Las 10 ventajas de que tus hijos crezcan con un animal en la familia: «Los acompañarán toda la vida»
Educarse junto a un animal de compañía puede ser una de las experiencias más valiosas para un joven
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Educarse junto a un animal de compañía puede ser una de las experiencias más valiosas para un joven. Como ya hemos comentado en anteriores ocasiones a cada edad corresponde un grado de responsabilidad. La relación con la mascota debe ser gradual, tanto para el niño ... como al animal, sea la más adecuada.
«De esta relación no solo aprenden sobre responsabilidad y cuidado; sino que también desarrollan una empatía y sensibilidad única que los acompañarán toda la vida», comenta a ABC Mascotas Ana Ramírez, directora técnica veterinaria de Kivet. Según ella este es «un proceso de crecimiento mutuo que fomenta la comprensión y el respeto por todos los seres vivos».
En palabras de Ana Ramírez, «Perros, gatos, aves, reptiles, roedores y peces, todos ellos, a pesar de tener un ADN tan diferente, tienen un aspecto muy importante en común y es por encima de todo la multitud de beneficios que aporta al desarrollo del niño, tanto a nivel personal como social, hasta que este llega a la edad adulta... y es que las ventajas que estos animales ofrecen son múltiples. Las más destacadas son estás diez que aquí enumeramos.
Las 10 ventajas de crecer con un animal
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1
Cuidar de un animal enseña a ser responsables y matentos a las necesidades de otro ser vivo.
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2
Empatía: Enseña a aprender a entender y respetar a un animal fomenta la empatía y la sensibilidad hacia los demá
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3
Diversión sin pantallas: Jugar y pasar tiempo con animales ofrece una fuente constante de alegría y entretenimiento, alejados de los dispositivos móviles.
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4
Compañía constante: La presencia de un animal puede aliviar la soledad y proporcionar una amistad incondicional.
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5
Reducción del estrés: La interacción con animales ha demostrado reducir el estrés y la ansiedad.
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6
Aumento de la actividad física: Pasear y jugar con animales fomenta un estilo de vida activo y saludable.
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7
Desarrollo de habilidades sociales: Interactuar con animales y otras personas que los cuidan mejora las habilidades sociales.
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8
Estimulación intelectual: Aprender sobre las necesidades y comportamientos de los animales estimula la curiosidad y el aprendizaje.
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9
Paciencia y cuidado: Cada animal tiene sus propias necesidades, enseñando la importancia de la paciencia y el cuidado.
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10
Amor incondicional: Los animales ofrecen una forma de amor y lealtad que es inigualable, creando fuertes vínculos emocionales.
Responsabilidad paso a paso
Lo primero que tienen que tener en cuenta los niños es que las mascotas no son un juguete y que no es un capricho esporádico. Adoptar un animal requiere de una profunda reflexión en la que debe estar implicada toda la familia, incluidos los más pequeños. Cuidar de una mascota contribuye en el desarrollo educativo y social de los niños y los obliga a asumir responsabilidades.
Aunque el cuidado principal de la mascota corresponda a los adultos, se puede empezar pidiéndoles colaboración en las distintas tareas cotidianas, que pueden ir desde cambiarle el agua a limpiarle la arena o acompañarlos en sus paseos por el parque. Prácticamente todos los niños en algún momento han incluido la petición de una mascota en su lista de regalos.
Tener una mascota es una decisión que hay que tomar con calma y en la que se debe involucrar a todos los miembros de la familia, ya que es importante tener en cuenta el estilo de vida de cada casa, el espacio que tendrá el animalito, las condiciones económicas de la familia y el tiempo que se requiere para los cuidados.
Una mascota no es un juguete, sino un ser vivo, y eso conlleva una responsabilidad. Pero los niños también pueden beneficiarse de crecer con animales. En concreto, la compañía de una mascota contribuye en el desarrollo educativo, emocional y social de los niños (por ejemplo, ayudan a aquellos niños con déficit de atención e hiperactividad a centrar su atención); los obliga a asumir responsabilidades, facilita su comunicación y a aprender valores como el respeto por los demás.
Primera lección: es un ser vivo
Lo primero que hay que explicar al niño es que una mascota es un ser vivo y hay que respetar su espacio y su personalidad y, sobre todo, los momentos de descanso y comida Hay que tener claro que el cuidado de la mascota no se les puede delegar por completo a los más pequeños de la casa; el responsable es el adulto. «Sin embargo, en función de su edad, pueden ir asumiendo poco a poco algunas responsabilidades», explican los veterinarios.
Se puede empezar pidiéndoles colaboración para ciertas tareas cotidianas, como proporcionarles comida, cambiarles el agua, cepillar su pelo y, en el caso de los gatos, también pueden ayudar a limpiar su arenero, siempre con supervisión de un adulto. Esto último, además, puede ser de mucha ayuda para explicar a los más pequeños la importancia de cuidar el medio ambiente.
Niveles de responsabilidad según la edad
Si nuestro hijo pide una mascota hay que pensarlo bien y actuar de manera consecuente. No hay que ceder a su capricho si cree que después no lo va a atender como debe ser. Esa es una de las causas de que muchas mascotas acaban abandonadas... y en este caso no solo nos referimos a perros o gatos; sino también pequeños roedores, tortugas e incluso pájaros. Aquí ponemos unas recomendaciones respecto a la edad en que nuestro hijo puede empezar a tener una mascota, repito con responsabilidad y siempre con la supervisión de un adulto.
-A partir de los cinco años puede encargarse de aquellas mascotas que no requieren demasiadas atenciones como: tortuga, un pez, hámster, conejo o cobaya. Podrán encargarse de su comida y su bebida (el adulto debe recordárselo hasta que lo haga una costumbre). También puede participar en la limpieza de la jaula, pecera o terrario. Eso si también deben saber que los animalillos necesitan tranquilidad y no tienen que estar todo el tiempo cogiéndolos. Ellos tienen su intimidad.
-Entre los seis y siete años un gato puede ser también una mascota apropiada , pero en el caso de los perros es mejor esperar al menos hasta los 10 años, ya que además de alimentarlos y jugar con ellos, tendrán también que sacarlos a pasear. En este caso hay que tener en cuenta además el tamaño del can, que debe ser proporcional a la fuerza del niño para que sea capaz de controlarlo en todo momento.
-Además de la edad, debes pensar en la personalidad del niño y su grado de responsabilidad, no todos los niños de 10 años son lo suficientemente maduros para cuidar de un perro o un gato. En el caso de un perro, deberemos acompañarle durante los primeros paseos hasta que tengamos la seguridad de que puede hacerlo solo.
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