El deportivo clásico de lujo y otros gustos caros de Travis Kelce, la estrella de la NFL que ha conquistado a Taylor Swift

En nuestro país, Travis Kelce es muy conocido entre la comunidad de apasionados del deporte del balón ovalado, pero un desconocido para el gran público. Sin embargo, en Estados Unidos, el deportista de 34 años es una de las figuras más mediáticas del país dentro del universo del deporte. Prueba de ello es que, pese a ser compañero de Patrick Mahomes, el mejor jugador del planeta y mejor pagado del mundo en su deporte, Travis Kelce ha pisado platós tan prestigiosos como el de Saturday Night Live o el del show de Jimmy Fallon. En este último, por cierto, se atrevió a demostrar que no se le da nada mal cantar, el oficio de su pareja.

Travis Kelce es uno de esos jugadores de fútbol americano que trasciende de su deporte. Una gran estrella. Y, sin embargo, no es comparable el alcance de su figura con el de Taylor Swift. Prueba de ello es lo que ha ocurrido desde que el 24 de septiembre se viera en un palco vip del estadio de los Kansas City Chiefs a la cantante, acompañada por la madre del jugador. La televisión enfocó a Swift, cuya celebración de un touchdown de Kelce se hizo tan viral en Estados Unidos como su vídeo bailando las canciones de Shakira en una gala de premios reciente de la MTV.

Aquel partido, que el equipo de Travis Kelce ganó de paliza, fue la retransmisión más vista del país en dicho fin de semana. Más de 24 millones de espectadores siguieron un choque sin historia en lo deportivo. Y, desde ese plano de Taylor Swift con la madre de Travis Kelce, la venta de camisetas del jugador aumentó en un 400% y el podcast que tiene con su hermano Jason —también estrella de la NFL, jugador de los Philadelphia Eagles—, llegó a ser número uno en Apple. Además, según el periodista especializado en fútbol americano de la ESPN, Adam Schefter, Kielce ha sumado en poco más de una semana casi un millón de seguidores en Instagram. Y hasta su hermano, por el efecto rebote, ha sumado otros 137.000 seguidores.

Esta reacción en cadena no ha hecho más que crecer después de que Taylor Swift haya repetido entre el público en el último partido disputado por su pareja. Ni más ni menos, que en el MetLife Stadium de Nueva York, y con la compañía en el palco vip de Blake Lively, Ryan Reynolds y Hugh Jackman.

Travis Kelce no deja indiferente a nadie. No lo hace ya de entrada, a primera vista, por los 196 centímetros y los 113 kilos de peso que tiene que mover, la mayoría de ellos de puro músculo. Pero tampoco lo hace por la imagen que proyecta. Y no lo decimos solo porque se atreve a cantar en prime time con Jimmy Fallon o a aceptar la invitación de Saturday Night Live. Hasta con su manera de vestir, lujosa y al mismo tiempo un punto estrambótica, y con su garaje personal, como amante de los coches de lujo que es, demuestra que es un tipo con mucha personalidad.

Sin ir más lejos, estos días ha dado la vuelta al mundo un vídeo que ha tenido muchísima repercusión en Estados Unidos. Tras el citado partido en el que Taylor Swift vio jugar a Travis Kelce acompañada por la madre de este, los dos salieron del estadio a bordo de uno de los deportivos clásicos más famosos de la historia de la automoción: un Chevrolet Chevelle SS descapotable en color burdeos.

El vehículo es uno de los coches más populares de la historia en el país de las barras y las estrellas, seguramente el muscle car más famoso que existe. Fabricado entre los años 1964 y 1977, en tres generaciones distintas, es uno de los modelos más exitosos de la marca norteamericana, producido para entrar de lleno en el segmento de vehículos deportivos con aspecto potente y agresivo, ahora clásico, que tan de moda se puso en los Estados Unidos de la época.

Impulsados en su mayoría por motores V8, no hubo casa estadounidense —Ford, Dodge, Pontiac…— que no fabricara un muscle car como el Chevelle SS que conduce Travis Kelce. Esta unidad en concreto, al estar restaurada, es probable que tenga un valor de mercado cercano al precio más alto que se ha pagado de segunda mano por este coche de lujo clásico: 572.000 dólares (544.000 euros). Fue, según el portal Classic.com, en el año 2022, y pertenece a la misma generación que el Chevelle SS de la pareja de Taylor Swift. El último que se ha vendido, a finales de septiembre, se compró por un valor de 286.000 dólares (272.000 euros), un modelo del año 67.

Cuando irrumpió en el mercado, allá por el año 1964, este muscle car de Chevrolet costaba 3.500 dólares la unidad.

El dos veces ganador de la SuperBowl no solo conduce el Chevrolet Chevelle SS clásico. Kelce es un fanático de los coches de lujo, y se sabe que tiene una amplia colección.

En el podcast que tiene junto a su hermano, New Heights con Jason y Travis Kelce, el deportista reconoció recientemente tener una amplia colección. «No los traeré todos, pero tendré los de la vieja escuela y luego uno o dos de los autos más modernos que tengo», dijo sobre cómo iba a acudir a una subasta benéfica organizada por él mismo en colaboración con The Fuel House, un club de campo exclusivo para fanáticos del motor donde, según la prensa local de Kansas, es habitual que acude Kelce para poner a punto sus coches.

Entre otros, tiene un Aston Martin Vanquish, un Mercedes-AMG G 63, un Rolls-Royce Phantom y un GMC Terrain.

Además de los coches, como ya comentamos antes, la ropa es el otro gran lujo conocido que le gusta a la pareja de Taylor Swift. En su armario se combinan prendas y looks con un estilo muy norteamericano de marcas emergentes como KidSuper Studios o J.Logan, cuyas camisas estampadas bien podría firmar la casa Gucci, con diseños de firmas de lujo canónicas como Louis Vuitton, y accesorios, complementos y calzados de máxima calidad como las botas de Alessandro Vasini que lució en uno de los looks recientes que compartió Travis Kelce en su perfil de Instagram.

Es en esta red social comparte su gusto por la ropa de lujo, y es donde podemos comprobar su predilección por los estampados muy llamativos y los complementos, como es el caso de los bucket hats o los sombreros. Estos últimos, de Nick Fouquet.

Las cadenas gruesas y los pendientes no faltan tampoco en su vestidor para completar así un estilo excéntrico, muy llamativo, y al mismo tiempo muy ecléctico, ya que es capaz de aparecer en un evento con un traje liso, en clave minimalista, y al día siguiente acudir al entrenamiento de su equipo con un conjunto que sea todo lo contrario. Pero siempre, eso sí, con prendas de lujo.