EL GOBIERNO IMPULSA LA RECUPERACIÓN DE LOS ANTIGUOS TEJEDORES DE VAN PHUC COMO BASE DE SU ESTRATEGIA TURÍSTICA
El gusano de seda pide paso en Vietnam

Perderse en las calles de esta población que hunde sus raíces hace más de 1.200 años supone toda una experiencia para el viajero. En la actualidad, tan sólo una centenar de familias se dedica a la confección de prendas con seda natural, cuando no hace mucho la cantidad estaba multiplicada por siete. Tras la Guerra de Vietnam, el oficio casi pasó al olvido y fue sustituido por mecánica industrial. Desde el siglo IX esta seda funcionó como un producto de lujo, cuyo valor equivalía a cuernos de rinoceronte y colmillos de elefante. Las potencias occidentales fueron durante centurias permanentes importadoras de un género que casi ha estado a punto de disolverse como arena en el mar y que ahora recupera pujanza de la mano de diversas cooperativas.
El Áo Dài o traje tradicional vietnamita para la mujer es sin lugar a dudas el producto estrella. El gobierno del país asegura que los comerciantes que trabajan en Van Phuc cumplen escrupulosos requisitos de calidad basados en la hilatura, el devanado, el teñido y tejeduría. La publicidad oficial está empeñada en recuperar los llamados oficios tradicionales para impulsar el turismo en Vietnam bajo la premisa de ofrecer algo más que exotismo.
EL LEGADO DE LA EXQUISITA DINASTÍA NGUYEN
La recuperación de esta aldea, que fue pujante en tiempos de la Dinastía Nguyen (era la encargada de confeccionar los trajes de la corte de Hue, destacada siempre por la delicadeza en el vestir), es el primer paso. Para los que quieran comprobar las excelencias el género, desde Hanói basta con alquilar un rickshaw o coger los buses locales 2 ó 21.
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