BELLEZA IMPOSIBLE

Lo que debe saber quien planee unas vacaciones en Dubái

Retrato de una ciudad única, casi imposible, donde hace veinte años empezó la construcción del Burj Khalifa, el edificio más alto del mundo

Playas nocturnas con reflectores y socorristas con binoculares de visión nocturna

Rascacielos de Dubái, incluido el Burj Khalifa, desde la terraza del restaurante 'Jara', de Martín Berasategui JFA

Dos miradores en la ciudad-emirato de Dubái (Emiratos Árabes Unidos) explican una historia tipo 'misión imposible' que empezó hace veinte años. El 6 de enero de 2004 comenzaron los trabajos de movimiento de tierras de lo que sería el edificio más alto del ... mundo, el Burj Khalifa, 828 m, un récord aún vigente. El mirador abierto a los turistas (At the Top) se queda en las plantas 124-125 (456 metros), y de una de las paredes cuelga una foto de los primeros años de obras de un edificio rodeado de desierto. Cuarenta y nueve de los cincuenta edificios más altos de Dubái (el Burj Al Arab, el icónico hotel en forma de vela, es de 1999) se han levantado en el siglo XXI.

La segunda historia empieza en la misma época, hace un par de décadas. En 2004 se completó la base de Palm Jumeirah, un territorio ganado al mar en forma de palmera. El primer residencial, en el que empezaron a vivir 4.000 personas, es de 2006. Dos años después abrió el Atlantis, un hotel que es un símbolo de la ciudad excesiva, con esa entrada en forma de castillo de las mil y una noches. En The Next Level, la zona más elevada del mirador de The Palm Tower, a 250 m de altura, sin cristales y sin reflejos, se ve la Palm Jumeirah al completo: las villas de lujo con piscinas, los hoteles y residencias (como el Atlantis The Royal Residences, donde se venden apartamentos de 190 m² por 1.916.438 dólares/euros), el metro monorraíl y la carretera que cruza el tronco del archipiélago.

Las Palm Island son un símbolo del Dubái extraordinario (en sentido estricto, fuera de los común). El objetivo era (es) ganar kilómetros de costa con islas artificiales para atraer negocio inmobiliario y más turismo de lujo. En la más conocida, Palm Jumeirah, donde viven 70.000 personas, se utilizaron 120 millones de metros cúbicos de arena del Golfo Pérsico y siete millones de toneladas de roca de las montañas Al Hajar (Omán). La construcción de la segunda palmera, Palm Jebel Ali, avanza de nuevo tras años parada. En cambio, The World Islands, un archipiélago de pequeñas islas artificiales construidas en forma de un mapa del mundo, parece inviable, aunque el 'boom' inmobiliario que crece y crece y el interés por el país de grandes fortunas siempre puede cambiar su destino.

El primer rascacielos de la ciudad, Dubai Trade Center, de 149 metros, fue inaugurado en 1979. Ahora hay más de 150 rascacielos y muchos otros en construcción o aprobados. En el horizonte se aprecia la evolución y el plan, ser los mejores o los primeros en algo, del que nunca se han apartado. «Eso es interesante», afirma Enrique Ibáñez, arquitecto y director del estudio Urban Matters, que conoce bien el país y trabajó en el interiorismo de las zonas vip del Qatar Foundation Stadium, uno de los campos de la Copa Mundial de Fútbol de 2022. Ibáñez cree que se imitaron modelos de edificación con mucho cristal, «insostenibles con temperaturas tan altas por lo que suponen en costes en refrigeración y en consumo de agua, en lugar de aprovechar las enseñanzas de la arquitectura popular que se ven en el Museo de la Ciudad de Dubái: corrientes de aire, sombras, huecos controlados, calles estrechas».

A Ibáñez le fascina el sistema de fuentes -seguramente inspirado en el de Las Vegas- instalado en el lago artificial Burj, junto al edificio Burj Khalifa y al Dubai Mall, dos obras de Emarr, una de las mayores empresas inmobiliarias del mundo. Funciona todas las noches, de 18.00 a 23.00 h, cada 30 minutos. La entrada cuesta 5 euros. Es una línea de chorros de agua de 275 metros de largo, la fuente más grande del mundo (7.327 m²) según Guinness World Records. En algún momento del espectáculo hay 80.000 litros de agua en el aire. «Cuando lo ves en directo te quedas alucinado de cómo han podido coordinar un sistema tan complejo de música, agua y luz. Es impresionante».

