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covid-19

Todo lo que no debes ponerte para trabajar en casa

Que no tengas que ir a la oficina no quiere decir que puedas estar todo el día en pijama y te contamos por qué

La oficina en casa también requiere de unos códigos © Unsplash
María Aguirre

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Quienes nunca antes habían trabajado desde casa más de dos días seguidos están comprobando que no es oro todo lo que reluce. Hasta los defensores del teletrabajo, que son muchos, por supuesto, han tenido que cometer algunos errores a lo largo de su experiencia para encontrarle el punto óptimo, equilibrado. Una de las cosas más difíciles es mantener la guardia después de pasados los primeros días de actividad laboral en el hogar . El subidón inicial te lleva a leer todos los consejos de quiénes ya han pasado por esa situación y sigues a rajatabla lo que cuentan, pero cada sonido del despertador es una losa que se acumula, dificultando muchísimo mantener la rutina ante las pequeñas tentaciones que el teletrabajo tiene a su alrededor. Una de ellas, la ropa.

La oficina en casa

Todos hemos soñado alguna vez con trabajar en pijama ; algunos incluso, los privilegiados con piscina privada en casa, lo habrán hecho con hacerlo en bañador durante los meses de calor. Y por eso es comprensible que estos días de confinamiento, las personas que anhelaban probarlo hayan decidido dejarse el pijama… y hasta no ducharse un día. Pero, bromas aparte, y aunque no conocemos estudio científico que lo demuestre, a muchos teletrabajadores les ha acabado pasando factura no mantener una rutina de higiene y estilo en el medio y largo plazo. Porque mentalmente los días se pueden hacer eternos cuando la novedad pasa a convertirse en monotonía.

Además, más allá del aspecto psicológico, que no a todo el mundo le sirve, hay un factor determinante para no teletrabajar en pijama o con la misma sudadera de estar por casa llena de pelotillas durante cuatro días seguidos: una call inesperada . Si algo ha proliferado durante la cuarentena por el Covid-19 son los llamadas por cualquiera de las aplicaciones que permiten ver además de oír. Si son de un familiar, te puede dar más igual porque a estas alturas, quien más, quien menos, hemos perdido bastante el respeto a ese sentimiento de vergüenza o pudor que aflora por el “que no me vean con estas pintas”. Ahora, ¿y si el que llama es el jefe, y lo hace sin avisar?

Por este doble motivo, psicológico y práctico, es conveniente evitar utilizar para teletrabajar no solo el pijama y la ropa vetusta reciclada para estar por casa, sino también el chándal. Por mucho que el jogger y la sudadera se lleven tanto en estos días de marcada tendencia deportiva en el estilo urbano, conviene estar alerta en lo que a estilo se refiere y no perder de vista que, al fin y al cabo, se está trabajando. Cambia el entorno, las circunstancias también, pero no el contenido .

La pereza, el principal enemigo

Si tu enemigo es la pereza de pensar qué ponerte, lo tienes fácil para ponerle solución: diseña tu propio uniforme semanal. Escoge cinco looks y deja uno para cada día de la semana. Tampoco hace falta tirar de traje , no hay que pasarse al extremo opuesto. No es necesario. El gris, como en tantas y tantas ocasiones, es el espacio donde encontrar el equilibrio en esta situación extraordinaria.

Adelántate a la temporada de verano y pon los polos en primera línea de tu vestidor si tienes la suerte de vivir en una casa calurosa, y compagínalos con las camisas, que nunca fallan. En caso de que la casa sea más bien fría, basta con extender la temporada de la pila de jerseys e ir alternando modelos. Si los tienes de cuello redondo, te puedes permitir el truco de utilizarlos con camiseta debajo para estar más cómodo.

La otra gran ventaja del teletrabajo a nivel de estilo radica en el tren inferior, porque este rara vez aparece en las videollamadas. Por este motivo, si no consideras oportuno utilizar pantalones de pinzas porque así, entre otras, te evitas acumular plancha de forma innecesaria, los vaqueros son tu mejor aliado . Van con todo, son cómodos para estar horas sentado delante del ordenador y no se parecen en nada a todo aquello que pueda ser etiquetado como ropa de estar por casa.

Y dicho todo esto, ¿qué hacemos con el calzado? Este es un tema demasiado personal y complejo como para que nos mojemos. Seguro que hasta al hombre más elegante del mundo se le ha presentado esta duda a menudo. Además, es mucho más divertido dejar abierto el debate. Ya te hemos dado una idea sobre la que discutir con tus allegados en alguno de los ratos muertos provocados por la cuarentena: zapatillas de estar por casa para teletrabajar, ¿sí o no?

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