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Un paseo otoñal por el bosque encantado de Lugros en Granada
La Dehesa del Camarate, uno de los rincones más hermosos del Parque Nacional de Sierra Nevada, alberga uno de los bosques mixtos mejor conservados de toda Andalucía
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Granada siempre tiene sitio para la sorpresa a lo largo y ancho de su provincia. La Dehesa del Camarate es un buen ejemplo de ello. De alguna forma, sus bosques, a los que se terminó por denominar como 'encantados' fueron eso para muchos granadinos cuando lo descubrieron bien entrado el siglo XX.
Desde la conquista castellana del reino nazarí, los bosques de Lugros se mantuvieron históricamente dentro de una continuada titularidad privada. De ahí que no estuvieran abiertos al libre acceso hasta hace bien poco. Esa maldición para los sentidos de los oriundos de la sierra granadina, impedidos para admirar una de las joyas naturales del Parque Nacional de Sierra Nevada, eso sí, tuvo su bendición por otro lado.
Al impedir el libre acceso, esta circunstancia evitó la esquilmación de sus recursos forestales, salvándose así de la masiva repoblación forestal del pasado siglo. Mientras el resto de la sierra, tras la acción del hombre en sus bosques, ha sufrido incendios, pastoreo excesivo, talas incontroladas para la producción de carbón o terrenos ganados para la agricultura, el bosque encantado de Lugros se mantuvo inalterable.
Todo sin olvidar la importante actividad minera, que hicieron retroceder el bosque autóctono alrededor de este rincón 'mágico' hasta casi su desaparición. La sorpresa mencionada, la muestra de cómo la naturaleza bebe de sí misma para mantenerse sana si la dejan, al fin y al cabo, llegaría mucho más tarde.
En 2002, una parte de la dehesas fue adquirida por el Ministerio de Medio Ambiente, y puesto a disposición y para el disfrute de todos los ciudadanos, siendo aún a día de hoy un ejemplo de belleza natural para quienes lo visitan.
El otoño 'encantado'

Se encuentra en la vertiente norte del macizo, en el término municipal de Lugros. La abundancia de agua y su orientación han propiciado una biodiversidad extraordinaria. En este auténtico tesoro de joyas botánicas se dan cita numerosas especies de árboles de hoja caduca y arbustos que ofrecen múltiples paisajes diferentes.
A través del sendero de la Dehesa del Camarate, que discurre por una pista forestal, se realiza una visita por la cabecera del río Alhama que sumerge a quien lo pasea en un bosque de robles salpicado de cerezos silvestres, arces, fresnos, mostajos, sauces y quejigos. Otoño es precisamente la mejor época del año por la combinación de colores que se produce.
El recorrido se inicia en el Horcajo, subiendo por el carril empedrado, atravesando la zona de reserva y ganando vistas a medida que se va ascendiendo.
Tras casi cinco kilómetros, el recorrido finaliza en el Tentadero, antigua infraestructura ganadera de la finca, hoy fuera de uso. A tener en cuenta, existe todavía una amplia población de vacas, por lo que durante toda la ruta es importante mantenerse a una distancia prudencial de las reses.
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