Luis del Olmo: «He cumplido todos mis sueños con "Protagonistas"»
Lleva más de cincuenta años entregado a la radio y ahora cumple cuarenta al frente de «Protagonistas»

Uno tiene la impresión de que siempre ha estado ahí. Cada mañana, cada instante, metiendo el buen día en casa. El curso de su vida y el de la radio se confunden en un apasionado relato al que nada y casi nadie son ajenos. Luis del Olmo ha dibujado ya cuatro décadas de «Protagonistas» (mañanas de Punto Radio) y basta cruzar con él un par de impresiones para tener la certeza de que morirá con las botas puestas.

— Dice el gran Ben Bradlee que se metió en esto del Periodismo porque tenía sólo 20 años y no era cuestión de ponerse a trabajar en un banco...
—En mi caso vino surgiendo poco a poco. Mi padre compró una radio y yo buscaba febrilmente cada día Radio España Independiente. Esa búsqueda era entonces el objetivo fundamental de mi vida. Algo me llamaba. Luego fui periodista deportivo, musical, recogía información de los concejales de mi pueblo...
—¿Cosa rara en aquellos momentos para un chaval de Ponferrada?
—Raro porque lo lógico era dedicarse a lo cercano, que era la mina, y hacerse ingeniero.
—Y forjó toda una ingeniería periodística.
—La radio ha sido un medio fundamental para lograr una Transición sin violencia, y alguna culpa habré tenido yo. Ha sido una gran satisfacción ir descubriendo la democracia con la radio.
—Con la radio y con «Protagonistas», que cumple 40 años en antena.
—«Protagonistas» cambió el estilo de hacer radio.
—¿Se ha dejado algo por el camino?
—Creo que nada. Todo lo que planificaba lo llevaba a cabo. El banderín de «Protagonistas» ha sido el coraje. ETA quiso quitarme de en medio en siete ocasiones. Y no me arrugué. Al revés, me fortaleció el ánimo. No quería perder mi vida por un chantaje. Al principio me decía «libertad, ¡qué lejos!».
—¡Y llegó!
—Sí, claro que llegó. Pero también supe lo que era proponer un tema y que fuera tachado. Y poner una canción y que fuera censurada. Pero, en fin, todo eso no cuenta porque he sido muy afortunado. Ha merecido la pena. Ahora sé que cuando acepté el reto de «Protagonistas» me estaba comprometiendo con un programa para toda la vida.
—¿Qué momento atraviesa ahora la radio?
—Hoy la inmensa mayoría son magazines. Me ponen muy nervioso las tertulias que van en una sola dirección, sea la que sea. Y hay un gran exceso de estos productos. Confío en que se arregle. Y hablo de radio, televisión y prensa escrita. La radio tiene que ser más libre.
—¿Y cómo hacerlo?
—La mejor manera es dejar que opinen los oyentes y no manipularlos. No se les puede decir eso no toca o ese asunto para otro día. Hay sabios oyentes. Muchos tienen una gran preparación y no consienten que se les menosprecie. El oyente no se casa con nadie y te da sorpresas y disgustos.
—Y el futuro, ¿cómo viene?
—No me cabe duda de que el medio con más futuro es la radio. Y Punto Radio tiene la mejor programación de la historia. Si todavía no somos líderes es porque aún no tenemos la cobertura necesaria, pero este calvario va a pasar pronto. Las Comunidades autónomas tienen que poner en marcha sus concursos para la concesión de frecuencias, y cuando los ganemos estaremos en igualdad de condiciones con otras cadenas radiofónicas y las superaremos. La radio volverá a ser el elemento fundamental para poder conocer el estado de un país.
—Cuarenta años de «Protagonistas», once mil programas, ¿se le resiste aún algo o alguien?
—He dicho «Buenos días, España» desde todos los rincones del país. Desde el Puente Aéreo o desde una mina, a 700 metros de profundidad, ahora que está de moda este asunto por el desgraciado accidente de Chile. «Protagonistas» lo ha hecho todo. He cumplido todos mis sueños con «Protagonistas». Un día alguien hará el programa desde la Luna, como yo alcancé otros retos que parecían imposibles. Ninguno se me ha resistido.
—¿La vida siempre es lo que viene?
—Hay que tener pasión. Hay que estar en la calle. Siempre he querido alejarme del estudio y buscar la actualidad desde unidades móviles. Así te sientes vivo en esta profesión.
—Toda una vida dedicada a una pasión, ¿también sirve para admitir errores?
—Soy el hombre que más se ha equivocado. Hay que ser valiente para admitir las faltas y pedir disculpas. No tengo nada de todopoderoso. ¡Cuántas veces habré metido la pata en mi vida! El oyente agradece que seas natural. Soy un tipo de a pie, normal. Se pide perdón y no pasa nada. Mi obsesión siempre ha sido ganarme la confianza del ciudadano.
—A juzgar por el tiempo que lleva en antena eso parece una prueba conseguida.
—El otro día me encontré a una universitaria al terminar el programa realizado desde el Ayuntamiento de Barcelona, se acercó y dijo: «Eres alguien querido en la familia». Así me gustaría que se me recordara, como un tipo que entraba en casa sin llamar y era querido.
—Aún le quedan muchos recuerdos y «Protagonistas» que acumular...
—Sé la edad que tengo. De mi carné de identidad sale una cifra: 73, mis años. En el reloj de mi tiempo las agujas marcan ya a la izquierda y no a la derecha.
— España, ¿no es país para viejos?
—Es terrible. Los grandes profesores dejan a sus alumnos; los grandes médicos, a sus pacientes... Algún día tendremos que pedir perdón por el trato que damos a la gente mayor. Hay que dar paso a las nuevas generaciones, pero sin defenestrar al prójimo. En Periodismo la experiencia es clave. Cada uno tiene una señal que le advierte de que su tiempo se acaba: se olvidan cosas, cuesta levantarse, se arruga el ánimo... Y sé que ese momento llegará algún día.
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