La tutora de Saray, la niña que intentó suicidarse, a sus padres: «Aquí el 'bullying' ni se ha visto ni se verá»

La familia de la menor de 10 años que se arrojó al vacío el pasado viernes muestra cómo su colegio en Zaragoza soslayó las alertas

Una niña de 10 años víctima de 'bullying' se intenta quitar la vida en el segundo día de vuelta al cole

El acoso escolar repunta con el insulto, los motes y las burlas como principales armas

Saray y su hermano estudian en el colegio concertado Agustín Gericó de Zaragoza efe

Alirio Duque es el tío de Joseph y Saray. Se ha llevado al menor, de 12 años, para cuidarlo unos días en Valencia, donde reside este abogado y evitar así que viva «otra experiencia traumática» como la del viernes, cuando su hermana se tiró ... al vacío desde un tercer piso. 24 horas antes, el día de la vuelta al colegio en Aragón, a su hermano mayor, Saray (de 10 años) le preguntó si él se tiraría por la ventana de su vivienda si fuese un tigre al que estuvieran persiguiendo y solo viera esa escapatoria. Antes ya había cuestionado cuántos metros había hasta el suelo.

Saray no ocultó las señales de alerta. Entre otras pruebas, Katya y Carlos, sus padres, tienen las conversaciones grabadas que muestran cómo dieron señales de alarma a su tutora. En esos audios, que ha podido escuchar ABC, la profesora, en un tono preocupado y nada complaciente con la situación, quiere calmarles y se dirige también a Saray, a través de WhatsApp. Les dice que las muchachas a las que la niña colombiana identifica por sus nombres están siempre peleadas entre ellas, pero que en su clase «el 'bullying' ni se ha visto ni se verá». «A Saray no le hacen 'bullying' ni 'bulan' –continúa la docente y se ofrece a estar vigilante y hablar con el resto de alumnas–. En mi clase se presta mucha atención al acoso, me preocupa más eso que salgan bien preparados en Matemáticas«, les indica con mucha cercanía e intenta tranquilizarlos. En uno de esos audios la niña y la madre han estado llorando previamente.

Pero el caso de Saray ha sobrepasado al centro concertado Agustín Gericó, del barrio zaragozano de San José. El lunes pasado la dirección notificó que lamentaban mucho lo ocurrido, y que no tenían conocimiento de los insultos y vejaciones que estaba sufriendo la niña, que se precipitó al vacío a las 48 horas de regresar a clase y repetir curso. «Estos sucesos nos afectan profundamente, porque se hace todo lo que está en nuestras manos para acompañar a todos los alumnos». El centro pide respeto y prudencia, quiere recuperar «el clima de serenidad» en las aulas y recuerda que desde enero de 2022,« cuando la menor se escolarizó en el centro, el conjunto de profesores y, especialmente su tutora, han velado por su mejor integración, y hemos prestado la ayuda necesaria para que pudiera adaptarse al sistema educativo».

Saray, segunda por la izquierda, en la fila de abajo, sentada junto a su familia, a la que visitaron con sus padres y hermano en Valencia cedida por la familia

Saray entró en el centro a medio curso y «no logró integrarse», reconoce a ABC su tío. «Es una niña frágil, delicada, mientras su hermano es carismático, es echado para adelante, son caracteres distintos y de eso se aprovechan los niños«. La niña tenía la esperanza de no coincidir más en 4º de Primaria con »una banda de cuatro niñas que le mojaban los guantes, le enredaban el pelo, la insultaban llamándola 'sudaca de mierda, colombiana vete a tu país' y le 'botaban la comida' en los recreos«, donde no coincidía con su hermano, también estudiante de este colegio, porque »están separados. Si no, él la hubiese defendido y no se habría repetido«, conviene el tío casado con la hermana de Katya. Su aspecto físico también era motivo de chanza, y la llamaban «bruta» por ser «muy alta», describe la familia.

Una reacción suave

Cuando todo esto se puso en conocimiento del colegio, la tutora trató de arreglar las «cosas» y «rencillas» entre niñas con el diálogo y la mesura. Pero ahora su familia ve esa reacción demasiado blanda. Los padres de Saray buscaron «el mejor colegio para sus hijos», cuando llevaban un año en España, aún sin documentación y con una situación económica vulnerable. Fue el único centro que les pudo asignar dos plazas, cerca de su domicilio en la calle José Pellicer. «Si no funciona el colegio, evidentemente ahora tendrán que salir los dos hermanos del centro», adelantan sus intenciones.

«Le quitaban comida en los recreos, le mojaban los guantes, la instultaban, la vejaban...»

Alirio Duque

Tío de Saray

Su hija ha estado debatiéndose entre la vida y la muerte. Carlos ha tenido que continuar trabajando en una empresa de transportes. Katya, en un geriátrico de Zaragoza como auxiliar. Dicen que nunca antes habían sufrido comentarios racistas en España; tampoco sus cuñados, afirma Duque, con más de veinte años en nuestro país, pero «como emigrantes queremos que se respeten nuestros derechos. Y que la Justicia sea de reparación y no de repetición; que no haya más casos y tratos como el de Saray», cuestiona su tío.

El departamento de Educación del Gobierno aragonés ha abierto el expediente informativo correspondiente al colegio y la Policía Nacional la causa de oficio. La dirección del Agustín Gericó se ha puesto a su disposición para brindar la información necesaria.

En estos momentos Saray se recupera de sus graves lesiones ingresada en el Hospital Universitario Miguel Servet de Zaragoza. «Un milagro«, afirma a este diario su tío. Estuvo dos días en la UCI, el domingo pasó a planta con una rotura de cadera, de tobillo y magulladuras por todo el cuerpo. Pero... «¡viva!», exclama Duque.

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