Maison Dior, 70 años de 'savoir faire'
París rinde homenaje al diseñador en dos de sus centros más emblemáticos
![Fotogalería: Dior, musas y mentes\ Foto principal: Christian Dior Designer of a Dream](https://s1.abcstatics.com/media/summum/2017/09/01/CHRISTIAN%20DIOR_%20DESIGNER%20OF%20DREAm-Adrien%20Dirand-kurH-U2110038463862sD-940x372@abc.jpg)
Los diseños de Maria Grazia desafían los cánones de la moda en las vitrinas de las galerías Lafayette , que este mes visten de azul para homenajear a Christian Dior en el 70 aniversario de su primer desfile. Las prendas de Grazia, la primera mujer al frente de la «casa Dior », son parte de las 300 joyas del diseño que se exponen en «I feel blue», un recorrido a través de once escaparates que expresarán hasta el mes de noviembre la grandeza de la moda parisina desde la figura del modisto, para muchos su mejor embajador.
Una muestra aún mayor se exhibe en el Museo de las Artes Decorativas de París hasta el 7 de enero, se trata de: Christian Dior: Designer of a Dream . Este evento fue una fuente de inspiración para la exposición paralela y es así como la ciudad de las luces rinde su particular homenaje a las siete décadas del buen hace de la Maison.
Christian y el legado Dior
La creadora entró en la «maison» pisando fuerte. Con su trabajo se propuso barrer los últimos retales de antigüedad que arrastraba la firma de Alta Costura . Los primeros esbozos del cambio se palpaban en la muestra parisina, cuyas piezas atestiguaban el éxito del complicado camino que recorrieron los herederos del genio, sin duda supieron mantener la esencia del maestro dignamente sobre las pasarelas.
«Salíamos de la guerra y por las calles se veía a mujeres soldado de espaldas anchas. Mientras eso ocurría, yo soñaba con la mujer flor », reconoce un eterno Christian Dior en sus memorias. El modisto que devolvió la feminidad a la mujer tras la Segunda Guerra Mundial pronunció en sus patrones las curvas de sus pechos. Después, ciñó sus cinturas y alargó sus faldas creando espigadas siluetas.
![Uno de los escaparates que homenajean a la firma](https://s1.abcstatics.com/media/summum/2017/09/01/CHRISTIAN DIOR_ DESIGNER OF DREAMS_-kOiD--660x372@abc.jpg)
Dior se consideraba un conservador al que acusaban de retrógrado , sin embargo, por voluntad o accidente fue el primero en escuchar el grito de personas que se expresaba bajo sus costuras. Mientras definía los hombros sobre los maniquíes y ensanchaba los bajos de las faldas, atendía al goce y la algarabía que expresaban las costureras tras su maniquí y, después, comenzó a reparar en la piel de gallina de sus musas mientras les fruncía las mangas. En cierto momento comenzó a imaginar a la mujer que sentía bajo el algodón. Entendió que la belleza no era plena sin el encanto personal y único que completaba a cada mujer, y quiso recogerlo. Su ambición desde entonces fue vestir a sus propias prendas con el «savoir faire» que observaba en sus modelos. Así nació el New Look , una auténtica revolución en la Alta Costura.
«El momento pareció venir desde la confrontación con ese hermano siamés que me persigue a todas partes desde que me convertí en Christian Dior. Tenemos cuentas que saldar», expresó el diseñador. Para él, el Summum eran las cenas con sus amigos, el universo que desfilaba en el reverso de la fama, lejos del «mundanal ruido», el destello de los flashes y el combate constante que libró con su personaje durante 10 años en la Maison Dior. En 1957, sólo 10 años después de su primer desfile, legó su joven imperio a su discípulo. Demasiado joven para jubilarse, sospechaban sus allegados. Un año después murió de un infarto.
Herederos del fantasma Dior
Tomó su testigo un jovencísimo Yves Saint Laurent , que a sus 21 años iniciaría una aventura breve. Un año al frente de la «maison» bastó para arrastrarlo al psiquiátrico, previo paso por un doloroso ingreso en el servicio militar. A pesar de su fugaz andadura en la casa Dior, la estela de Saint Laurent se estremece todavía entre los amantes de la firma, que consideran al discípulo de Dior como el mejor heredero de su esencia.
