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Asesor jefe de inteligencia artificial de la NASA

Omar Hatamleh: «Los niños que están naciendo ahora vivirán sin problema hasta 130 años gracias a la IA»

El ingeniero explica en su último libro cómo espera que la inteligencia artificial cambie la sociedad

«Eres una carga para la sociedad, por favor, muere»: la humillación de la Inteligencia Artificial de Google a un estudiante universitario

Omar Hatamleh josé ramón ladra
Rodrigo Alonso

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Omar Hatamleh es español, y también una de las voces más autorizadas que hay en el mundo cuando se habla de inteligencia artificial (IA). Hijo de padre jordano y de madre granadina, el ingeniero lleva ya casi tres décadas trabajando para la NASA. Actualmente es asesor jefe de Inteligencia Artificial e Innovación del Goddard Space Flight Center, dependiente de la agencia espacial estadounidense, para la que también trabaja como director de estrategia tecnológica. Pero hasta aquí, porque todavía no se ha sentado a charlar con ABC y ya se está marcando 'un Paco Umbral': pide que su trabajo para la NASA quede a un lado y que toda la conversación gire en torno a 'Esta vez es diferente' (Deusto), su reciente libro.

En la obra, cuyos ingresos estarán destinados totalmente a la ONG Sonrisas sin cáncer, Hatamleh retoma cuestiones ya dichas y redichas sobre las oportunidades y amenazas de la IA; pero no se queda ahí. También dedica buena parte de las páginas a esbozar una imagen en la que muestra su visión del hombre del futuro. Ese que ya comparte las aceras con robots humanoides, conduce coches voladores y que, cree, vivirá más (hasta mucho más). Y todo gracias a los ingenios que están ya a la vuelta de la esquina.

—Usted afirma, hasta en el título del libro, que la Revolución de la IA será distinta a todas las que la humanidad ha conocido hasta ahora. ¿Por qué «esta vez es diferente»?

—Al principio mucha gente la comparaba con la Revolución Industrial, pero esta afectó solamente a los trabajadores manuales. Lo que está pasando ahora con la IA es que va a afectar a todos los campos, también a los trabajos intelectuales, y ahí entran los ingenieros, los filósofos y hasta usted (periodista). No va a haber una sola persona que se vaya a salvar de los cambios.

—¿A quiénes les afectará antes y a quiénes después?

—Obviamente los trabajos repetitivos y manuales serán los primeros que se verán afectados. Después comenzarán varias fases. Un punto de inflexión va a ser la llegada de los robots humanoides, que gracias a la IA van a ser muy capaces de replicar el comportamiento y las funciones de un humano real. Este afectará a los trabajos manuales y a los intelectuales.

—Se entiende que para que esto sea posible tiene que llegar la inteligencia artificial general (IAG), esa que, se dice, será más capaz que el humano más capaz independientemente del campo de conocimiento.

—Yo creo que, seguro, habrá llegado antes del fin de la presente década. Pero va a haber muchas dudas cuando llegue el momento sobre si realmente hemos conseguido la IAG o no. Habrá que esperar a que toda la comunidad científica se ponga de acuerdo al respecto.

—¿Cree que empresas como OpenAI, que está trabajando para su desarrollo, están haciendo mucho marketing con el concepto?

—No creo que sea una cuestión de marketing. El avance de la tecnología está siendo enorme, y se está viendo. Se avanza mucho de un año para otro.

—Estoy de acuerdo, pero herramientas como ChatGPT siguen cometiendo muchos fallos.

—Pero si no hay fallos es que no se está consiguiendo nada. Para que la tecnología tenga un impacto grande en la sociedad hay que correr riesgos controlados, porque hay que aprender de los errores para poder evolucionar.

—Entre los riesgos de la IA, apunta la posibilidad de que el avance de la tecnología desincentive la inmigración. Inmigración que es muy importante, por ejemplo, para el relevo generacional, y el pago de pensiones, en países como España en los que la tasa de natalidad está en mínimos. ¿Apostar decididamente por la tecnología puede provocar problemas sociales y económicos en estados que se encuentran en esta situación?

