Un bosque de hayas mágico en el Sistema Central que es patrimonio de la humanidad
El hayedo de Tejera Negra -situado en Cantalojas, Guadalajara- luce sus mejores galas en pleno otoño
Los 'milagros' que han conservado uno de los hayedos más pequeños y bonitos de España
![En 2017, el hayedo de Tejera Negra fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco (junto con otros hayedos de España y Europa) como extensión de los hayedos primarios de los Cárpatos y otras regiones de Europa](https://s1.abcstatics.com/abc/www/multimedia/viajar/2023/11/22/hayedo-tejera-negra-R3Bm9PGgOAi8wJcGMIoIH0H-1200x840@abc.jpg)
Que un bosque de hayas, o sea, un hayedo, lleve el nombre de un bosque de tejos, o sea, una tejera, ya revela algo de la personalidad nada común de uno de los bosques más famosos del Sistema Central. De hecho, el motivo ... por el que este bosque, el hayedo de Tejera Negra, situado en el límite noroccidental de la provincia de Guadalajara y sobre las laderas meridionales de la Sierra de Ayllón, cuelga el cartel de completo cada fin de semana del otoño es, sobre todo, además de por una cercanía a la capital madrileña que es más ficticia que real, a que acarrea la fama de ser uno de los hayedos más meridionales de España. Otro rasgo de personalidad nada común.
Dicho más técnicamente, la singularidad de este hayedo es la de su condición de 'relicto'. Es decir, que sus orígenes se rastrean en una historia que comenzó hace unos 7.000 años, en la época glacial en la que la mayor parte de Europa aparecía cubierta de hielos y fríos terribles. De tal forma que muchas especies vegetales y animales que hasta entonces solo eran propias de latitudes más septentrionales empezaron a prosperar en otras más meridionales, donde ahora también encontraban las condiciones necesarias. Es así como las hayas, seres a los que, en principio, no se les supone la capacidad de desplazarse, iniciaron sin embargo un fantástico viaje en el que consiguieron establecerse en zonas del sur de Europa que, con aquellas condiciones, les resultaban tan frescas y húmedas como puedan serlo hoy, por ejemplo, los Pirineos o Asturias.
Valor excepcional
El tema es que unos dos mil años después, cuando las condiciones climáticas fueron volviendo poco a poco a su ser, también lo fueron haciendo las especies que habían prosperado más al sur, regresando a reinar a sus territorios originales. ¿Todos? No. Hubo excepciones. Algunos de aquellos hayedos fueron capaces de aclimatarse a sus nuevos hogares quedando anclados como auténticas islas de vegetación atlántica en mitad de la meseta central. A esa condición responden los de Montejo, en la provincia de Madrid, el del puerto de la Quesada, en la de Segovia, y el de Tejera Negra, en la de Guadalajara. Este último, con una mancha de unas 400 hectáreas, el mayor del Sistema Central y auténtico milagro ecológico si se tiene en cuenta la suerte de haber sobrevivido a las intensas talas y prácticas de carboneo que fueron habituales durante siglos y especialmente intensas en el XIX. No en vano, por el valor excepcional que atesora su ecosistema, en 2017 fue incluido en la lista de hayedos primarios de los Cárpatos y otras regiones de Europa declarados Patrimonio de la Humanidad.
Por eso visitarlo y disfrutarlo exige una serie de servidumbres propias de los lugares a los que es necesario salvar de la presión humana descontrolada. Y aquí, en concreto, pasa por reservar plaza previa en el aparcamiento ubicado en el interior del parque natural del que forma parte el hayedo y desde el que arranca su ruta más transitada, la de Carretas. Este circuito senderista, delicioso paseo que luce lleno de colorido durante el otoño, recuerda también en su nombre la forma de transporte una vez que la leña quedaba transformada en carbón y listo para el acarreo. Un proceso perfectamente explicado en la reproducción didáctica que encontramos en el sendero, como a unos veinte minutos del inicio.
Pistas
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Cómo llegar. Al hayedo se accede desde Cantalojas (Guadalajara) por la pista asfaltada que, en 2,5 km, conduce hasta el centro de interpretación del Parque Natural Hayedo de Tejera Negra. Desde este punto otra pista enlaza, en 8 km, con el aparcamiento. En otoño es obligatoria la reserva de aparcamiento. En hayedotejeranegra.castillalamancha.es.
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Senderos. Existen tres senderos señalizados. Senda de Carretas: circular con principio y fin en el aparcamiento del interior del parque. 6 km. De 2 a 3 horas. Dificultad media. Senda del Robledal: circular con principio y fin en el centro de interpretación. 17 km. De 6 a 7 horas. Dificultad media. Ruta Río Zarzas: circular con principio y fin en el centro de interpretación. 27 km. Apropiada para bicicletas.
Es precisamente a partir de ese punto cuando el sendero se interna de lleno en el hayedo, recorriendo sus laderas más umbrías mientras se asciende hasta alcanzar la pradera de Matarredonda, punto panorámico desde el que observar el bello contraste que ofrece la mezcla de pinos y hayas hacia los que se dirigirá inmediatamente el paseo. Una mezcla en la que, como se verá mientras se discurre por uno de los tramos más bellos, también se descubre la presencia aislada de algún imponente tejo. Superviviente, a su vez, de una tejera mucho más abundante ayer que hoy y que acabó dando nombre a un hayedo.
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