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Escapada a la invernal Helsinki: qué ver en la capital finlandesa

En la ciudad principal del 'país más feliz del mundo' ni la nieve ni el frío detienen su actividad o la belleza del paisaje

Vista de la sauna pública Allas Sea, junto al agua en Helsinki, y de la única noria con una sauna incorporada
Laura Pintos

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Dicen que la felicidad empieza en la aceptación. De ambas cosas saben mucho en Finlandia, líder en el ránking de los países más felices del mundo e incansable aún durante su largo frío invierno de paisajes blancos de nieve y días breves de luz. Una escapada invernal a Helsinki, su capital, permite comprobar no solo la belleza de esta ciudad del norte de Europa marcada a partes iguales por la naturaleza y el diseño, sino también imbuirse de ese espíritu amable y activo de sus habitantes.

Ese carácter afable se traslada a sus calles, que ellos recorren a pie o en bicicleta -todo el año se las ve pasar, aún nevando- o abrevian en metro o tranvía, que los turistas también pueden aprovechar comprando una tarjeta de transporte física o digital. Ubicada a orillas del Báltico, a los locales les enorgullece decir que de todos sus puntos se puede tener agua a pocos kilómetros, y de hecho la ciudad está rodeada por más de 300 islas e islotes -las más visitadas, Lammassaari o Vallisaari- conectados por ferrys. Pero además Helsinki cuenta con una espectacular vegetación boscosa a las afueras, y en ambos emplazamientos -mar y tierra- se practican todo tipo de deportes y excursiones durante todo el año.

Los finlandeses son en general aficionados al deporte y la actividad física, a pesar de las bajas temperaturas y de la oscuridad que avanza pronto en esta temporada y recorta las horas de luz a solo unas pocas cada día. Aún así, la capital -de tamaño manejable, en la que todo está cerca- mantiene en horario comercial abiertos tanto tiendas como museos, teatros y restaurantes, por lo que quienes no patinan sobre hielo o practican alguna modalidad de esquí encuentran en estos meses otras muchas opciones de ocio urbano apetecibles.

Qué hacer

El primer plan ineludible en Helsinki es acudir a una sauna. Las viviendas suelen contar cada una con la suya, o bien las hay de uso comunitario en los edificios, pero también hay una docena de establecimientos públicos repartidos por la ciudad a los que se puede acudir para vivir esta experiencia tradicional vinculada al bienestar pero también a la vida social local.

Dos de las más interesantes para un visitante son Allas Sea, en pleno centro, junto al mar y dotada de piscinas de agua natural como complemento, y la de diseño Löyly, donde hay una cafetería con unas vistas extraordinarias y acceso directo al agua para darse, los más valientes, un energizante baño helado de contraste para activar la circulación. Al lado de la primera también está una de las más excéntricas de todo el país: una sauna en una noria, bautizada justamente Sky Wheel.

En cada sitio el procedimiento es similar: hay que llevar bañador y chanclas y se paga por un pase de entre una hora y tres, entre 9 y 18 euros según el sitio, para poder utilizar los vestuarios, las toallas y las cabinas de vapor libremente durante ese tiempo.

La segunda actividad en Helsinki es disfrutar de su pasión por el diseño y la arquitectura. Este impacto se puede ver simplemente observando la silueta de sus edificios -de estilo romántico nacionalista, derivado del Art Nouveau- y la ambientación de sus espacios interiores, marcados todos por la funcionalidad y el minimalismo, con gran uso de la madera (antes las casas se hacían todas con este material, la prevención de incendios le puso fin y ahora la búsqueda de reducir el impacto medioambiental lo ha reactivado) y mucha atención al paisaje y el clima en la creación de los espacios.

En el Museo de Diseño se pueden ver obras de los creadores finlandeses más importantes y comprobar su ojo para los objetos austeros, prácticos, de líneas geométricas y colores neutros o directamente rabiosos con los que les gusta llenar sus casas y sus vidas. Allí, hasta abril, tiene lugar además una exposición temporal clave: la de las obras reunidas del matrimonio conformado por el reconocido diseñador industrial Antti Nurmesniemi y la famosa diseñadora de moda Vuokko Nurmesniemi.