Saint Laurent detonó el combustible de la segunda revolución Dior, tras el New Look de 1947 , llegó la apariencia Beat . El discípulo miraba a la calle. Inspirándose en los movimientos observados sobre el asfalto, los elevó a la pasarela. Los conocía, los había estudiado con la intensidad de un «voyeur» y, a la vez, supo proyectar en estas prendas la sensibilidad femenina que había aprendido a respirar junto a Christian Dior.
Marc Bohan heredó un imperio en decadencia tras arrebatarle el trono a Yves Sant Lauren. Aportó ligeros calcos a viejas ideas, los estampados florales fueron uno de los sencillos intentos de ejecutar una línea continuista aunque eficaz de su maestro. Las flores fueron la expresión de su intento por conservar la feminidad del maestro. Después llegó Gianfranco Ferré , con su emblemático «Balleur Bar» , heredero del histórico Vestido Bar, otra muestra evidente de la continuidad. La sombra del viejo Dior era alargada y, a pesar de que el nombre de la firma seguía seduciendo a figuras como Jackie Kennedy, Liz Taylor o Sophia Loren, la continuidad sin riesgo habría sido una huída hacia adelante.
Sostener el peso del artista era una empresa complicada de frágil estructura, pero llegó J ohn Galliano en 1996 con su poderoso dramatismo a elevar de nuevo al Olimpo de la moda a Christian Dior. Hizo de la extravagancia y la teatralidad los mejores aliados para sellar una impronta irrefutable. Hasta su escandaloso despido tras una bochornosa escena. Era de noche, estaba ebrio y profirió insultos racistas a un grupo de personas. Se fue como llegó, haciendo ruido.
![Dos modelos de la Casa Dior muestran los diseños de la colección otoño-invierno de 2007 de John Galliano](https://s1.abcstatics.com/media/summum/2017/09/01/otonoinvierno-2007-galliano-kUY--660x372@abc.jpg)
Tiempos Modernos
Fue entonces cuando Raf Simmons golpeó con sus recién estrenados zapatos los viejos azulejos del número 30 de la Rue Montaigne. La modernidad se escondía en sus maletas y, sin saberlo, la instaló consigo para siempre en la Maison.
La llegada de Simmons implicó que las cuatro letras de la moda escrutasen con escepticismo los movimientos de las agujas en el interior de la Maisón. Adaptarse no fue una empresa fácil, el recuerdo de sus diseños minimalistas y masculinos en Jil Sander despertaron prejuicios en su entorno. No sólo los derribó, sino que reforzó el nombre Dior vistiéndolo de modernidad .
Para Simmons era un reto, pero su determinación y su empeño consiguieron consolidarlo ante el fantasma de Dior, que representó para él una auténtica pesadilla. En el documental «Dior and I» , reconoció abiertamente el peso que suponía para él llevar la firma del modisto. Reconoció incluso haber tenido que abandonar la lectura de sus memorias, se veía fagocitado por él. Pero presentó su primera colección. Innovó, cautivó y ganó.
Desde entonces, la innovación fue una constante en la nueva Maison Dior , que por otro lado, tampoco se desprendió de su esencia clásica. Faltaba algo para hallar la cuadratura del círculo. Ahora que es una mujer quien define los patrones de la «casa». Ya no se mira a la hembra desde fuera para empapar a las prendas de feminidad. Ahora es una mujer quien piensa detrás del maniquí, quien calcula las líneas, estrecha los talles e imprime lemas feministas en las camisetas transgrediendo códigos no escritos. Quiere que el feminismo desfile y lo considera la manera más inteligente de borrar aquella mirada que acusaba de conservador a Christian Dior .
El peso más arriesgado en 70 años . A lo largo de todos ellos los sucesores del modisto se convirtieron sin darse cuenta el siamés que el fundador evocaba en sus memorias: «Es hora de volver a ese doble. Él tiene ese aspecto mundano y público de la moda, por eso contribuye a que todo siga vivo. Además mientras ese doble esté ahí yo podré esconderme en su sombra y quedarme con la mejor parte. La razón de mi vida, mi trabajo».
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