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La viruela del mono vuelve a ser una emergencia global, ¿qué significa? ¿a qué nos enfrentamos?

Seis claves para entender la nueva alerta de la Organización Mundial de la Salud por un brote que se extiende por el continente africano

Estos son los síntomas más frecuentes de la viruela del mono

Un médico vigila la lesión en la cabeza de un niño con mpox en la provincia de Kivu en la República del Congo REUTERS
Nuria Ramírez de Castro

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Por segunda vez en tres años, la Organización Mundial de la Salud ha considerado la epidemia por mpox o viruela del mono una emergencia mundial. Lo hizo en julio de 2022 y ahora ha vuelto a lanzar su máxima alerta por un nuevo brote que ha empezado a extenderse desde la República Democrática del Congo (RDC) a una docena de países vecinos. ¿Debemos preocuparnos? ¿Cómo nos afecta? He aquí seis claves para entender las implicaciones de la declaración.

 

¿Por qué ahora?

El virus de mpox no ha dejado de circular en Occidente desde que se declaró el brote epidémico de 2022. Entonces afectó a casi 100.000 personas de 116 países y se cobró la vida de unas 200 personas. La mayoría de casos se documentaron en hombres y mujeres con prácticas sexuales de riesgo y varones que tenían relaciones con otros hombres. La vacunación contuvo el brote y se retiró la emergencia en mayo de 2023. Pero el temor a una nueva variante del virus, más agresiva que la anterior, ha llevado a la Organización Mundial de la Salud a declarar la alerta. Se trata del mayor brote detectado hasta la fecha que está generando mucho sufrimiento en la población más vulnerable de África, como niños y embarazadas. El organismo sanitario de Naciones Unidas cree que «una respuesta internacional coordinada es esencial para detener estos brotes y salvar vidas», como explicó el jueves Tedros Adhanom, director de la OMS.

¿Para qué sirve este mecanismo?

La declaración de emergencia internacional no significa que estemos ante una nueva pandemia como sucedió con el Covid-19. Pero el mecanismo de la OMS lleva aparejadas respuestas de emergencia en países de todo el mundo para frenar su expansión, en virtud del reglamento sanitario internacional. No se trata de una formalidad técnica sino de una verdadera llamada a la acción que pasaría además por un aumento de la producción de vacunas de la viruela humana, la única herramienta que puede frenar su expansión. Tanto en España como en otros países europeos y de Estados Unidos, durante el primer brote se vacunó a la población de mayor riesgo. En la RDC, donde esta enfermedad es endémica desde hace una década, no existe aún un plan de vacunación.

¿Cómo nos puede afectar?

El mundo es global y los virus no entienden de fronteras, pero no todos los países están igual de preparados para afrontar una epidemia. La mejor opción es detener la transmisión lo antes posibleen el lugar de origen. «En España no debemos alarmarnos, aunque sí estar atentos y en alerta. Este tipo de infecciones se están globalizando y solo debemos aprender a reconocerlas para protegernos», tranquiliza María Velasco, portavoz de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (Seimc). La declaración de la Organización Mundial de la Salud es una llamada para dotar de recursos a los países afectados para contener su expansión y también para fomentar la investigación de esta nueva amenaza. «Esto es como un boomerang, lo que no tratamos y controlamos en origen nos va a llegar de alguna manera u otra», explica Velasco.

La decisión de la OMS también llevará aparejadas medidas en Europa. Tras la declaración de alerta internacional, el Comité de Seguridad Sanitaria de la Unión Europea ha convocado a los países miembros el próximo día 19 de agosto para poner en común y discutir las actuaciones que se deriven de la alerta.

¿La amenaza ahora es mayor?

Al menos, inquieta. La mutación que se está extendiendo en el continente africano se transmite con más facilidad y tiene una mayor tasa de letalidad. Clásicamente, se considera que existen dos variantes de la viruela del mono: la más grave, que lleva diez años circulando por la cuenca del Congo que es del grupo filogenético clado 1; y la menos agresiva, del clado 2, que circula por África Occidental. Esta última, la más leve, es la que sigue circulando por Europa y en España y es la que causó el brote en 2022. La que ahora se extiende como la pólvora en el continente africano es una mutación de la cepa más grave, el clado 1b, con una mortalidad del 3 por ciento. Una de las cosas que más ha llamado la atención de la organización sanitaria es que esta cepa se transmite con facilidad por contacto sexual, pero falta mucha investigación. Según la OMS, podría no tratarse de un único brote de un clado, sino de varios en países diferentes con modos de transmisión y niveles de riesgo diferentes. Y esto es lo que aún se necesita averiguar y para lo que Naciones Unidas pide ayuda.

¿Funcionan las vacunas?

No existe una vacuna específica para mpox. Se utiliza como recurso la vacuna de la viruela humana, un fármaco que salió de las campañas de vacunación de los países en 1980 tras la erradicación de la enfermedad. Esta vacuna no está diseñada específicamente, pero las personas inmunizadas contra la viruela humana están protegidas, por eso la mayoría de los casos se han visto en personas de más de 40 años. La vacuna tradicional se utiliza en dos dosis, como prevención y también en caso de exposición. Solo dos farmacéuticas las fabrican. Se necesitarían diez millones para la población africana. Hay medio millón en reserva y otras 2,4 millones podrían ser fabricadas hasta final del año. Además, la OMS está en contacto con países que tienen reservas para recibir donaciones

¿Cómo son los síntomas?

Los síntomas de este nueva cepa son similares a los del primer brote. La infección puede producir fiebre, dolor de cabeza, síntomas respiratorios, dolores musculares y la inflamación de los nódulos linfáticos. Esto último es un síntoma particular de la viruela del mono. A los tres días de la aparición de la fiebre, empiezan a aparecer erupciones. Primero en la cara y luego se generalizan por las manos, los pies, el tórax, la boca o los genitales. Para contagiarse se necesita un contacto prolongado con el contacto con fluidos corporales, saliva o en contacto con el líquido que se desprende de las lesiones de la piel. Estas empiezan con máculas, evolucionan a vesículas y luego se convierten en pústulas.

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