El gran nombre del diseño finlandés fue Alvar Aalto, fundador de la marca Artek, y su legado impregna Helsinki y sus edificios y diversos elementos urbanísticos. Se puede conocer más de su vida y su obra visitando su casa, la tienda de su firma o visitando 2nd Cycle, que vende exquisitas piezas de Artek de segunda mano.

Imagen principal - Arriba, vista de la ciudad. Abajo, izquierda, la sauna Löyly; derecha, el restaurante Story, en el mercado antiguo de Helsinki.
Imagen secundaria 1 - Arriba, vista de la ciudad. Abajo, izquierda, la sauna Löyly; derecha, el restaurante Story, en el mercado antiguo de Helsinki.
Imagen secundaria 2 - Arriba, vista de la ciudad. Abajo, izquierda, la sauna Löyly; derecha, el restaurante Story, en el mercado antiguo de Helsinki.
Arriba, vista de la ciudad. Abajo, izquierda, la sauna Löyly; derecha, el restaurante Story, en el mercado antiguo de Helsinki. Visit Finlandia

Pero sobre todo hay que callejear -un buen abrigo, gorro, guantes y ninguna pereza, como los locales- para entrar a curiosear en las numerosas tiendas de decoración -desde vajillas y mantelería hasta muebles- y de moda -diseñadores emergentes de ropa, joyería y complementos, muy vinculados también a la sostenibilidad, o marcas tan conocidas como la emblemática Marimekko- que hay en Helsinki, tantas que se ha dado forma a un 'Design District', que engloba a 160 miembros.

También es un emblema del estilo de vida finlandés la gran biblioteca pública Oodi, una estructura imponente, ondeada y por supuesto de madera y cristal, que se levanta en el centro de la capital escandinava y funciona como centro comunitario, punto de encuentro y agitador de la vida pública. Está muy cerca de sitios de interés como el Centro de Música de Helsinki, el Museo de Arte Contemporáneo Kiasma y la estación central, flanqueada por dos imponentes esculturas de figuras humanas a las que se viste en ocasiones especiales como en Madrid a la Cibeles.

Otro lugar interesante es el museo más nuevo de la ciudad, Amos Rex, con sus salas subterráneas dedicadas al arte moderno y exhibiciones temporales (hasta el 26 de febrero, el mundo onírico de seres de fantasía y niñas dormidas del artista belga Hans Op de Beeck) y su plaza en la superficie con unos ojos enormes de cristal que son en realidad sus claraboyas.

Dónde comer

Otra visita obligada en Helsinki es su mercado antiguo. Funciona a cubierto, dentro de una nave de dos largos pasillos con puestos de madera oscura en los que se encuentran artesanías pero principalmente alimentos propios de Finlandia, tanto preparados para comer allí mismo o llevarse como envasados. Aquí el capítulo turístico vive un hito dentro de esta escapada: hay tostas, platos, conservas y botes de carnes tan inusuales en el sur de Europa como oso, alce o reno. Pero también es posible comprar su tradicional pan de centeno, pasteles de todo tipo, regaliz, bacalao, salmón, café o zumos, mermeladas y dulces de una gran variedad de frutos rojos, el más curioso, uno que en realidad es naranja llamado 'seabuckthorn' y es el fruto del espino amarillo.

En el mercado funciona, en un hall central, un restaurante, Story, con pequeñas mesas al paso donde se puede disfrutar del plato más popular en el país feliz, la sabrosa sopa de salmón y patatas, perfecta para calentar el cuerpo antes de continuar. Fuera del edificio está la plaza donde aún hoy se colocan los puestos al aire libre (también en invierno) de pescados y mariscos, en el lugar donde antiguamente atracaban los barcos de los pescadores y vendían su colecta desde la cubierta.

Otra opción es comer en el clásico y refinado Savoy, decorado justamente por Alto en los años 30 y desde el cual se tienen vistas panorámicas de la ciudad, o en alguno de los puestos de Teurastamo, el antiguo matadero y hoy lugar de moda. O lanzarse a descubrir alguno de los numerosos restaurantes modernos y con mucho ambiente que salpican la ciudad, varios de ellos con propuestas relacionadas con comida vegetal, saludable o fusión. Uno de los más interesantes es Nolla, de tres jóvenes chefs comprometidos con la idea de reducir el consumo y el desperdicio ('nolla' significa, justamente, 'cero') y ser sostenibles, por lo que aplican desde la cercanía en la selección de sus proveedores hasta el reciclado en sus insumos y textiles.

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