El curioso origen de los adoquines de Lisboa
Un terremoto provocó una gran revolución en el suelo lisboeta

El empedrado portugués es un revestimiento frecuentemente empleado en plazas y aceras y que abunda en países de habla portuguesa. Consiste en la pavimentación de piedras de forma irregular que se alternan para formar patrones decorativos de colores , generalmente en blanco y negro, aunque también pueden emplearse otros colores. Lisboa es una de las ciudades donde podemos encontrar esta singular pavimentación.
Según se recoge en el blog «Diario del Viajero» , su origen se remonta a 1755, fecha en que se produjo el terremoto de Lisboa . El seísmo, con una magnitud entre 8,5 y 9,5 grados en la escala de Richter se extendió por toda la Península Ibérica y estuvo acompañado por un maremoto y un incendio.
Dada la magnitud del terremoto se encomendó al marqués de Pombal y primer ministro del rey José I, Sebastiao José de Carvalho e Melho acometer la reconstrucción de Lisboa. Para abaratar costes se reutilizaron los escombros de las construcciones venidas abajo que se emplearon como adoquines.
Para colocarlos, los pavimentadores o calceteiros empleaban el sistema de unión de piedras calizas y con un martillo se realizaban pequeños ajustes de modo que formen una figura concreta. Su uso se ha extendido en los siguientes siglos y ha servido para empedrar la playa de Copacabana o en la Avenida Central de Río de Janeiro, por citar algunos ejemplos.
Pero el terremoto no sólo trajo esta nueva forma de empedrado, el marqués de Pombal también contribuyó al nacimiento de la sismología. En los meses sucesivos se elaboró una encuesta enviada a las parroquias del país en la que se formularon una serie de cuestiones respecto a las anomalías detectadas antes y después del temblor como la variación del nivel de las aguas subterráneas, los cambios en el comportamiento de los animales o el número de edificios destruidos.
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