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Vacaciones en Andalucía

En kayak por las calas malagueñas de Maro

Turismo activo

Los acantilados de esta franja costera de la Axarquía esconden cuevas, cascadas y recónditas calas de aguas cristalinas perfectas para recorrer a bordo de kayaks y piragua

Kayaks bajo la cascada de Maro ABC

Pablo Marinetto

Málaga

El paraje natural de los Acantilados de Maro-Cerro Gordo, enclavado en la Axarquía malagueña esconde media docena de calas de aguas cristalinas. Arenales enmarcados por escarpados desniveles que ayudan a uno a sentirse aislado y desconectar. Disfrutar de una flora y fauna mediterránea que cautiva los sentidos será la única tarea en una jornada por este rincón de la provincia al que es raro que los malagueños nos acudan al menos un domingo de verano.

Los acantilados, resultado de la erosión del mar en las estribaciones de las sierras de Tejeda, Almijara y Alhama se sitúan a apenas unos kilómetros de Nerja, municipio al que pertenece la mayor parte del paraje, que se extiende desde la pedanía de Maro hasta Cerro Gordo, justo en el límite con la provincia de Granada.

Pasar un día en alguna de sus playas ya es un placer, pero para vivir la experiencia al completo conviene contemplar la costa desde el mar a bordo de kayaks o piraguas, la única forma para adentrarse en sus cuevas, acercarse a las imponentes paredes de roca o pasar junto a la conocida como cascada grande, donde las aguas del arroyo Sanguino caen al mar desde una altura de 15 metros. En ABC hemos preparado una ruta con seis enclaves que no te puedes perder si decides visitar los acantilados este verano con tu propio kayak o con algunas de las empresas de turismo activo de la zona.

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Acceso a la cueva Wikiloc

Cueva del Lobo Marino

Es una de las joyas naturales que se pueden encontrar en esta parte de la costa de la provincia. Tan solo la separan unos metros de la popular playa de Burriana (Nerja), por lo que se podría considerar la antesala del paraje natural, que se extiende hacia el este. La erosión del mar en la Sierra Almijara ha dado origen a esta cavidad que se abre sobre brechas calcáreas y areniscas de una antigua playa fosilizada.

El acceso es fácil y practicable, por lo que no hay que ser un espeleólogo experimentado, aunque conviene contar con la ayuda de monitores para recorrer los lagos de agua salada y color esmeralda, así como los sifones, galerías, ramales y playas subterráneas.

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Los cantos rodados sustituyen a la arena en esta playa ABC

Segunda parada

Cala Barranco de Maro

Este pequeño escondite es el primer arenal que uno se encuentra entre Nerja y la pedanía de Maro. La cala está ubicada en la desembocadura de un barranco y el acceso a pie es bastante complicado por las malas condiciones de los caminos. Por eso, quienes la visitan suelen hacerlo en kayak, buceando desde otras playas cercanas o dando unas brazadas desde el barco. Apenas mide 20 metros de largo y su principal característica son los cantos rodados que sustituyen a la arena.

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La vegetación de la zona llega hasta la arena ABC

Tercera parada

Playa de la Caleta

Conocida como la Caleta de Maro es vecina de una de las mejores playas de España, la playa de Maro. Es algo menos popular así que, salvo los fines de semana, la ocupación es menor durante el verano. Es una de las más salvajes por su aislamiento, lo que le confiere un encanto especial y hacer una parada en kayak puede hacer a más de uno retroceder en el tiempo, pues fue la famosa 'Calachica' de la mítica serie de Televisión Española 'Verano Azul'. No dispone de servicios adicionales, pero sus aguas cristalinas la convierten en un lugar excelente para la practicar también snorkel o submarinismo y descubrir la fauna marina.

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Vista de la cascada de Maro desde el aire ABC

Cuarta parada

Cascada grande de Maro

Las aguas del torrente Sanguino son las protagonistas de este salto de agua de más de 15 metros que constituye uno de los paisajes más espectaculares de las costas españolas. Acercarse hasta ella con el kayak regala una experiencia inolvidable, tanto por la belleza del entorno como por el disfrute de la naturaleza en estado puro. Es difícil resistirse a sacar la cámara o el teléfono móvil para fotografiar el paraje.

No son pocos los bañistas que aprovechan las claridad de las aguas para practicar esnórquel o dejarse salpicar por el agua de la cascada, cuyo caudal varía en función de la época del año y del riego en las fincas de subtropicales e invernaderos que salpican esta zona de la costa oriental malagueña. La mejor opción es contratar un tour que se ofrecen en playas como la de Burriana, de cerca de dos horas y media de duración y un precio que ronda los 20 euros.

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Es uno de los arenales más amplios que se pueden encontrar en la ruta

Quinta parada

Cala del Cañuelo

La cala del Cañuelo tiene una extensión de 400 metros y está compuesta por arena y grava de aspecto oscuro, como es habitual en esta parte del litoral andaluz. El gran atractivo de esta playa son sus aguas, donde pueden verse distintos bancos de peces y especies singulares . Es un lugar ideal para hacer snorkel y contemplar su paisaje de colinas y acantilados.

Aunque el acceso en coche está prohibido, un autobús de la Junta de Andalucía recorre los dos kilómetros que separan la carretera de la línea de costa, por lo que en días puntuales del verano suele haber bastante afluencia de turistas y malagueños. Si bien, siempre es buena opción hacer una parada llegando directamente por mar a bordo del kayak.

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La mejor forma de llegar hasta la cala es en kayak SUR

Sexta parada

Cala de la Doncella

Hemos guardado lo mejor para el final. Justo antes del límite natural con la provincia de Granada, la costa malagueña ofrece uno de sus mejores tesoros: la cala de la Doncella. Un recóndito rincón entre el Peñón del Fraile y la Torre de la Caleta cuyo difícil acceso lo convierte posiblemente en el arenal más exclusivo de la provincia. Sólo hay dos opciones para llegar hasta ella y, pese a todo pronóstico, el kayak es la opción más sencilla. Ya sea desde la playa del Cañuelo que visitamos anteriormente o desde la de Cantarriján, ya en el término de Almuñécar. Llegar a pie implica recorrer senderos estrechos y bastante escarpados que pueden resultar peligrosos por la inestabilidad del terreno. De un modo u otro, el esfuerzo habrá merecido la pena para disfrutar de un entorno digno de postal.

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