Así es la mansión de siete millones de euros de 'Anora', la gran triunfadora de los Oscar

La mansión en cuestión está localizada en un extremo del barrio Mill Basin, dentro de Brooklyn. Se trata de una zona tranquila, una especie de península habitada con casas de lujo que está rodeada por una ría con un puerto para las embarcaciones de los propietarios de estas viviendas con vistas a Jamaica Bay, una bahía que tiene a su espalda la inmensidad del Atlántico Norte.

En esta colonia portuaria de lujo ubicada a un paso de la icónica Coney Island —que también tiene protagonismo en Anora, como en otro enorme puñado de películas y series rodadas en Nueva York— y a una hora en coche del corazón de Manhattan destaca una mansión de lujo de aspecto soviético y futurista al mismo tiempo. Se levanta en la parcela más privilegiada del barrio, con unas vistas en las que solo se ve agua desde todas las habitaciones y estancias de la vivienda, y también desde su espectacular piscina exterior. Es esta la vivienda que eligió Sam Baker para localizar la casa del hijo del magnate ruso que tiene un impacto decisivo en la vida de la protagonista de la película, que da nombre además a la cinta, interpretada magistralmente por la joven Mikey Madison, que se impuso a Demi Moore en los Oscar.

No es casualidad que Baker escogiera esta mansión. Desde los años 50 y aproximadamente hasta la década de los 80 el barrio de Brooklyn estuvo habitado sobre todo por familias italianas pero en la actualidad es una zona con abundancia de habitantes de origen israelí… y ruso. De hecho, el propio director de Anora reconoció recientemente en un pódcast de Indie Wire que llevaba tiempo pensando en rodar una historia que sucediera en los barrios rusos y armenios de Brooklyn después de conocerlos de la mano de Karren Karagulian, actor fetiche para Sam Baker que en Anora interpreta a Toros, un personaje secundario clave en la historia.

En el citado pódcast, Sam Baker reconoció que una vez escrito el guion, o en ese proceso de desarrollo inicial de la historia, clicó “la mejor y más grande mansión en Brighton Beach —un barrio cercano, entre Coney Island y Mill Basin— y apareció esta”. Y esa fue finalmente la mansión que aparece en la película, una casa que originalmente perteneció a un oligarca ruso y que en el momento del alquiler para su rodaje también pertenecía a una familia estadounidense de origen ruso. “Fue muy amable y se mostró muy entusiasmado con la idea de que filmáramos en su maravillosa casa”, reconoció el director en la citada entrevista.

La mansión de Brooklyn donde está rodada Anora no es el tríplex más caro del mundo que se vende en la Gran Manzana, pero es una casa de lujo en mayúsculas. No en vano, llegó a estar a la venta por casi 30 millones de euros hace algo más de una década, según el NY Post, aunque finalmente fue vendida por un precio cercano, según la misma fuente, a diez millones.

En una venta reciente, en el año 2021, la casa, que pasó por varias manos, fue vendida por un precio algo inferior, unos 7 millones de dólares (6 millones y medio de euros). Seguramente, ahora que es una mansión de lujo famosa, digna de película de premio Oscar, ese precio se disparará, como le ha ocurrido a la casa de la serie Breaking Bad, a la venta en la actualidad por casi 4 millones de euros.

Las fotos actuales de la vivienda muestran un parecido evidente con la casa de lujo en la que discurre buena parte de Anora, sobre todo el tramo central de la cinta. Nada que ver con lo que ocurre con otra mansión de película, la de Solo en casa, desconocida tras una gran reforma.

La mansión de Anora en Brooklyn tiene una superficie de 1.300 metros cuadrados, la vivienda tiene cinco dormitorios, uno de ellos una suite de grandes dimensiones, cinco baños privados, una sala de televisión, un enorme salón principal con cocina americana de grandes dimensiones.

El mármol y el ónix, una piedra semipreciosa muy valorada en decoración y joyería, están presentes sobre todo en los baños. Pero los materiales caros son una característica de todas las estancias interiores de la vivienda, como lo son sus grandes ventanales, esos que Sam Baker aprovecha con su maestría habitual para captar la luz como solo él sabe hacer en sus películas —vean, por ejemplo, The Florida Project, Scarlet o Tangerine, películas suyas anteriores a Anora—.

En el exterior, además de un gran espacio de recepción, un poco demodé pero más que suficiente para impresionar a los invitados, que disponen de espacio más que suficiente para dejar sus coches de lujo estacionados, destaca la gran piscina que tiene la casa, con vistas a la bahía. Esta parte exterior de la mansión, al estar en un enclave portuario rodeada de una ría, está sujeta y levantada sobre una estructura de pilotes que queda en parte sumergida.

Las imágenes de la mansión de Anora en su estado real y cómo aparece en la película ganadora del Oscar se asemejan mucho por una razón: el 80% de la decoración es original.

El propio Sam Baker contó en Indie Wire que él y Stephen Phelps, su diseñador de producción, optaron por mantener la esencia de la casa, ya que esta tenía ya una decoración de aire ruso debido al origen de su propietario. Además, la película tuvo un presupuesto limitado, y la casa es enorme. “Al principio nos intimidó un poco, porque teníamos recursos limitados y teníamos una casa enorme”, reconoció Baker.

Al ser una familia de origen ruso la que habitaba la casa, Phelps decidió aportar el 20% de la decoración del set y centró su trabajo principalmente en “cambiar las habitaciones”, algo que se aprecia especialmente en la suite principal. Moviendo muebles, quitando algunos y añadiendo otros elementos logró dar el aspecto de mansión moderna que se aprecia en Anora, siempre con un objetivo en mente, explicado por el propio director y su director de producción: que la cámara “pudiera ver realmente la arquitectura del espacio”.

Y así, y con mucho talento para explotar el impacto de la luz en la vivienda en función del clima y de las horas del día, Sam Baker logró que una mansión portuaria de un rincón de Brooklyn se haya convertido en el escenario principal de una película que ya es historia del cine, al ser la cinta independiente que más ha triunfado en una gala de los Oscar.