historia
La ruta de Al Mutamid: un viaje por la historia, el arte y la poesía que une Lisboa y Granada
En el Alcázar de Sevilla nos topamos con los vestigios de su viejo palacio, como muestran las pruebas del carbono catorce
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El interés por la figura de Al Mutamid ha aumentado en los últimos años. Los hallazgos en el Alcázar de Sevilla desempolvaron la historia, removieron cimientos y memorias depositadas en viejos escritos. Las culturas ibéricas, el mito, la leyenda, los versos y la música de aquel rey poeta con el que podemos estrechar lazos entre Lisboa y Portugal quedan aunados en esta aproximación.
Artistas como Enrique Morente, en 'Sembré una esperanza', y Carlos Cano cantaron sus textos. Sirvan sus voces como telón de fondo de estos párrafos que proponen visitar espacios en los que conocer los hechos se revelan en primera persona.
«Al Mutamid tuvo un gusto especial por las artes. Fue el más libre de todos los autores; al ser el rey, no necesitaba mecenas. Y fue definitivamente mejor como poeta que como rey», asegura el investigador Carlos Gomes. «A través de sus textos y de la música podemos establecer puntos de unión entre las culturas que tocó, ya que vivió distintas etapas en lugares que lo condujeron del éxito político y familiar al máximo declive, cuando es deportado y encarcelado en Tánger. Hay una base común en su música que después se desarrolló en cada territorio de una forma, con sus traducciones, pero una misma estructura. En el Alentejo, en Sevilla, en Granada, Marruecos…».
El gestor cultural Francisco Carvajal, afincado en Portugal, creó con estas y otras ideas el festival Terra Mágica en la localidad alentejana de Beja, tras la huella de Al Mutamid: «Las artes dialogan entre sí y conservan parte de la esencia. Música, arquitectura, danza…».
¿Con qué vestigios nos topamos en el trayecto entre las tierras lusas y el Reino Nazarí? Una ruta elaborada por la Junta de Andalucía sigue los pasos de aquel mítico rey. A su paso, a través de dos vertientes, descubre la coexistencia de culturas. Lo musulman y lo cristiano. Lo andaluz y lo portugués. El amor que buscó el poeta por encima de todo ello y una serie de espacios monumentales que nos aproximan a la historia.
Se plantean, en este sentido, dos opciones: ambas comienzan en Lisboa. Una partirá en dirección a Sevilla por el Sur, recreándose en poblaciones como Setúbal y Aljezur antes de llegar a la costa del Algarve. La otra vía, también con Hispalis en el objetivo, trazará el mapa por la histórica Évora, realizando paradas en enclaves como Beja o Aracena.
El castillo de Beja, pueblo monumental donde nació Al Mutamid en 1040, cuenta con la torre medieval más alta de Portugal. El de Aracena, con mitos y realidades relacionadas con aquellas reuniones que tuvieron los caballeros templarios en sus inmediaciones, donde está la Gruta de las Maravillas. La primera de las rutas se dirige de Portugal a Sagres, en el Cabo de San Vicente, y sigue el litoral hasta Andalucía, recalando en entornos naturales como Río Tinto y Doñana. La segunda, más directa, cruza el Alentejo desde la capital.
En Sevilla, el Alcázar ayuda a entender el relato. Y a disfrutar también de toda su dimensión. Al Mutamid fue el rey de la taifa de la ciudad de 1069 a 1090, año en el que fue expulsado por los almorávides. En 2014 un grupo de arqueólogos encontró su viejo palacio. Frescos, arcos y columnas del siglo XI que suponen los restos más antiguos de este espacio monumental declarado por al UNESCO. Se localiza en los números 1-2 y 7-8 del Patio de Banderas.
A través de la Ruta de Washington Irving alcanzaremos Granada, destino final de lo andalusí, y siempre al son de Morente como telón de fondo. La huella del último rey abadí, de este modo, parece presente incluso en las diferentes programaciones culturales que se realizan en la ciudad, presumiendo de una de las figuras que ha causado mayor fascinación en la historia.
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