—Sí, definitivamente. España depende mucho de la gente de fuera. Cuando lleguen los robots humanoides que puedan asumir los trabajos más económicos los potenciales inmigrantes van a tener menos alicientes para venir aquí. Va a ser necesario evaluarlo todo, buscar alternativas y ver cómo se pueden minimizar los daños.

—Respecto a los humanoides, ¿cuándo espera que se normalicen y lleguen incluso a nuestras casas?

—De aquí a cinco años se va a dar un avance grandísimo. Pero hay problemas todavía, como su elevado precio o temas de ética. Sea como sea, cada vez van a parecer más humanos. Yo creo que en el futuro incorporarán hasta músculos y órganos como nosotros gracias a los avances en biotecnología.

La llegada de una nueva especie

«Yo creo que en 50 años un robot va a ser indistinguible del humano. Se va a crear una nueva especie que va a estar con nosotros»

—¿Y estos cuándo llegarían?

—Yo creo que en 50 años un robot va a ser indistinguible del humano. El humano siempre será humano, con capacidades imposibles de replicar biológicamente. Lo que se va a crear es una especie nueva que va a estar con nosotros. Nos van a ayudar muchísimo y van a vivir con nosotros.

—Dice que el humano seguirá siendo humano, pero la sensación que tengo después de leer el libro es la de que va a ir perdiendo la humanidad y va a ser más dependiente de la tecnología.

—Absolutamente. Y también va a afectar a la capacidad intelectual de las personas. Ya hay estudios que muestran que incluso la capacidad para conducir de las personas se ha reducido. Ahora que tendremos coches autónomos y después voladores descenderá todavía más. Tendremos que encontrar cosas para preparar el cerebro para que estas cosas no afecten.

—A este respecto, también señala que los niños empezarán a estudiar con interfaces cerebro-computadora que les permitirán encontrar la respuesta a cualquier pregunta como si buscasen en Google. Pero, entonces, no sabrían ni entenderían nada.

—Como sociedad tendremos que encontrar la respuesta a este problema también. Lo ideal será que no se dependa de esta tecnología al cien por cien, sino buscar la forma de sacarle rendimiento sin que los jóvenes pierdan facultades.

—¿Qué les recomendaría a los padres que acaban de tener un niño para que lo preparen para el mundo que viene?

—Yo creo que deben hacer que sea adaptable y abierto al cambio y la innovación. El niño tendrá que tener pensamiento crítico. Entienda que ñps humanos éramos agricultores, cazadores o artesanos y la vida cambiaba con lentitud. Ahora la velocidad con la que el mundo va a avanzar se van a plantear nuevos desafíos, porque todo va a ir cambiando muy rápido.

—¿Hasta cuando vivirán esos niños?

—La IA está ayudando mucho a que la medicina avance. Conocemos el envejecimiento y sabemos cómo funciona. Con la tecnología podemos ralentizarla y hay muchas cosas que se pueden implementar para ello. Aquí ayudarán mucho los gemelos digitales y la creación de órganos en laboratorio. Los nanobots del futuro también pueden mejorar el sistema inmunológico de una persona y a eliminar enfermedades. Todo sumará. Una persona que nazca hoy yo creo que podrá vivir sin problema hasta 130 años gracias a la IA.

—Eso puede ser un problema para la economía de muchos países.

—El sistema de jubilación que hay ahora en España perdería todo el sentido. Tendría que ser reemplazado.

— ¿Qué es lo que más teme que salga mal con la IA?

—Cuando yo era joven y quería conocer una respuesta iba a los libros para formar opiniones. Ahora lo que se usa es Google. Lo que más miedo me da es que el humano termine perdiendo por completo la capacidad crítica por culpa de la tecnología.

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