YELLOW DAY
¿El lujo da la felicidad?
El 20 de julio se celebra el Yellow Day, el día más feliz del año
![La felicidad es, sobre todo, una actitud](https://s2.abcstatics.com/media/summum/2018/06/19/pexels-photo-894092-kyiC--1240x698@abc.jpeg)
Se llama Yellow Day al 20 de junio porque es, según un grupo de metereólogos y sociólogos, el día más feliz del año . La ecucación de la felicidad conjuga varias premisas: días mucho más largos, proximidad de las vacaciones, cercanía de la paga extra y reducción de la jornada laboral al imponerse el horario de verano.
El 20 de junio es, por tanto, la antítesis del Blue Monday , la jornada más triste , que se repite el tercer lunes de enero y se ganó la mala fama por las razones opuestas: poca luz, excesos navideños y toma de decisiones. Pero la cuesta de enero cambia de dirección con el pistoletazo estival .
El verano se asocia a una serie de conceptos muy positivos: nuevas experiencias, viajes, derroche y libertad . Todas estas pinceladas de placer se resumen en un único concepto: tiempo . En una época marcada por el frenesí de las agujas del reloj, el tiempo es un lujo, porque «lujo es todo lo que escasea», explica Susana Campuzano , experta en lujo.
La autora defendía la reforma de la definición de lujo antes de que los empresarios lo solicitaran a la Real Academia , de hecho en su libro «El universo del lujo» reivindica una vuelta al concepto de Voltaire: «todo lo que trasciende a nuestra existencia cotidiana es un lujo» , insiste Campuzano.
Bienestar, felicidad y lujo
«El mundo del lujo no es ostenctanción, es sentirte cómodo. Estar bien contigo mismo », opina Giuseppe Tringali , vicepresidente de International Advisory Board (IE) . El empresario considera que en el lujo hay un fuerte componente emocional: «es algo exclusivo, que te gusta, con lo que te identificas» . Son cosas que se puede permitir cualquiera como, por ejemplo, «sentirse bien y respetarse a uno mismo», sentencia.
En lo que respecta a sentirse bien -y por consiguiente, ser feliz- hay, además, un alto contenido de satisfacción personal y reconocimiento social . Esta realización con su correspondiente reconocimiento es sinónimo de lujo y se manifiesta hoy en día, en las redes sociales. Según Campuzano, Instagram es la prueba irrefutable: «Sí, yo me lo estoy pasando muy bien, pero que los demás lo vean» .
![Las redes sociales muestran sólo lo que las personas quieren mostrar de sí mismas](https://s2.abcstatics.com/media/summum/2018/06/19/pexels-photo-894092-kBVD--660x372@abc.jpeg)
Redes sociales
Raquel Huescar, psicóloga de enBienestar Psicólogos , cree, sin embargo, que la adicción a las redes sociales conduce a la infelicidad. Para ella estos espacios digitales son «como las revistas del corazón, donde se puede ojear todo lo que aparece pero no creer todo lo que dicen». Reducir la esencia de una persona a una imagen le resulta muy simplista y estas plataformas enseñan «una parte de las personas, la que quieren ofrecer, y con los 'filtros' oportunos».
La experta culpa a las redes sociales como Instagram de gestar relaciones interpersonales cada vez menos profundas . «Nos quedamos en la superficie y cada vez intimamos menos con los demás», asegura.
Se asocian muchos conceptos con la felicidad que a menudo son materiales. La psicóloga lanza una pregunta y la deja en suspenso «¿Por qué pueden hacernos felices el tiempo o el dinero?» . A continuación se responde: «porque nosotros mismos les asignamos cualidades muy positivas », y añade, «la felicidad depende de la actitud de cada uno hacia la vida .
Daniel Gilbert, profesor de la Universidad de Harvard , en su libro «Tropezar con la felicidad» , explica que tendencias, imaginación y percepciones difuminan la tarea de predecir lo que nos hará felices en el futuro.
Pero si la f órmula de la felicidad fuese real o existiese una suerte de narcótico que nos proporcionase un estado de bienestar constante, la euforia desaparecería. El dolor es un componente necesario en la felicidad porque, según Gilbert, «la emoción es la brújula que nos dice qué hacer, y una brújula que está perpetuamente en el norte no sirve de nad a».
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