA
Mallorca aún desconocida: calas vírgenes y pueblos con encanto
Una ruta por la Península de Levante, la zona más desconocida de la isla, donde sus habitantes disfrutan del encanto de la 'vida lenta'
En el sur de Mallorca hay otra isla que merece la pena
![La solitaria playa de Arenalet des Verger](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/viajar/2024/05/14/mallorca1-RCSRXRMN6i12WjKEJ6hwaeN-1200x840@diario_abc.jpg)
Un importante patrimonio que se remonta al primer milenio a. C., antiguos oficios recuperados y naturaleza inesperada que converge en playas vírgenes, dan vida a la Península de Llevant, donde la calma y el ritmo sosegado dictan los días y traen de vuelta las ... raíces de Mallorca. Son casi 70 km los que la separan de Palma, suficientes para viajar al pasado de la ínsula balear y adentrarse en su autenticidad y exclusividad gracias a las bellas localidades de Capdepera o Artá. Por algo esta última cuenta con el sello de calidad internacional Cittaslow, que reconoce aquellos lugares que apuestan por las tradiciones, un ritmo lento y calidad de vida.
Enclavado en la comarca del Levante, al noreste de Mallorca, el que probablemente sea el rincón más desconocido de la isla, resalta por las maravillas naturales que lo abrazan: la playa de Son Serra de Marina, el Parque Natural de la Península de Llevant y la reserva de S'Albufera, el humedal más grande de las Baleares. De los 140 km2 que lo componen, 25 bosquejan una extraordinaria costa conservada en estado natural.
Montañas, bosques, playas, torrentes y cuevas esculpen los paisajes kársticos del Parque Natural de la Península de Llevant. En él, la diversidad no está solo en sus paisajes, sino también en su flora, formada por encinares, pinares y otra vegetación típica de la garriga mallorquina, y en su fauna, con especies como el águila pescadora o el sapillo balear. En la zona también se llevan a cabo programas de reproducción de la tortuga mediterránea. Gracias a este parque, y más concretamente al garballó, se mantiene viva la tradición de elaborar productos artesanales. Capazos, bolsos, sombreros, alfombras y cestas son trenzados con esta palmera autóctona desde hace más de 250 años, oficio que impulsan las mujeres artesanas de Capdepera, conocidas como las 'dones de sa llata'.
Una larga pero bonita caminata de cinco kilómetros conduce hasta la solitaria playa de S'Arenalet des Verger, una de las menos concurridas de Mallorca. Su difícil acceso ha facilitado que se conserve virgen.
![](https://static.abc.es/media/infografias/2022/02/paque-natural-mallorca/paque-natural-mallorca-desktop.png?v=1707125586688)
Mallorca
Parque Natural de la Península de Levante
Cala Torta
Son Real
Cala Mesquida
Cala Agulla
Capdepera
Artá
Cala Rjada
Cuevas
de Artá
Talayot
escalonado
de Pula
ABC
![](https://static.abc.es/media/infografias/2022/02/paque-natural-mallorca/paque-natural-mallorca-movil.png?v=1707125587360)
Mallorca
Parque Natural de la Península de Levante
Cala Torta
Cala Mesquida
Son Real
Cala Agulla
Capdepera
Artá
Cala Rjada
Cuevas
de Artá
Talayot
escalonado
de Pula
ABC
A lo largo de la costa de Artá hay otras 25 playas y calas secretas regadas por las aguas del canal de Menorca, las cuales a veces invitan a practicar windsurf y, cuando están más apacibles, a lanzarse a ellas en kayak. La mayoría de las playas carecen de sombrillas y tumbonas, por lo que no son muy frecuentadas por turistas, configurando los últimos reductos paradisíacos de la isla. Es el caso de las salvajes Cala Torta o Cala Agulla. Más turística es Cala Rajada. Situada junto a un puerto pesquero, goza de todo tipo de servicios. También merecen especialmente la pena Cala Mesquida, Cala Moltó o Cala de na Llòbriga.
Pistas
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Son Real. Refugio de naturaleza e historia para recorrer en bicicleta.
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Forn Nou. Los variados arroces de este restaurante de Artá son una delicia.
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Café Parisien. El patio ajardinado del coqueto café es un estupendo lugar para probar la cocina de mercado de la comarca.
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Yartán Boutique Hotel. Descanso en una de las casas señoriales de Artá.
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Pleta de Mar. Un exclusivo alojamiento donde dormir con el arrullo del Mediterráneo.
Son Serra de Marina es otro paraíso que pasa a formar parte del Parque Natural de la Península de Llevant. Transparentes aguas cuidadas por la posidonia bañan sus arenas doradas, tan solo interrumpidas por una de las torres de enfilación -utilizadas por los submarinos para hacer cálculos de tiro en los años 50- que se yerguen en este litoral. A un lado, caminos de pinares y sabinas guían hasta el antiguo pueblo pesquero de Colonia de Sant Pere. Al otro, el Mediterráneo acaricia la necrópolis de Son Real, a la que llegar por un tranquilo sendero a pie, en bicicleta o a caballo. Reconocido como Monumento Histórico Nacional en 1965, el yacimiento es uno de los más notables de las islas Gimnesias, como llamaban los giegos a las mayores de las Baleares. Desde el siglo VII a. C. en estas tierras se daba sepultura a las élites locales, e incluso se han hallado enterramientos de la Edad Media llevados a cabo con distintos rituales que dejan constancia de las distintas culturas que han convivido en la cuenca del Mediterráneo .