Miradores En la foto superior, The Next Level, la zona más elevada del mirador de The Palm Tower, a 250 m de altura, sin cristales y sin reflejos, desde donde se ve la Palm Jumeirah al completo. Sobre estas líneas, el mirador del Burj Khalifa. A la derecha, el exterior del Museo del Futuro. JFA

Desde el punto de vista económico, la estrategia de lo imposible del jeque Mohammed bin Rashid Al Maktoum parece funcionar. Entre enero y junio de este año Dubái ha contabilizado 9,31 millones de visitantes internacionales, un 9% más que en 2023. En total, el año pasado fueron 17,15 millones de visitantes en esta ciudad-emirato que tiene una población de 3,7 millones, la mayoría (en torno al 90%) expatriados que no pagan impuestos ni tampoco tienen beneficios sociales. Para 2040 se esperan 5,8 millones de habitantes (eran 560.000 en 1975).

De Dabiz Muñoz a Berasategui

Entre los extranjeros que se han instalado en Dubái están los representantes de la alta cocina española. Aquí han abierto casa Dabiz Muñoz (StreetXO, en la cuarta planta del edificio One&Only One Za'abeel), Dani García (Leña, en The St. Regis Dubai, The Palm) o Martín Berasategui, que inauguró Jara en marzo en el también nuevo hotel The Lana-Dorchester Collection. La terraza de Jara es uno de los mejores miradores de la ciudad, sobre todo de noche, con la ciudad iluminada en frente. El chef Javier Malillos, la mano derecha de Berasategui en Dubái, dice que en invierno es lo primero que se llena, y que el producto (pescados y carnes) llega dos veces por semana desde España.

La visión de futuro de Mohammed bin Rashid Al Maktoum está en cada edificio, en cada novedad. El Museo del Futuro, que ocupa otro edificio singular en forma elíptica con una altura de 77 metros y una fachada de acero inoxidable en el que destacan versos escritos por el jeque en caligrafía árabe, traslada a los visitantes a 2071, año que no es casual. En 1971 seis emiratos dejaron de ser un protectorado del Reino Unido y formaron los Emiratos Árabes Unidos (actualmente son siete). El edificio, inaugurado en 2022, podría aparecer en una película de ciencia-ficción. Entrar cuesta 37 euros. En el interior cuentan el futuro a su manera. Así está / estará el mundo, con todos sus problemas. Así será Dubái, con todas sus propuestas para la humanidad. Así avanzará la tecnología… En una sala hay un 'ciberperro', pero en la calle que arde es difícil ver alguna mascota.

Una de las razones para no ver perros puede ser el calor. A final de septiembre el móvil marcaba 35-37 grados, con una humedad elevada. En diciembre, la temperatura (en torno a 25 grados) es perfecta para una escapada de un europeo cansado del frío. De junio a septiembre, el viaje tiene algo de temeridad. Hace un año la ciudad decidió abrir alguna playa por la noche, equipada con focos y socorristas con binoculares de visión nocturna. La propuesta triunfó, como podía verse el primer sábado de octubre en el arenal público de Umm Suqeim. Conviene recordar que la mayoría de las playas en Dubái -como las que están en Palm Jumeirah- son privadas, gestionadas por los hoteles, con sus 'beach club' con piscina y mujeres que no tienen problemas con el bikini.

Lujo y récords

En Dubái siempre hay algo nuevo que ver. Eso sí, hay que ir en coche. Esta no es una ciudad para caminar, y el metro elevado no llega a todos los sitios. Entre las atracciones recién inauguradas está el Real Madrid World en Dubai Parks and Resorts (73 euros), el primer parque temático del mundo que opera con la marca del equipo español. Para los turistas la opción es descartar. ¿Da tiempo a ir a la piscina infinita más alta del mundo (293,90 m, en la azotea del Address Beach Resort)? ¿Y a la piscina de inmersión más profunda del mundo, Deep Dive Dubai, de 60,2 m?

