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MODA

Cómo estirar la vida de las sandalias al final del verano

Te ayudamos a hacer la transición perfecta al armario de otoño sin tener que ocultar aún tus pies

Las sandalias no solo tienen por qué llevarse con bermudas © Instagram: @asempe
María Aguirre

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Con las sandalias se produce una especie de fallo multiorgánico. Por un lado, lo mal que suele entender la inmensa mayoría de la gente este calzado, tanto a la hora de elegir diseño como al buscarle compañía en el armario. Por otro, la penosa higiene de las extremidades inferiores - la pedicura debería ser obligatoria -, hecho que se acentúa en verano, curiosamente cuando más se usan nuestras protagonistas. Y por último, el “son de guiris” como la bandera que ondea en todo lo alto de la nave de los prejuicios hacia ellas.

El orden de los factores no altera el producto, por lo que la mezcla de los tres da siempre el mismo resultado: hay muy pocos hombres capaz de sacarles todo su jugo a este calzado que ya no solo es para el verano. ¿Y si fuera también el ideal para hacer la famosa transición del “entretiempo” entre primavera y el estío y la de este con el otoño?

Las sandalias no son para la play a. Tampoco lo fueron en origen en realidad. No creo que sea necesario recordar cómo vestían los hombres de las civilizaciones mediterráneas clásicas, por ejemplo. Afortunadamente, si algo bueno tiene la moda -entre otras muchas cosas- es que, como tantas y tantas disciplinas artísticas han hecho también a lo largo de la historia, suele enfrentarte cara a cara con tus prejuicios. A cara de perro. Y así es como de ser el elemento principal del "uniforme" de turista, por insistir con el mismo ejemplo, pasas a ver cómo las llevan referentes como David Beckham , influencers como André Hamann y te empiezan a gustar tanto que te planteas, aunque no te atrevas, si llevarlas hasta con calcetines.

Cuestión de estilo

Hoy en día, como habrás podido comprobar si has seguido las tendencias del verano, la sandalia masculina es un calzado estrella , totalmente alejado de lo residual. La única incoherencia, que desgraciadamente no es poca, es que los cuatro estilos que más se llevan en la pasarela y por ende los que son más estilosos, son precisamente los que menos se ven en la calle. Ni las tipo menorquinas, elegantes, sutiles, delicadas y tan nuestras; ni las sandalias cerradas con tiras de cuero, gruesas o estrechas, que juegan con distintas disposiciones de las mismas haciendo al mismo tiempo una función práctica y otra estética; ni las de pala ancha, generalmente en cuero, que cubren casi todo el empeine; ni por supuesto las ugly sandals, esos diseños supercómodos que se caracterizan por la hebilla que abrocha la doble tira gruesa sobre el empeine que las caracteriza. Ninguna de las cuatro se ve a menudo.

En cambio, chanclas de dedo o flip flop las hay para dar y regalar. Incluso cuando la ola más cercana que surfear está a 400 kilómetros de distancia. Pero como este es un alegato en positivo, corremos un tupido velo sobre estas últimas y nos quedamos con cualquiera de esos cuatro estilos que precisamente tienen menos adeptos. Son ellas y no las otras las que refuerzan el argumento de que las sandalias son la alternativa ideal para el final del verano y el comienzo del otoño.

Un juego de contradicciones

Para llevarlas durante dicho período, justo con “la vuelta al cole”, evidentemente hay que combinarlas con alguna prenda de entretiempo . Ese juego de contradicciones que produce, por ejemplo, una sandalia con una sudadera, tiene un atractivo enorme si se sabe equilibrar y construir en base a las tendencias del momento. Las de este 2020 que mejor funciona con este calzado, sin duda alguna, son los pantalones holgados. Ya sean apoyados sobre el empeine, cortados justo después del tobillo y hasta bermudas si el clima donde resides te permite apurarlas ya bien entrado septiembre, pero siempre relajados. Y no solo los vaqueros; también, más si cabe de hecho, los pantalones de pinzas.

Con una camiseta básica por dentro y un cinturón de cuero clásico, o reciclando tu camiseta de manga corta favorita del verano, tienes un look de entretiempo digno de todas las alabanzas . Y bien podrías rematarlo con un bolso cruzado masculino, pero ya no vamos a hacerte pensar por esta vez. De eso hablaremos en otro momento, que el otoño invierno es muy largo.

Que hace más frío, añade una blazer, también recta y ancha, relajada, que puede ser incluso cruzada, por qué no. Que es el típico día en el que la oscilación térmica es brutal, diseña un outfit por capas sobre unas sandalias con calcetines, unas bermudas y una chaqueta de entretiempo. Remátalo con un complemento divertido de moda, ideal para la lluvia, como el bucket hat, y tendrás otro look, en este caso informal, perfecto. Y encima con la ventaja extra de que si abre el día te podrás quitar los calcetines en un visto y no visto y dejar tus pies al aire.

¿A qué no lo habías pensado nunca desde el prisma de la practicidad? Pues ahí tienes un argumento, más allá del estético, más para apostar por las sandalias en las semanas que dure el entretiempo, que en muchos lugares de España se alarga hasta el puente del Pilar incluso. No nos digas que aunque sea en el fondo de ti no estás empezando a barruntar que quizá estás un poquito de acuerdo con lo que acabas de leer...

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