Cercados por encinas, encontramos otros yacimientos arqueológicos estupendamente conservados, como el talayot escalonado de Pula o los importantes poblados talayóticos de Claper del Gegants o Talayot de s'Heretat y el de Ses Païses. Desarrollados hace 3.000 años, fueron excavados y restaurados recientemente, en el siglo XX, aunque gran parte del recinto está aún sin sacar a la luz.
![Vista de la Iglesia de San Salvador, en Artá](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/viajar/2024/05/14/mallorca3-U70181168786gRp-760x427@diario_abc.jpg)
Cuevas y lagos subterráneos
En el abrupto acantilado de Cap Vermell, las profundidades de Mallorca también guardan sorpresas con las que evocar un viaje al centro de la Tierra. Los bosques de piedra, lagos subterráneos y espectáculos de luz y sonido de la cueva de Artá trasladan a un asombroso mundo pétreo adornado por impresionantes estalagmitas, como la de veintidós metros que gobierna la Sala de la Reina. En la Sala de El Infierno el descenso por el inframundo continúa tan inquietante como cautivador con rocas que se asemejan a animales maléficos.
Pistas
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Can Simoneta. En el restaurante gourmet del chef David Moreno se fusionan sabores mexicanos y españoles. Tienen hotel, rodeado por campos y mar.
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Sa Gripia. Restaurante en Artá en un patio de aires bohemios.
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Museo de Sa Rondaia. Para conocer la cultura de la región.
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Art Artà. Espacio dedicado a la difusión de la artesanía.
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San Antonio. En esta fiesta, cada 16 de enero los demonios toman Artá.
El rico patrimonio de la península también está presente en sus pueblos. El castillo de Capdepera domina el horizonte. En su interior, el Museo de la Llata muestra la recolecta del palmito, el proceso de secado y la elaboración de preciadas piezas artesanales. A tan solo seis kilómetros, el faro de Capdepera cuida de las embarcaciones que cruzan hasta la vecina isla de Menorca.
En la sierra artanense también sobresale la ermita de Betlem, levantada a principios del siglo XIX. Las celdas, cocina, refectorio y otras dependencias se suman a la iglesia, en la que destacan siete pinturas realizadas por el monje, pintor y arquitecto Manuel Bayeu y Subías.
![Castillo de Capdepera](https://s1.abcstatics.com/abc/www/multimedia/viajar/2024/05/14/mallorca2-U05055448047qEa-760x427@diario_abc.jpg)
El cerro de San Salvador vigila la encantadora localidad de Artá. El recinto amurallado sirvió como lugar estratégico a lo largo de la historia y actualmente conserva un santuario que alberga una talla románica de la Virgen de Sant Salvador, originaria del monasterio de Bellpuig y patrona de Artá. Pero en este atractivo municipio, levantado en un gran valle, también resultan interesantes la iglesia de la Transfiguración del Señor, construida durante varios siglos sobre otra de estilo gótico, y la iglesia de los Padres Franciscanos, en la que se encontró una de las pinturas más antiguas de Mallorca. Las casas de piedra, decoradas con coloridas ventanas, son testigo de la historia de este pedacito mallorquín alejado del turismo de masas y, por lo tanto, poseedor de una arraigada cultura tradicional.
Muchos de los edificios albergan coquetos hoteles boutique, restaurantes, tiendas de artesanía y fascinantes museos. En la calle Antoni Blanes, el Museo de Sa Rondaia está dedicado a la artesanía local y a las rondallas, los cuentos tradicionales transmitidos de generación en generación. Demonios, brujas, hadas y otros personajes moldeados por el escultor Pere Pujol ocupan las habitaciones de esta vivienda tradicional. Al Museo Regional, en la Plaza del Ayuntamiento, llegan peticiones de visita desde la Universidad de Cambridge. Fue fundado a inicios del siglo XX por los ilustrados de Artá, entre los que figuraban Llorenç Garcías i Font, un farmacéutico que donó una completa colección de naturaleza que incluye aves disecadas e insectos. También se exponen piezas de llata y colecciones de etnografía y arqueología, compuesta por objetos prehistóricos de los yacimientos de la comarca. Varios artistas también exhiben sus trabajos en galerías de arte, como la del pintor y escultor abstracto Joan Peix, cuyas obras realizadas con arenisca simbolizan el paso del tiempo.
Las tradiciones también imperan en la cocina de la zona. Arroz, sobrasada, tumbet… Para probar esos sabores habrá que dirigirse a los restaurantes alojados en antiguas casonas del casco histórico con alegres patios ajardinados. O llevárselos a casa tras acudir al tradicional mercado de Artá.
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