Tres supervivientes de internados para indígenas reciben al Papa en el aeropuerto de Canadá
Francisco comienza una gira para pedir perdón por el papel de católicos en el genocidio cultural

El Papa Francisco ha bajado del avión papal que le ha llevado este domingo a Canadá usando un montacargas y sin levantarse de la silla de ruedas a causa de la dolorosa lesión de rodilla. El pontífice, sonriente y con buen aspecto a pesar de las diez horas y media de viaje, ha apreciado que, como gesto de concordia, entre los primeros que saludaba en el país hubiera tres ancianos, que vivieron su infancia en internados para niños indígenas.
El Pontífice ha besado conmovido las manos de una anciana superviviente, y ha tomado con respeto y besado un colorido colgante que le ha regalado como bienvenida el Gran Jefe de la Confederación del Tratado de los Seis Pueblos Originarios, quien pasó su infancia en un internado en el que intentaron despojarle de todo rastro indígena. «Camine con nosotros en este nuevo camino que hay que construir», ha rogado al Papa, que le escuchaba con atención.
Horas antes, a bordo del avión, el Papa se ha acercado de pie y con la ayuda de un bastón hasta la zona donde viajaban los 75 periodistas que le acompañan, y les ha pedido que no pierdan de vista que este viaje es una «peregrinación penitencial», y que esa será la clave de lectura de los gestos que cumpla en Canadá.
Nada más bajar del avión, el Papa se ha trasladado a un hangar donde, en lugar de aplausos e himnos nacionales, ha escuchado cómo el silencio se rompía por el poético sonido de unos tambores y un canto de voces rotas de seis indígenas. Francisco ha estado acompañado en todo momento por las dos principales autoridades del país, la representante de la reina de Inglaterra, la gobernadora general de Canadá, Mary Simon, originaria del pueblo de los inuit; y el primer ministro Justin Trudeau, con quienes posteriormente mantuvo un breve encuentro privado.
El pontífice viaja para pedir perdón a las comunidades indígenas por la colaboración de la Iglesia católica con los «internados para civilizar a niños indígenas» abiertos por el gobierno canadiense entre 1886 y hasta 1996. Por allí pasaron unos 150 mil niños, muchos de ellos separados forzosamente de sus familias. Llegaban a los 3 años y se marchaban a los 16. En estos colegios, les forzaban a olvidar sus idiomas, y a abandonar su cultura y sus costumbres. Cuando regresaban a casa, habían perdido el vínculo afectivo con su pueblo y sus padres, quienes a menudo tampoco les reconocían. Un 46% de estos lugares eran gestionados por instituciones católicas.
A bordo del avión, Cristina Cabrejas, vaticanista de la agencia EFE, le ha entregado de parte de «Reporteros Sin Fronteras» el casco que utilizaba el periodista David Beriain en las coberturas más delicadas. Beriain y el cámara Roberto Fraile fueron asesinados en el Parque Nacional de Arli, en Burkina Faso a finales de abril de 2021, mientras realizaban un documental sobre la caza furtiva en este país. Según explican desde RSF, David Beriain era ejemplar y escrupuloso en el uso de material de seguridad durante sus coberturas, y para recordarlo, la productora «93 metros» que él mismo creó junto a su mujer Rosaura Romero, ha donado cascos y chalecos para los periodistas que estén cubriendo la guerra en Ucrania.
Primera petición de perdón
A diferencia de la mayoría de los viajes papales, que comienzan en la capital administrativa del país, Francisco comenzó el viaje en la capital de Alberta, Edmonton, pues en esta provincia canadiense había más internados para niños indígenas que en cualquier otro territorio del país, 25 de un total de 139.
El Papa ha partido del aeropuerto de Fiumicino en Roma a las 9:17 de la mañana. El avión ha tardado más de 10 horas y media en cubrir 8.430 kilómetros, y debido a las 8 horas de diferencia horaria, llegó a Edmonton a las 11 de la mañana hora local. Durante el vuelo, como es tradicional, Francisco ha enviado mensajes de saludo a los seis países que sobrevolaba, Italia, Suiza, Francia, Reino Unido, Islandia, y Dinamarca (Groenlandia). Tras los breves saludos en el aeropuerto, se trasladó inmediatamente al seminario local, donde se alojará hasta el miércoles, cuando viaje a Quebec, donde descansó el resto de la jornada.
Este lunes se desplazará a primera hora a la zona de Maskwacis, a 70 km de la ciudad, sede de varias reservas indígenas. Allí tendrá el primer encuentro oficial para pedir perdón. Comenzará con una visita a un cementerio en el que están enterrados alumnos de los antiguos internados para indígenas. Como vivían hacinados y con precarias condiciones higiénicas, los brotes de tuberculosis y viruela fueron letales. En algunos casos, no se avisaba a las familias del fallecimiento de los menores y el cadáver se enterraba en el cementerio junto a la escuela.
También este lunes mantendrá un encuentro con ancianos de los tres grandes grupos indígenas: «first nations» o «primeras naciones», en referencia a quienes vivían allí antes de la llegada de exploradores europeos, «métis», que son las descendientes de las poblaciones mestizas surgidas en torno al siglo XVII; e «inuit», originarios de la zona ártica.
Por la tarde, visitará la parroquia principal de Edmonton que atiende a los indígenas, decorada con obras de arte sacra con motivos locales. El templo se incendió en 2020 a causa de un terrible despiste y acaba de ser restaurado.
El Papa no escondió las molestias de rodilla, especialmente cuando intentaba entrar en el coche. Para evitar que empeore la lesión, los organizadores han dispuesto todo de modo que deba caminar sólo pocos pasos y que las ceremonias no duren más de 90 minutos. Veremos este lunes si lo han conseguido de veras.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete