Guía práctica para llevar colores intensos sin que resulte hortera
Guía rápida para aprender a sacar partido a las tonalidades más problemáticas de la paleta
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Cuando no se quiere fallar, los tonos neutros son los que ofrecen mejor garantía. Son atemporales, versátiles, discretos y muy elegantes. Sin embargo, la línea que separa su carácter minimalista y sobrio del aburrimiento que pueden llegar a provocar es muchas veces demasiado delgada. Por eso no solo hay que aprender a potenciar su atractivo para que funcionen, sino que es conveniente también perder el miedo a usar los colores más vibrantes de vez en cuando. Salir de la rutina estilística siempre reconforta.
A esto hay que sumar el poder que tienen en nuestro estado de ánimo tonalidades como el rojo, el azul, el rosa, el verde o el amarillo. Son capaces de repercutir en cómo nos sentimos así como en la imagen que queremos transmitir a nivel emocional en determinados momentos. Y, de paso, tienen un gran efecto rejuvenecedor en quienes los lucen que siempre se agradece. Ahora bien, ¿cómo se pueden combinar los tonos vitamina sin caer en horteradas?
Tú inventas las reglas
Lo primero que has de tener en cuenta es que no hay reglas que valgan. Ni existen normas ni hay fórmulas abocadas al fracaso. Dado que la creatividad es lo que más se premia en la moda y que cada vez los protocolos son más laxos, basta con tener ganas de arriesgar para dar el primer paso. Lo que sí es cierto es que existen ciertos trucos que pueden hacer el camino de la experimentación un poquito más fácil. Uno de ellos es el de apostar por combinaciones que sabes de antemano que funcionan. Algunos ejemplos que pueden parecerte excesivos y dan muy buen resultado son los que juntan morado y verde, rosa y rojo o azul y naranja. No hay más que probar para darse cuenta que efectivamente empastan bien y consiguen el chute de energía esperado.
Algo más básico es inyectar el color en el look en pequeñas dosis. No es necesario que juegues a ser un arcoíris si no te sientes cómodo con ello, basta con elegir una prenda –por ejemplo, una chaqueta– en ese tono y unirla con otros más suaves o con un outfit todo en blanco o negro. En este sentido funciona genial centrar toda la atención en los complementos. Unas zapatillas, una gorra o un simple cinturón de una tonalidad potente puede ser capaz de cambiar por completo un conjunto.
La tercera variable es también de fácil aplicación pero requiere de actitud. Hablamos del monocromatismo, es decir, de elegir un color y exprimirlo en su totalidad en un mismo look. Por contradictorio que parezca esta es la más compleja de todas las posibilidades porque no siempre es fácil dar con la tonalidad exacta para todo ni mezclar distintas intensidades tiene que salir bien. Salvo que seas un alumno aventajado en esta asignatura, la abstención será lo mejor si no te ves convencido de dar el paso.
Los estampados, un arma de doble filo
No podemos hablar del uso de colores excéntricos y no mencionar la manera más común de canalizarlos que es a través los estampados. Los puedes encontrar de todo tipo y con combinaciones de tonos muy distintos, motivo por el cual a veces se vuelve imposible discernir entre lo que es tendencia y lo que podría considerarse un crimen contra el buen gusto. Aquí, de nuevo, no hay códigos que valgan. ¿O es que alguien hubiera apostado hace años porque las camisas de dibujos psicodélicos o de estilo hawaiano terminarían por triunfar tanto?
Piensa, además, que hace tiempo que dejó de estar prohibido mezclar unos motivos con otros por lo que dejar que se pierda un poco el control entre flores, formas geométricas o cualquier otro dibujo que se presente puede dar lugar a estilismos realmente efectistas.
Por último, hay que hacer hincapié en la gama de los fluorescentes que cada cierto piden paso en el armario. Es muy probable que solo los más valientes se atrevan con el amarillo, el verde o el rosa en versión neónpor las calles, pero son muchas las firmas que han animado desde las pasarelas a probar esta temporada –Versace o Prada son algunas de ellas– y la tentación no deja de crecer.
Si quieres iniciarte en esta complicada gama pero siempre pisando sobre seguro, hazlo ahora que el verano permite más licencias. Es más, si se examinan bien las tendencias estivales para este 2023 se puede comprobar como los bañadores en tonos flúor están a la orden del día.
MÁS INFORMACIÓN
De lo que se trata en cualquier caso es, simplemente, de ser consciente del riesgo que se asume, de elegir bien el lugar en el que vas a apostar por un estampado estridente –si lo que se quiere es pasar desapercibido, aborta misión porque no lograrás más que el objetivo contrario– y de aprovecharlo como elemento evasivo.
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