Una nave espacial para turistas
En contra de las apariencias globalizantes, parece que la última frontera del capitalismo no se encuentra en algún lugar remoto de Asia sino más allá de los cien kilómetros sobre la superficie de la Tierra. Así lo piensa Richard Branson -el multimillonario tanto en dinero como en autobombo- que dentro de su sueño para extraer beneficios fuera de este mundo ha presentado la flamante nave espacial «Virgin Space Ship Enterprise».
Se trata de un vehículo reusable para viajeros dispuestos a pagar por cabeza 200.000 dólares (135.700 euros al cambio) por experimentar el equivalente a la madre de todas las montañas rusas, incluido el placer de dar esquinazo durante cinco minutos a la ley de la gravedad. El proyecto cuenta con tres centenares de potenciales clientes que ya han adelantado depósitos del 10% para ser de los primeros en embarcarse en el «VSS Enterprise», teóricamente a partir del 2011.
La presentación ha tenido lugar en una porción del desierto del Mojave, entre Los Ángeles y Las Vegas, que durante los últimos años se ha convertido en el «Detroit de los cohetes privados». Con media docena de empresas establecidas con un afán competitivo que algunos historiadores espaciales no dudan en comparar con la estratégica rivalidad entre EE.UU. y la URSS planteada tras el lanzamiento del satélite «Sputnik».
Entre todos esos montajes empresariales que consideran el espacio como un negocio, el más destacado es de la compañía Virgin Galactic de Richard Branson, asociada con el talento tecnológico de Burt Rutan. Ingeniero que en el 2004 ganó con su «SpaceShipOne» los diez millones de dólares ofrecidos por una fundación como premio para quien fuera capaz de poner en marcha la primera nave espacial privada.
Puerto espacial
Los planes de Branson, con un presupuesto de 450 millones de dólares, incluyen una flota inicial de seis naves.
La ambición confesada de Richard Branson es poder operar en el plazo de una década una flota de cuarenta naves. Con cada unidad realizando dos vuelos suborbitales al día en diferentes partes del mundo. Y eso sería solamente el comienzo. Ya que el empresario británico sueña con la posibilidad de rutas intercontinentales reducidas a una hora, hoteles en órbita y hasta sobrevuelos de la Luna.
El prototipo, de materiales ligeros y dotado de cohete híbrido todavía por ultimar, tiene capacidad para seis pasajeros y dos pilotos.
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