El pueblo de Cádiz que parece una ciudad fantasma con ruinas medievales en cada esquina

Alberto Flores

Villamartín

Esta funcionalidad es sólo para registrados

Iniciar sesión

31/01/2025 a las 16:10h.

Compartir

Esta funcionalidad es sólo para registrados

Iniciar sesión

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete

La provincia de Cádiz guarda todo tipo de secretos situados en los cuatro puntos cardinales. Además de parajes naturales que destacan por su belleza y por las posibilidades que ofrecen, también hay puntos de la provincia donde se puede entrar en contacto con la historia y la arqueología. Sólo hay que poner en marcha la brújula y saber cuáles son los lugares que guardan estos secretos.

Uno de estos lugares se encuentra localizado en el término municipal de la localidad gaditana de Villamartín, un municipio que se encuentra a las faldas de la sierra, donde poco a poco la campiña comienza a cambiar su paisaje. En concreto, el lugar al que nos dirigimos en esta ruta, se encuentra también cerca de otra localidad conocida de toda esta comarca, como es el caso de Prado del Rey.

El objetivo es conocer el conjunto de restos arqueológicos denominado como Castillo de Matrera, que se encuentra sobre el Monte Pajarete, a una altura de 523 metros, y que domina parte del paisaje circundante. A pesar de que en la actualidad no está en las mejores condiciones de conservación, hay que tener en cuenta que estamos ante un castillo que fue declarado Monumento Nacional en el año 1949, lo que nos da la medida de su valor y de su importancia histórica.

Hay que retroceder nada más y nada menos que al siglo IX para conocer el instante fundacional de esta fortaleza que fue construida por Omar Ibn Hafsun. El objetivo de este castillo era el de defender de la mejor manera posible el asentamiento que se encontraba en el lugar que hoy recibe el nombre de Prado del Rey, y que históricamente recibía el nombre de Iptuci. Hay que tener en cuenta que nos movemos en tierras que durante siglos fueron escenarios de continuas batallas y escaramuzas entre los reinos cristianos y musulmanes. En definitiva, durante muchos siglos fueron tierras de frontera, donde estas fortalezas eran imprescindibles.

En el siglo XIII se escribió otra página histórica para esta fortaleza, ya que el Rey Fernando III el Santo consiguió hacerse con sus dominios, aunque no se pudo asentar y a comienzos del siglo XIV volvió a manos musulmanas. Fue Alfonso XI, en 1341 el que logró recuperar para los cristianos este Castillo de Matrera, que desde entonces se convirtió en una fortaleza más que esencial para la denominada Banda Morisca.

Conociendo, aunque sea de manera somera, su dilatada historia, es posible entender que ha tenido una vida más que ajetreada, lo que ha provocado que no llegue hasta nuestros días en el mejor estado de conservación posible. Hoy, es posible acercarse a sus restos, e interpretando la historia de toda la zona, conocer la importancia que llegó a tener este recinto. Una visita que se puede combinar con una parada en la localidad de Villamartín, donde es posible disfrutar de un encantador paseo o degustar las maravillas culinarias que nos ofrecen sus restaurantes.

Hay que decir que el Castillo de Matrera se articula a través de un recinto amurallado de grandes dimensiones que llega a alcanzar los 500 metros de perímetro. Contaba con un gran patio de armas, además de varias torres, de la que destaca principalmente la torre del homenaje.

Otro de los azares del destino que ha sufrido a lo largo de la historia esta fortaleza, que en la actualidad se encuentra en manos privadas, llegó en el año 2013, cuando gran parte de la torre se vino abajo. En 2016 tenía lugar una importante intervención en el Castillo, autorizada por la Junta de Andalucía, que incluso se hizo con dos premios internacionales de arquitectura. Una intervención que ha servido para que en la actualidad podamos seguir disfrutando de esta fortaleza histórica.