Relax y compras En la foto superior, la piscina infinita del NH Collection Dubai The Palm. Sobre estas líneas, la zona de tiendas de oro en el zoco, la zona antigua de la ciudad. A la derecha, una de las dos tiendas de Manolo Blahnik que hay en el Dubai Mall. JFA

¿Y qué hay de las compras? El programa de un viaje habitual a Dubái está compuesto de compras, gastronomía, altas dosis de asombro -tan altas como los rascacielos- y un día en el desierto. «Hay que dejar un hueco para ir al Dubai Mall», se oye en la recepción del hotel. Es el centro comercial más grande del mundo, destino habitual de los adinerados vecinos. Un símbolo del lujo frecuentado por las familias de los futbolistas que viven en la zona o por grupos de mujeres de negro procedentes de Arabia Saudí. En un paseo corto vemos dos tiendas de Manolo Blahnik, una de ellas en un pasillo de tiendas de lujo que es en sí mismo una atracción.

Pitas

  • Vuelo. Desde el 1 de abril de 2024, Emirates ofrece 28 vuelos semanales desde España a Dubái, 14 desde Madrid y otros tantos desde Barcelona.

  • Hammam. Talise Ottoman Spa. En el Jumeirah Zabeel Saray Hotel de Palm Jumeirah. Masaje con espuma y saunas calientes y frías en una sauna otomana, con muchos profesionales turcos.

  • Dormir. Una buena opción a un precio razonable (160 euros) es el NH Collection Dubai The Palm. Su piscina infinita en la planta 14 es espectacular. Tres botellines de cerveza cuestan allí 25 euros.

  • Comer. 'Orfali Bros'. Una estrella Michelin. Ambiente relajado, con platos para compartir y una original cocina de dos pisos abierta. Tres hermanos sirios al frente, con una clara influencia española, como en sus croquetas. Quien busque unas vistas nocturnas apabullantes debe ir a 'Jara', de Martín Berasategui. Para probar una cocina local y asequible, 'Mama'esh', el favorito de Javier Malillos, jefe de cocina de 'Jara'.

  • Comprar. El Dubai Mall es el centro comercial más grande del mundo. En su interior hay un acuario enorme, y está la entrada para turistas al Burj Khalifa. En el zoco de Dubái, en la zona más antigua de la ciudad, hay infinidad de tiendas especializadas en joyería y oro. En otras calles están las especias y telas. Una buena forma de llegar al barrio de Deira es al atardecer en una de las barcas que cruzan este canal (Dubai Creek) del Golfo Pérsico y que pueden tomarse en la Al Ghubaiba Marine Station.

  • Desierto. Platinum Heritage [https://uae.platinum-heritage.com/] organiza excursiones al desierto de Dubái. Ofrecen viajes en todoterreno con aire acondicionado, cena con espectáculo, vuelo en globo, exhibiciones de halcones o pasar la noche en sus campamentos, según el programa elegido.

Hace siglos Dubái era un pequeño puerto pesquero que comerciaba con perlas. Eran de gran calidad, el bien más codiciado del Golfo durante mucho tiempo, antes que el petróleo, el gas, la logística (puerta de Oriente Medio y de Asia) y el turismo. A principios de los años 50, Dubai Municipality, que se fundó en 1954, tenía tres empleados, según un cronograma que está en la entrada del zoco. En 2023 eran 11.000. El municipio -que ofrece servicios en 34 departamentos y es una de las instituciones gubernamentales más grandes- creció al mismo tiempo que el conjunto del Emirato de Dubái. Esas cifras en cualquier caso dan idea del cambio radical, de cómo un pequeño asentamiento en el desierto emprendió la estrategia de lo imposible.

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Sobre el autor J. F. Alonso

Soy periodista desde hace más de treinta años. Hice radio, reportajes de actualidad en Blanco y Negro y ABC, y ocio en distintos suplementos. Desde 2007 coordino ABC Viajar

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