¿Qué necesita un «smartwatch» para ser un «gadget» imprescindible?
Firmas como Samsung o Sony han apostado fuerte en esta tecnología emergente y se rumorea que Apple hará lo propio con iWatch, aún sin confirmar. El mercado de estos dispositivos ha crecido en un 700%

Se habla de la tecnología del futuro. Aquella que va a cambiar la forma en la que las personas se relacionan con los objetos electrónicos que están a su alrededor. Sabemos que los fabricantes han comenzado a ensayar en la casa inteligente y han empezado a rodar sobre los dispositivos « wearables ». Sí, aún no nos hemos puesto de acuerdo en cómo castellanizar esto, con lo que nos limitaremos a decir vestibles, ponibles.
Lo que más se ha empezado a comercializar han sido las pulseras cuantificadoras, que permiten analizar algunos parámetros de la actividad física como consumo de calorías y pasos dados, y los relojes inteligentes, los conocidos «smartwatches» por su denominación anglosajona. Estos dispositivos de muñeca, llamados a revolucionar desde la industria y la sociedad, llevan poco tiempo entre nosotros y son pocos los usuarios que han dado el paso de incorporarlos en su día a día.
Sin embargo, y pese a su gran potencial, sus limitaciones y escaso catálogo de funcionalidades que cuentan en la actualidad ha llevado a que la fiebre se quede en un conato de catarro. Aún no se han expandido de verdad, tal vez por el precio, tal vez porque la mayoría de los usuarios no le ven sentido alguno; al menos de momento. Lo cierto es que, atendiendo a algunos estudios como el realizado por la firma de análisis Endeavour Partners, un tercio de los propietarios de un dispositivo «wearable» abandona en seis meses su uso.
Diseño que una tradición y vanguardia
¿Cómo debería ser un reloj inteligente? Cada uno puede tener una idea acerca de sus pretensiones, pero, por lo pronto, dar la hora. Eso es obvio. Y de forma precisa, por supuesto. También personalizable. Convertirse en la puerta de entrada del resto de dispositivos, ampliar sus opciones -no solo subir el volumen de la televisión, también encender las luces, permitir el pago «online», desbloquear otros dispositivos, utilizarlo como tarjeta de embarque o almacenador de tickets-.
Estos relojes deben integrar un ecosistema de servicios útiles más allá de un mero cuantificador de pasos pensado para el usuario que solo desea alcanzar su reto de 8.000 pasos diarios, sino para el deportista intensivo, aquel que no se conforma con unos valores aproximados y escasos; aquella persona que desea tener a un entrenador personal en la muñeca, con pulsómetro, por ejemplo. Ya va habiendo ejemplos hacia ese concepto.
El reloj, asimismo, tendría que funcionar por sí solo y no pedir permiso con el agobiante mensaje de «consulte en su teléfono» para ver un simple mensaje o, simplemente, disponer de una conexión independiente del móvil. También contar con una certificación de resistencia de agua y polvo, de tal manera que el dispositivo no se despegase de su propietario ni siquiera cuando se ducha. En definitiva, un aparato versátil y completo.
Mayor autonomía
Por supuesto, otro de los grandes deseos es olvidarse de ellos en la muñeca. La autonomía y durabilidad de la batería de estos aparatos está también detrás de sus principales inconvenientes. La necesidad de enchufarlos a su cargador cada día, al igual que el teléfono móvil que portamos -y el cual sí puede ser considerado compañero inseparable-, puede hacer que más de uno lo abandone en un cajón a las primeras de cambio.
El reto es conseguir, según expertos consultados por el diario ABC en las últimas semanas, que esta emergente tecnología impregne los hábitos de los consumidores al ser «invisibles». Sí, esto es discretos, que se fundan verdaderamente con la ropa hay firmas que trabajan en tejidos cargados de sensores- y que la información que recopile de nosotros y la que devuelva sea útil, variada y fácil de obtener.
Controlado total por voz
De esa inquietud ha nacido Android Wear , un sistema operativo para dispositivos «wearables» bajo el paraguas de Google. La mayoría de software son muy limitados, no se pueden instalar nuevas aplicaciones y, en muchos de los casos, un simple mensaje al correo electrónico no se puede ni contestar. Con Google Now , sistema de reconocimiento de voz del gigante de internet, se ha intentado que la relación hombre-máquina sea más cercana a lo que tendría que ser esta tecnología: fácil y rápida.
Servicios como WhatsApp, Facebook y multitud de aplicaciones que usamos, en muchos casos, casi todos los días, ensayan sus propios programas para estos singulares relojes, que dado que su razón de ser es estar sincronizado a un teléfono matriz, pierde encanto para los usuarios. Las personas, quizás, estarían dispuestas a portarlos, pero si es solo para recibir notificaciones de redes sociales, visualizar el contenido de un mensaje de correo electrónico o tener presente que la batería de su «smartphone» está a punto de agotarse, mejor pensar en otra cosa.
Samsung, Sony, LG, Motorola… Hay muchos intentos de «wearables» en el mercado. Principalmente, bandas cuantificadoras y relojes. Su éxito se resiste, pero parece que las previsiones van colmándose. El mercado ha aumentado en un 684% en la primera mitad de 2014 respecto al mismo periodo del año anterior, según la firma de análisis Canalys . En concreto, las pulseras para la actividad física han tenido un crecimiento exponencial y han llegado a colocar unos 4 millones de unidades -el año anterior no llegaba al millón-, con Fitbit y Jawbone como principales marcas, mientras que los «smartwatches» llegaron hasta los dos millones. Samsung se sitúa líder gracias a sus modelos Gear 2 y Gear Live .
Queda la duda de si Apple lanza el cacareado iWatch , su apuesta por este mercado, aunque ni sus características ni su fecha de presentación están confirmadas. Para muchos analistas, el reloj que plasme una manzana mordida en su carcasa lo tendrá todo para romper las ventas . «Es una tecnología natural. Pero para que algo funcione primero hay que convencer a la gente que es tan increíble que deseen usarlo», se expresaba el propio Tim Cook, consejero delegado de la compañía durante una conferencia.
Los jóvenes de hoy en día han dado de lado al reloj tradicional. La pasión y amor por los relojes se ha quedado en otras generaciones anteriores. El móvil ofrece la hora, y con esto se bastan. Otro reto es unir un concepto tradicional con uno donde la tecnología digital aporte valor y utilidad. Por esta razón, el aspecto ideado por marcas como Pebble , Motorola con Moto 360 -que se presentará en septiembre- o el rumoreado LG G Watch R puede suponer un mayor atractivo para un número mayor de consumidores.
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