transportes
El calvario de la línea 3 de autobuses urbanos de Zocodover a la Legua
Retrasos, conductores estresados y vehículos sin fuerza para un recorrido sinuoso, tónica de una de las peores rutas de la ciudad

Los usuarios de la Línea 3 de los autobuses urbanos de Toledo (Zocodover-La Legua) tienen que armarse de paciencia cada día desde que el tramo de la carretera de Ávila, entre la gasolinera de Los Dos Luises y el restaurante «El Chuletero», fue cerrado al tráfico a mediados de junio por unas obras del Ministerio de Fomento. También los conductores de estos autobuses deben tener mucho aguante para trabajar en una línea que se ha convertido en una de las menos atractivas para la plantilla.
En estos momentos, un viajero puede necesitar casi 50 minutos para ir desde la Plaza de Zocodover, punto de partida del servicio , hasta la urbanización La Legua, a unos 6 kilómetros de distancia en coche. A muchos ya no les compensa estar tanto tiempo dentro de un autobús, a veces sin aire acondicionado a pesar de estar en verano, por lo que varios usuarios han optado por utilizar de nuevo el vehículo particular. «Tardo menos en ir a Madrid que en llegar de mi casa a Zocodover», comenta una pasajero.
Aunque lo peor no es el tiempo invertido para el trayecto. Debido al nuevo recorrido, los dos autobuses que cubren la línea han perdido la frecuencia de 30 minutos que lograban mantener a duras penas hasta hace medio mes. «Ya no sabes a qué hora puede pasar», se queja otro usuario. Ahora los retrasos llegan a ser de 20-25 minutos, excepto los domingos, cuando el autobús sí llega a su hora a las paradas porque no hay problemas de circulación.
De cualquier modo, esta línea está siendo muy castigada por las obras que el Ministerio de Fomento está llevando a cabo para convertir en urbano un tramo de dos kilómetros de la carretera de Ávila. La situación para los usuarios, y también para los conductores de los autobuses, ya era difícil cuando hace unos meses fue cortado al tráfico un primer tramo entre la urbanización Valparaíso y la entrada a la ciudad. Esto obligó a desviar la ruta por un trazado que discurre ahora por la TO-21. Y ya por entonces los conductores cumplían los horarios establecidos muy al límite.
Sin embargo, con la última medida de Fomento, los esforzados conductores no tienen tiempo ni de bajar del autobús para estirar las piernas durante un servicio de siete horas y media. Además, para intentar cumplir con el horario, en ocasiones los vehículos circulan muy por encima de la velocidad permitida. «Los conductores están tan estresados que temen que algún día haya alguna desgracia, que se lleven a alguien en un paso de cebra, porque van al límite», denuncia un usuario, que también habla de algunos conductores de la ruta que han llegado a llorar de impotencia.
«La 3» es una de las líneas con mayor recorrido (alrededor de 24 kilómetros) y con más paradas (42). A ello se suma que los motores de algunos de los autobuses no tienen la fuerza suficiente para hacer frente al sinuoso trazado del recorrido. Tanto es así que los conductores deben apagar con cierta asiduidad el aire acondicionado para poder subir las tres rampas muy pronunciadas situadas en el trazado.
Cinco valiosos minutos
A pesar de los cuidados, algunos de los autobuses llevan más bien la velocidad de un caracol y no superan los 8 kilómetros a la hora en parte del trazado. Eso sucede cuando suben la enorme cuesta que comunica la TO-21 y el restaurante «El Chuletero», en cuya glorieta hay una parada que muy poca gente utiliza -apenas cuatro personas un día laborable entre las 7.00 y las 22.00 horas-. Entre subir y bajar la rampa, el autobús pierde cinco valiosos minutos, que son un preciado tesoro para los saturados conductores y los sufridos viajeros.
Pero lo peor está por llegar. Fomento ha anunciado que el corte de la carretera entre la gasolinera y el restaurante durará hasta la primavera, aunque intentará reducir ese plazo. Los más realistas aventuran que los atascos estarán a la orden del día a partir de septiembre, con la vuelta de las vacaciones de verano y la apertura de colegios, institutos y la universidad. Como sucede desde hace medio mes, los autobuses de la Línea 3 deberán pasar entonces por el cuello de botella que se ha establecido como único acceso a la ciudad para esta ruta urbana.
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