El exclusivo y extravagante armario de Travis Kelce: marcas de lujo, más de 300 zapatillas y muchas horas delante del espejo

María Aguirre

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04/03/2024
Actualizado 05/03/2024 a las 03:00h.

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La emisión de la final de la Super Bowl del pasado 11 de febrero tuvo una audiencia de más de 123,4 millones de espectadores según datos de Nielsen Fast National y Adobe Analytics divulgados por la NFL, lo que la convirtió en la edición más vista de la historia de esta competición. Todo un récord para una retransmisión televisiva en la historia de EEUU que solo tendría por delante el alunizaje del Apolo 11 en 1969.

Los más puristas del deporte achacarán estos datos a que fue un gran partido a nivel defensivo y a que era el enfrentamiento entre el considerado mejor equipo contra las mejores estrellas. También al hecho de que ya se hable de dinastía en los Kansas City Chiefs según los periodistas especializados puesto que han conseguido muchos títulos en muy poco tiempo y había expectación por ver si alcanzarían su tercera victoria como terminó ocurriendo. Pero lo cierto es que estos mismos ingredientes ya estuvieron presentes en el 2020, lo que significa que solo hubo un elemento nuevo en esta ecuación que es el atrajo nuevas miradas al partido: Taylor Swift.

La artista, considerada una de las más poderosas e influyentes del mundo –fue la más escuchada en Spotify en el 2023 y la revista People la eligió Persona del año–, vive desde el verano un romance con el jugador de fútbol americano Travis Kelce, lo que ha provocado que su relación se haya vuelto la más mediática del momento. Para entender la dimensión de su fama, tan solo se puede equiparar en cierto modo su impacto al de los Beckham a finales de los 90 y principios de los 2000, cuando ella era una Spice Girl y él un jugador de fútbol que militaba en el Manchester antes de fichar por el Real Madrid.

El efecto Taylor Swift es, por tanto, el responsable del interés que ha generado esta competición en quienes no son seguidores habituales de este deporte. Y este mismo fenómeno es el que ha hecho que la figura de Travis Kelce empiece a ser referente en ámbitos fuera del terreno de juego. Por ejemplo, en la moda.

Puede que muchos han descubierto ahora esta faceta del jugador de fútbol, aunque Kelce ya había mostrado notable interés por este campo aún cuando la artista de Pensilvania no estaba en su vida. «Fui a una escuela y comunidad artística y muy multicultural mientras crecía. Todos los días en mi escuela, había niños que aparecían con lo último, lo más nuevo y lo último en ropa y zapatillas de deporte y todo, y yo, naturalmente, gravité. Me divierto con lo que me pongo», contó Travis Kelce el el podcast Riggle's Picks hace unos meses, cuando reconoció que no tiene estilista y que es él mismo quien decide cada cosa que lleva.

Por este mismo motivo no debería sorprender que decidiera hace unos años lanzar su propia marca de ropa bajo el nombre Tru Kolors. En ella hay cabida para pantalones, camisetas y sudaderas que mezclan la estética pop con detalles retro y en la que el foco está puesto en la gama cromática que se usa. «Los colores son una forma única de conectar a las personas y una forma increíble de expresarse», se puede leer en la web de este sello que acaba de poner a la venta la primera colaboración de merchandising con su club.

«Travis siempre ha tenido pasión por la moda, algo que sus amigos y familiares han conocido, pero que ahora se está destacando. Tiene un armario extenso lleno de marcas reconocidas, ropa que ama y que usa para expresarse», cuenta una fuente cercana al deportista al medio Entertainment Tonight, desmontando así la idea de quien cree que ha sido Taylor Swift quien ha moldeado su estilo en los últimos tiempos.

No se puede negar que ambos han jugado en alguna aparición conjunta a coordinar sus looks –el mismo día de la Super Bowl llegó Travis Kelce al estadio con un traje negro brillante de Amiri que empastaba a la perfección con el top tipo corsé y el pantalón con aberturas y tachuelas que lució la cantante desde la grada–, pero no por ello hay que restar mérito a la capacidad camaleónica del deportista de 34 años.

Lanvin, Louis Vuitton, Alexander McQueen, Bottega Veneta, Dior o Gucci son algunas de las firmas de lujo que figuran en su armario, el cual está dividido entre piezas propias del street wear con otras ocho más exclusivas que reserva para grandes ocasiones. De este modo alterna chándals, vaqueros, chaquetas bomber, camisetas oversize, gorras, zapatillas o sudaderas, con polos de punto, abrigos largos estampados, camisas tipo bowling, pantalones anchos y jerséis de punto; así como con trajes que se salen de lo convencional. A veces en formato total look y otras mezclando prints y tonalidades sin miedo a la equivocación.

Si algo resulta evidente de su estilo personal es que la experimentación y el riesgo juegan un papel importante porque no es en absoluto apto para quienes presumen de gustos clásicos. «No me ofenderé si alguien dice que parezco un payaso si llevo un sombrero divertido y unos jeans extravagantes. Es lo que es, me divertiré con ello», contó Kelce en una entrevista con The Wall Street Journal en octubre, donde confesó ser todo un comprador compulsivo que cuenta con un enorme dormitorio lleno de ropa y zapatos a modo de vestidor. «El dinero me dio acceso a ciertos diseñadores y a ciertas telas que ahora adoro», admitió.

No hay más que echar un vistazo a su perfil de Instagram para corroborar que así es, ya que la mayoría de fotografías que publica en sus redes muestran con detalle los sorprendentes looks que elige para su caminata hacia el vestuario antes de cada partido y que reconoce puede pasar horas eligiendo. Una especie de ritual con el que dice disfrutar «del proceso creativo del pánico por simplemente armar algo» que es toda una tradición entre sus seguidores y ahora también entre los 'swifties'.