RUTA DEL SILENCIO
Los 63 km de una de las carreteras más bellas de la España vacía
Una ruta por la A-1702, entre páramos y pueblos, por las comarcas del Maestrazgo y Andorra-Sierra de Arcos en la provincia de Teruel
Este castillo inexpugnable y poco conocido es una mole roja en Teruel
Sentir el silencio, entre las comarcas del Maestrazgo y Andorra - Sierra de Arcos, es el regalo de los 63 km de la carretera A-1702. En su recorrido (la Rutal del Silencio) hay muchas sorpresas entre los repliegues de sus montañas, culminadas de parameras ... y recortadas por barrancos a los que se aferran pueblos bonitos. Una recóndita zona de Teruel en la que viajar al ritmo lento de la excelencia rural.
Al norte, la referencia urbana es Andorra, uno de los municipios más poblados de Teruel situado en una colina a caballo de los ríos Martín y Guadalope. La riqueza de su subsuelo impulsó un pasado minero ligado al lignito hasta 2005, cuando la mina Oportuna cerró sus doce calles que descendían hasta 700 metros de profundidad.
Ha quedado una huella magnífica en el museo minero (Mwinas). Sus innovadoras instalaciones a cielo abierto, nutridas por la experiencia de mineros voluntarios, son de visita imprescindible. Ahora luce afortunadamente restaurado como el humedal Corta Alloza, de gran valor ecológico.
El pozo San Juan conserva el castillete de extracción minera, la sala de máquinas y el pozo minero. Alrededor, escarpados cañones de paredes rojizas crean los estrechos del parque cultural del río Martín, donde disfrutar por igual ante los poderes mineromedicinales de sus aguas termales o ante las pinturas rupestres que se conservan.
Apenas 19 km por la N-211 separan Andorra del mirador del Alto Maestrazgo, donde comienza la Ruta del Silencio. Nada más tomar el desvío hacia la A-1702 aparecen unas sobrecogedoras panorámicas junto al icónico símbolo triangular de la ruta. Al lado hay una simpática reproducción del caimán, como se conocía al histórico autobús de línea que comunicaba las poblaciones de la zona.
El descenso, con un sinfín de curvas que hacen las delicias de los motoristas, se adentra en las parameras de Ejulve. Inmensas y ariscas, entre barrancos, acogen las ruinas de masías o mases, sustento de sus habitantes, los masoveros. Unidades familiares solitarias y autosuficientes que durante siglos, desde que la corona de Aragón las estableciera para controlar el territorio, han vertebrado una forma de vida singular.
Las sendas tradicionales enlazan algunas poblaciones. Crivillén mantiene una de las huellas más hermosas de la actividad rural como son las eras en las que se separaba el cereal. Están junto a la ermita de Santa Bárbara, un mirador que se asoma sobre el profundo barranco donde se asienta el pueblo.
En el municipio de Ejulve se halla la cueva del Recuenco. Sus formaciones kársticas fascinan a lo largo de un kilómetro.
Los imponentes Órganos de Montoro señalan el pasaje por el que el río Guadalope se abre paso ya en territorio del Maestrazgo. Una formación caliza que supera los 200 m de altura modelada por la erosión semejando gigantescos tubos de un órgano pétreo. Las carrascas y sabinas negras destacan entre el gris de la roca, mientras el buitre leonado sobrevuela y la cabra montesa trisca por sus paredes. En sus inmediaciones asoma el abigarrado conjunto urbano de Villarluengo sobre un enriscado promontorio con vistas desde el mirador de los Forasteros.
Pistas
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Dormir. Monasterio El Olivar. Un oasis de paz en un edificio histórico. Actividades de astroturismo. www.monasterioelolivar.com
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Masía El Cabrero. Villarroya de los Pinares. Acogedores apartamentos en una antigua masía. www.masiaelcabrero.com
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Comer. La Ojinegra. Alloza. laojinegra.com. Tel. 696 816 138. Con productos de proximidad. #4 Vientos. Cantavieja. 4vientoscantavieja.com. Tel. 964 185 079. Gastronomía del Maestrazgo.
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Más información. thesilentroute.com.
A 9 km del pueblo de Pitarque espera el nacimiento del río del mismo nombre, donde el agua mana por dos ojos en la roca creando saltos y pozas de aguas cristalinas. En su curso alto riega las fértiles huertas del pueblo de Fortanete, a un paso del Camino del Cid, en tierras antaño fronterizas, como atestigua la histórica cárcel local, que guarda en sus muros las pinturas y grabados de los reos que acogió. También ligado a dicho camino y sobre un peñón rocoso asoma Cantavieja, conjunto Histórico Artístico con plaza porticada e iglesia gótica levantina que fuera sede del Temple.
El broche lo pone Cañada de Benatanduz, pequeño pueblo arraigado sobre la dura altiplanicie montañosa. Desde el mirador de San Cristóbal es momento de sentir ya familiar el silencio que ha acompañado hasta la última panorámica de la ruta.